En una entrevista concedida a Fox News, el cardenal Raymond Leo Burke recordó que los políticos abortistas
"no pueden acercarse a recibir la comunión porque no están en comunión
con Cristo". Y decirles esto "no es un castigo": "Realmente, es hacerles un favor decirles 'No comulguéis', porque si comulgan, cometen un sacrilegio".
La advertencia parece tener un destinatario principal: Joe Biden, ex vicepresidente de Estados Unidos con Barack Obama
y favorito a la nominación demócrata para las elecciones de 2020. Tras
liderar consistentemente las encuestas en las semanas previas a los
primeros debates televisados entre los aspirantes, Biden salió de ellos
reforzado y consolidando su ventaja demoscópica.
Aunque es católico y estando en la Casa Blanca llegó a dar ruedas de
prensa con la frente manchada en Miércoles de Ceniza, Biden, que siempre
fue proabortista, ha radicalizado su postura en la línea de todos los políticos de su partido. En el debate de Detroit del 1 de agosto, presionado por Kamala Harris (quien
afirmó que no se podía ser candidato demócrata sin comprometerse a su
financiación pública), proclamó enfáticamente: "Apoyo el derecho de la
mujer a elegir [la vida o la muerte de su hijo], apoyo que es un derecho
constitucional, lo he apoyado y continuaré apoyándolo y actuaré como presidente para que el Congreso establezca que eso es la ley".
En febrero de 2004, cuando era arzobispo de St Louis (Missouri),
Burke recordó esa prohibición de comulgar cuando el entonces candidato
demócrata John Kerry, católico y también proabortista (finalmente derrotado por George Bush Jr), hacía campaña en su diócesis.
El cardenal Burke lamentó la confusión que introducen este tipo de
políticos respecto a la posición de la Iglesia: "Dirigentes no católicos
del gobierno de esta nación me han dicho que estaban seguros de que la
enseñanza de la Iglesia sobre el aborto y sobre el llamado matrimonio
del mismo sexo y otros temas había cambiado porque muchos católicos en
el Capitolio apoyan habitualmente este tipo de leyes. ¡Y eso es un escándalo!".
"Hay muchos y excelentes sacerdotes jóvenes"
Respecto a la situación en la Iglesia, Burke, uno de los cuatro firmantes de las Dubia [Dudas] sobre la exhortación apostólica Amoris Laetitia, negó ser "enemigo del Papa": "Nada más lejos de la verdad. Nunca he hablado contra el Papa Francisco ni de forma irrespetuosa sobre él". Pero sí afirmó que "la Iglesia se encuentra en un estado de gran agitación y de tremenda confusión. Y el fruto es la división".
Al respecto de los casos de abuso, reconoció que con ellos la Iglesia
ha perdido "credibilidad" y "confianza", y rechazó las críticas por
haberlos vinculado con prácticas homosexuales, porque solo ha afirmado
lo que ha visto al investigarlos: "No soy homófobo, pero no puede haber actividad homosexual en el sacerdocio".
El mensaje final del cardenal Burke fue de esperanza: "Cristo es la cabeza de la Iglesia. Cristo no abandona a su Iglesia... Hay muchos y excelentes sacerdotes jóvenes. No temo al futuro".
ReligiónenLibertad