
-¿Qué ha pasado esta pasada semana en Medjugorje?
- Se ha celebrado el Encuentro de Jóvenes de Medjugorje, un evento
que se viene celebrando desde 1989 ininterrumpidamente, y que congrega cada año a decenas de miles de peregrinos de todo el mundo.
-Por contextualizar, ¿qué es exactamente este encuentro de Jóvenes?
-Fundamentalmente un encuentro testimonial y de oración. Durante cinco días se suceden los testimonios de vida cristiana, generalmente relacionados con la espiritualidad de Medjugorje, y los actos litúrgicos y de oración. Tiene una historia muy bonita en sus inicios.

-¿Cuál es esa historia?
- Pues que en realidad el Festival de Jóvenes de Medjugorje fue una
idea del padre Salvo Barbaric, un franciscano croata que se sacó esta
actividad de la manga para hacer algo diferente con los jóvenes de la
parroquia durante el largo verano. El primer año, en 1989, se reunieron
unos 30 jóvenes de la parroquia con 4 frailes. Se reunían en un salón
parroquial, por supuesto no en la explanada, como ahora, y cantaban
alabanzas, oraban juntos, compartían testimonios de fe, celebraban los
Sacramento y adoraban la Eucaristía. Se da la circunstancia que el padre
Salvo Barbaric ya en 1989 estaba suspendido a divinis por el
obispo de Mostar. Falleció en 2000 aún suspendido, en medio de un
inmenso dolor por una situación tan injusta e inmerecida. Pero lo que hoy admira todo el mundo, es un fruto de su oración, de su entrega y de su vida.
Él jamás pensó que un día vendrían a celebrar su Festival miles de
jóvenes de todo el mundo, cardenales y obispos, como ha sucedido este
año, pero la historia de nuestra Iglesia nos cuenta que así ha sido la
vida de muchos santos.
-¿Es como una JMJ?
-Es diferente. Ambas experiencias son muy recomendables, por supuesto. Pero Medjugorje es una gracia especial, más allá del Festival de Jóvenes.
Es inexplicable, aunque yo siempre digo lo mismo: lo que he vivido
aquí, en Medjugorje, especialmente en el Festival de Jóvenes, no lo he
visto ni vivido nunca en otro lugar: ni en Roma, ni en Tierra Santa, ni
en una JMJ, ni en el Camino de Santiago… es algo parecido a lo que
debieron vivir los coetáneos de Bernadette en Lourdes en los tiempos de
las apariciones, o en Fátima con Lucia, Jacinta y Francisco. Es una
experiencia mística compartida.
-Da la sensación de que Roma ha levantado el
brazo respecto a Medjugorje. ¿Qué ha pasado para que la semana pasada
hayan presidido las celebraciones cardenales, nuncios o el Presidente
del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización?
- Todo viene de que el Papa ha permitido las peregrinaciones
oficiales, que no solo las privadas, de la Iglesia. Hasta hoy nadie
tenía prohibido peregrinar a Medjugorje y participar de lo que allí se
vive a título personal. Esto es importante aclararlo porque en
demasiadas ocasiones se ha confundido al pueblo. Nunca jamás ha estado
prohibido ir a Medjuogorje por nadie, ni creer en las apariciones que,
no se puede negar, es el primer motivo que lleva a alguien a ir a
Medjugorje. Lo que ha permitido el Papa es que cualquier realidad de
la Iglesia, parroquias, movimientos, diócesis, congregaciones, colegios…
organicen sus peregrinaciones, con su sello personal, con su nombre.
- Monseñor Enrik Hoser, el visitador apostólico
del Papa en Medjugorje, dijo la semana pasada allí que “el Papa ha
abierto las grandes puertas de Medjugorje”. ¿Qué significa esto?
-Leí las declaraciones del Monseñor Hoser y he de decir que discrepo
en la forma, que no en el contenido. Entiendo lo que quiere decir, pero
no es verdad que el Papa haya abierto las puertas de Medjugorje. El Papa, en todo caso, ha confirmado que están abiertas, y no las ha cerrado, que podía haberlo hecho.
Pero las puertas de Medjugorje las han abierto, en primer lugar, Dios,
que en su Divina Voluntad ha regalado a este mundo en este tiempo una
gracia inimaginable para el hombre de hoy y su Iglesia.
En segundo lugar, la Virgen María, que con su presencia mística y
real, no imaginada, ha obrado millones de milagros en millones de
corazones durante estos 38 años ya, como sucedió antes en otros lugares
como Fátima o Lourdes. Pequeños milagros inexplicables en el corazón
de las personas que, sin verla a ella, sin participar de las apariciones
como lo hacen los videntes, sí que han vivido la transformación
interior de la conversión, el don del encuentro personal que todo lo cambia con Cristo y con su Iglesia.
En tercer lugar, las puertas de Medjugorje las abrieron los videntes,
unos niños y adolescentes que se enfrentaron a un régimen comunista y a
sus amenazas de muerte, de cárcel y a sus torturas físicas y
psicológicas. En cuarto lugar, las puertas de Medjugorje las abrieron los franciscanos, empezando por el Padre Jozo Zovko,
quien fuera el párroco de Medjugorje en el inicio de las apariciones,
en 1981, quien sufrió cárcel y torturas físicas muy crueles por los
eventos de Medjugorje, un mártir que no llegaron a matar, un confesor de
la fe, al que, por cierto, mantienen alejado de Medjugorje. En quinto
lugar, los millones, digo millones de peregrinos que desde 1981 han
visitado Medjugorje respondiendo a una llamada, una inquietud interior
absolutamente inexplicable y tantas veces incomprensible, que al volver a
sus casas se han encontrado el rechazo y hasta la hostilidad de sus
familias, amigos y parroquias o movimientos, manteniendo con mucho dolor
lo que aprendieron en Medjugorje: la oración, los sacramentos, la
Biblia, el ayuno… Y ahora ya, en sexto lugar y 38 años después, ha
llegado la Curia.

- ¿Por qué crees que el Vaticano, con participación directa del Papa, mira con ahora con buenos ojos Medjugorje?
- Roma lo ha hecho perfectamente bien. Es un tema complejo, difícil. Por un lado, estaban los millones de testimonios de fe que hablaban de los buenos frutos de Medjugorje. Por otro, la oposición casi irracional del obispo de la Diócesis. En mi libro Medjugorje
explico el origen del conflicto entre el clero diocesano y el clero
franciscano en Bosnia y Herzegovina, un conflicto que tiene más de 100
años de historia y que no es por Medjugorje. Pero el clero diocesano usó
Medjugorje como arma arrojadiza. Yo creo, en mi opinión, que el obispo
de Mostar, Mons. Rato Peric, personalizó el conflicto. Se equivocó. Y
ahí viene la jugada de Roma.
Para empezar, los estudios e investigaciones, obviamente, no han encontrado fisuras por las que declararar Medjugorje como algo malo.
Por otro, se dieron cuenta de un detalle muy importante. El obispo de
Mostar cumplía 75 años, edad de jubilación de los obispos, en febrero de
2019. Que no estén unidos este hecho de la jubilación del obispo con el
hecho de que se permitan las peregrinaciones y de que vengan a
Medjugorje el vicario del Papa para la Diócesis de Roma, el Nuncio
Apostólico en Bosnia, el Cardenal Arzobispo de Sarajevo y el presidente
del Pontifico Consejo para la Nueva Evangelización, no unir ambos
hechos, como digo, sería de una ingenuidad cómica. En Roma han sido muy
elegantes para dejar que monseñor Rato Peric se jubile y el Papa ha
dejado claro con todos estos enviados que Medjugorje es incuestionable
como realidad de la Iglesia, y, en mi opinión, no tardarán en declarar
Santuario la parroquia de Medjugorje.

-Digamos que, oficialmente no, y además se insiste en ello, pero de
nuevo, no seamos ingenuos. Y es importante dejar clara otra cosa aquí: ninguno
de los millones de peregrinos que desde 1981 han ido a Medjugorje lo
han hecho por el Festival de Jóvenes, o por vivir una experiencia
divertida, o por hacer amigos. Sí, todo eso lo han encontrado
después, pero lo que ha movido a tantísima gente los últimos 38 años han
sido las apariciones de la Virgen María.
-Medjugorje ha sido un evento muy cuestionado los últimos años. ¿Cómo ha vivido usted y los peregrinos este juicio casi diario?
- Medjugorje y sus peregrinos, fieles y hombres de bien, de Iglesia, han sido atacados, insultados y difamados. Yo mismo he llegado a recibir llamadas de sacerdotes haciendo un abuso de su autoridad sobre mi trabajo sobre Medjugorje.
No pasa nada, porque uno tiene la conciencia tranquila y está bien
dirigido y acompañado espiritualmente, pero he visto cosas feas, muy
feas y desagradables. Ten en cuenta que ha habido diócesis que han
emitido prohibiciones sobre actividades relacionadas que Roma permitía.
Una barbaridad.
-Usted es uno de los máximos divulgadores de los
eventos de Medjugorje en España, de los que más lo ha estudiado y
conocido. ¿Qué piensa ahora que parece que Roma confirma que, al menos,
no hacían mal a nadie contando lo que allí pasaba?
- “Medjugorje no se conoce leyendo libros ni discutiendo sobre si es mentira o verdad; Medjugorje se conoce rezado de rodillas”.
Me lo dijo fray Ljubo Kurtovic, en 2007, un fraile de la parroquia que
hoy da clases de Teología en Zagreb. Y es verdad. Cualquier persona que
reza el Rosario, que lee la Biblia a diario y la medita, que procura ir a
Misa más allá de los domingos, que ayuna y se sacrifica… ese es el que
sabe y conoce sobre Medjugorje, incluso aunque no haya venido. Yo solo
soy una persona que tuvo la inmensa suerte, el inmenso regalo, de que me
enviaron aquí a trabajar. No había otro más inútil en la empresa en la
que trabajaba, al que encargar venir aquí y hacer cuatro fotos. Por eso,
mi alegría no viene de lo que diga o no nadie, sino de la inmensa
experiencia del amor de Dios y de su Misericordia, de su Providencia,
que he vivido aquí y aún vivo en mi casa y con mi familia. Por eso,
recomiendo a todo el mundo a dejar de hacerse preguntas sobre Medjugorje
y darle esa oportunidad a la Virgen María de enseñarles a ver las cosas
de la vida con su mirada de aquí, de Medjugorje. Que no teman, ella les
sorprenderá.
- Como he dicho, declarar santuario la parroquia. Supongo que,
como en Fátima, se construirá un templo mayor. Es obvio que la
parroquia de Santiago se ha quedado muy pequeña. Después, para evitar el
problema que ha sucedido por el conflicto de la Iglesia en Bosnia,
sacarán Medjugorje de la jurisdicción de la diócesis de Mostar, y
crearán un vicariato o alguna figura así, algo parecido a lo que sucede
en Asís.
- ¿Y el reconocimiento de las apariciones?
- Bueno, el Papa ya dijo que la Comisión de Investigación sobre
Medjugorje daba por verdaderas las apariciones de los primeros 8 días,
por lo que oficiosamente ya se puede decir que en Medjugorje se apareció la Virgen.
Pero una confirmación oficial yo espero y deseo que no lo lleguemos a
ver en vida ninguno de nosotros. A mí me gustaría que Medjugorje se
mantenga lo más sencillo posible, lo más cercano a lo que hemos conocido
esto cuando no era casi nada para nadie… Yo solo espero, de verdad, que
no toquen demasiado, que no intenten ahora inventar nada, porque
Medjugorje funciona. Es un lugar de oración, de conversión, de paz, de vivencia muy sencilla
y al mismo tiempo profunda de los sacramentos y del encuentro personal
con Dios. Yo solo pido a la curia que venga con humildad a aprender, y
no a enseñar. Los franciscanos han sido auténticos maestros de cómo
vivir esta espiritualidad.
Los videntes han sido lo suficientemente obedientes como para decir
solo lo que la Virgen les decía que dijeran, ni una coma más ni una
menos. Medjugorje no necesita mucho más. En realidad no necesita nada
más. No lo ha necesitado nunca, pues que, en la medida de lo posible, lo
dejen como está.
Artículo publicado originalmente en Cari Filii.
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