• Vuelve la “Colecta pro Terra Sancta”, la iniciativa con la que la Iglesia recolecta las ofrendas para ayudar a los Santos Lugares
“Comunión y solidaridad con la Iglesia de Jerusalén”: es el título de la carta que el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal Leonardo Sandri, dirigió este pasado 6 de marzo, Miércoles de Ceniza, a los obispos para estimular la caridad de las Iglesias de todo el mundo.

“El camino cuaresmal nos invita a todos nosotros a volver a los lugares y acontecimientos que han cambiado el curso de la historia de la humanidad y la existencia personal de cada uno de nosotros: son los lugares y los acontecimientos que nos transmiten la memoria viva de todo aquello que el Hijo de Dios encarnado ha dicho, realizado y sufrido por nuestra redención”, comienza recordando el cardenal Sandri en la misiva. Y reviviendo los misterios de nuestra salvación “pensamos con mayor intensidad en los hermanos y hermanas que viven y testimonian la fe en Cristo, muerto y resucitado en Tierra Santa, expresándoles también nuestra solidaridad en la caridad” – agrega.

Recorriendo las diversas etapas de la Pasión de Cristo, que revivimos en la Semana Santa, “centro de todo el año litúrgico” y que inicia “en Betfagé, con la entrada de Jesús en Jerusalén” , el purpurado recuerda que Cristo resucitado “con su luz acaricia nuestros ojos y nuestros corazones, invitándonos a mirar adentro de la historia del mundo y de la historia personal de cada uno de nosotros”.

Salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los demás

En la carta, el Prefecto recuerda las palabras del Papa Francisco en su primera Audiencia general, el 27 de marzo de 2013, cuando hablando a los peregrinos afirmaba: “vivir la Semana Santa siguiendo a Jesús quiere decir aprender a salir de nosotros mismos (…) para ir al encuentro de los demás, para ir hacia las periferias de la existencia, movernos nosotros en primer lugar hacia nuestros hermanos y nuestras hermanas”.

Una ocasión para recordar los problemas de Oriente Medio

Con ocasión de la Colecta para Tierra Santa, el cardenal Sandri recuerda además al primer Sucesor del Apóstol Pedro que peregrinó a la tierra de Jesús, el Papa Pablo VI, quien también instituyó la Colecta con la Exhortación Apostólica Nobis in animo, en 1974: “La Iglesia de Jerusalén (…) ocupa un lugar de predilección en la solicitud de la Santa Sede y en las preocupaciones de todo el mundo cristiano…”, señalaba el Papa Santo, precisando que dicha atención era “requerida principalmente por los graves problemas de orden religioso, político y social allí existentes”.

Tierra de gente que deja la propia tierra

“Todavía hoy el Medio Oriente asiste a un proceso que ha herido las relaciones entre los pueblos de la región, creando una tal situación de injusticia que esperar la paz resulta casi temerario” subraya el purpurado, aprovechando la oportunidad para citar la oración del Papa Francisco con los Jefes de las Iglesias Orientales del 7 de julio 2018 en la ciudad de Bari. Ocasión en la que el Pontífice habló de “guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abandono” que se han ido concentrado en la región “en medio del silencio de tantos” y  que ha llevado a que Oriente Medio se haya vuelto “una tierra de gente que deja la propia tierra” con el riesgo de la extinción de la presencia de cristianos, “desfigurando el mismo rostro de la región, porque un Oriente Medio sin cristianos no sería Oriente Medio”.

La Iglesia en acción por Tierra Santa

Ante esta situación, la Iglesia “desde hace mucho tiempo atrás no se ha quedado inoperante” afirma el purpurado, citando nuevamente la Nobis in animo de San Pablo VI: “Es necesario que los cristianos de todo el mundo se muestren generosos, haciendo llegar a la Iglesia de Jerusalén la caridad de sus oraciones, el calor de su ánimo favorable y el signo tangible de su solidaridad”.

“Tengo la alegría de transmitirles el vivo agradecimiento del Santo Padre Francisco”, afirma ya en la conclusión el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, no sin antes mencionar una cierta “recuperación del flujo de las peregrinaciones”, fieles “que llegan a Tierra Santa, cada vez más numerosos, desde China, India, Indonesia, Filipinas y Sri Lanka”. Una “vitalidad apostólica” que es  “un signo grande para las comunidades locales” afirma el card. Sandri, “y un estímulo para las de Occidente, a veces tentadas por el desaliento y la resignación en el vivir y testimoniar la fe en lo cotidiano”.

La colecta del año pasado

En el 2018, las ofrendas fueron de 8.633.099.88 euros. Por regla general, la Custodia de Tierra Santa recibe la mayor parte de la recaudación, alrededor de un 65%, mientras que lo que queda a la Congregación para las Iglesias Orientales se utiliza para la formación de los candidatos al sacerdocio, el sustento del clero, la escolarización, la formación cultural y las subvenciones a las diversas circunstancias eclesiásticas de Oriente Medio.

Vínculo entre cristianos del mundo y Tierra Santa

La “Colecta para Tierra Santa” nació de la voluntad de los Papas para mantener un fuerte vínculo entre todos los cristianos del mundo y los Lugares Santos. Tradicionalmente se recoge el Viernes Santo y es la principal fuente de sustento de la vida que tiene lugar en torno a los Santos Lugares; es también el instrumento que la Iglesia se ha dado para apoyar a las comunidades eclesiales de Oriente Medio. En tiempos más recientes, el Papa Pablo VI, a través de la Exhortación Apostólica ‘Nobis in Animo’ (25 de marzo de 1974), dio un impulso decisivo a favor de Tierra Santa.

La Custodia de Tierra Santa, a través de la Colecta, puede sostener y realizar la importante misión a la que está llamada: custodiar los Santos Lugares, las piedras de la memoria y fomentar la presencia cristiana, las piedras vivas de Tierra Santa, a través de muchas actividades de solidaridad, como el mantenimiento de las estructuras pastorales, educativas, asistenciales, sanitarias y sociales.

Los territorios que se benefician en diferentes formas del apoyo de la Colecta son los siguientes: Jerusalén, Palestina, Israel, Jordania, Chipre, Siria, Líbano, Egipto, Etiopía, Eritrea, Turquía, Irán e Irak.

Sigue la carta íntegra del cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales acerca de la Colecta “pro Terra Sancta”, fuente principal de sustento de la vida que se desarrolla alrededor de los Santos Lugares y una breve nota sobre los datos de la misma en 2018.

Carta del Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales

Colecta para la Tierra Santa 2019
6 de Marzo de 2019, Miércoles de Ceniza
Comunión y solidaridad con la Iglesia de Jerusalén
Excelencia Reverendísima:
El camino cuaresmal nos invita a todos nosotros a volver a los lugares y acontecimientos que han cambiado el curso de la historia de la humanidad y la existencia personal de cada uno de nosotros: son los lugares y los acontecimientos que nos transmiten la memoria viva de todo aquello que el Hijo de Dios encarnado ha dicho, realizado y sufrido por nuestra redención.
Centro de todo el año litúrgico es la Semana Santa que inicia en Betfagé, con la entrada de Jesús en Jerusalén. Le seguimos hasta Betania y asistimos a la unción con el perfume de nardo, profecía de su pasión, muerte y resurrección. En el Cenáculo Él se ofrece a sí mismo por nosotros, en el pan y en el vino, y nos lava los pies, enseñándonos con este humilde servicio el mandamiento nuevo del amor. Vivimos en Getsemaní su arresto y le seguimos de lejos con toda nuestra fragilidad, como Pedro, que le reniega. A los pies de la Cruz, con María y el discípulo amado presenciamos su muerte, contemplando su costado traspasado. Colocado, en fin, en el sepulcro –al que acude María Magdalena en la mañana de la Pascua resucita, y con su luz acaricia nuestros ojos y nuestros corazones, invitándonos a mirar adentro de la historia del mundo y de la historia personal de cada uno de nosotros.

Reviviendo los misterios de nuestra salvación, pensamos con mayor intensidad en los hermanos y hermanas que viven y testimonian la fe en Cristo, muerto y resucitado en Tierra Santa, expresándoles también nuestra solidaridad en la caridad. En su primera Audiencia general, el 27 de marzo de 2013, el Papa Francisco recordó a los peregrinos: vivir la Semana Santa siguiendo a Jesús quiere decir aprender a salir de nosotros mismos (…) para ir al encuentro de los demás, para ir hacia las periferias de la existencia, movernos nosotros en primer lugar hacia nuestros hermanos y nuestras hermanas.

Este año, con la ocasión de la Colecta para la Tierra Santa, junto a la invitación del Papa Francisco deseamos escuchar también a San Pablo VI, que quiso ir a Tierra Santa a inicios de enero de 1964, primer Sucesor del Apóstol Pedro que ha realizado esta peregrinación. En la Exhortación Apostólica Nobis in animo, con la que en 1974 instituyó la Colecta, afirma: La Iglesia de Jerusalén (…) ocupa un lugar de predilección en la solicitud de la Santa Sede y en las preocupaciones de todo el mundo cristiano, mientras el interés por los Santos Lugares y en particular por la ciudad de Jerusalén aparece incluso en las más altas asambleas de las Naciones y en las mayores Organizaciones internacionales (…). Tal atención hoy es requerida principalmente por los graves problemas de orden religioso, político y social allí existentes (…).

Todavía hoy el Medio Oriente asiste a un proceso que ha herido las relaciones entre los pueblos de la región, creando una tal situación de injusticia que esperar la paz resulta casi temerario. En Bari, el pasado 7 de julio, al inicio de la oración del Santo Padre con los Jefes de las Iglesias Orientales del Medio Oriente, resonaron estas palabras: Pero sobre esta espléndida región se ha ido concentrando, especialmente en los últimos años, una densa nube de tinieblas: guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abandono, y todo esto en medio del silencio de tantos y la complicidad de muchos. Oriente Medio se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra. Y existe el riesgo de que se extinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas en la fe, desfigurando el mismo rostro de la región, porque un Oriente Medio sin cristianos no sería Oriente Medio.

La Iglesia, como recuerda Pablo VI en la Nobis in animo, desde mucho tiempo atrás, no se ha quedado inoperante: Desde la segunda mitad del siglo pasado hubo un importante aumento de obras pastorales, sociales, caritativas, culturales, en beneficio de la población local sin distinciones y de las comunidades eclesiales en Tierra Santa (…). Para que la comunidad cristiana que vive en Palestina, bimilenaria por su origen y por su permanencia, pueda sobrevivir y, aún más, consolidar la propia presencia de manera activa y obrar al servicio de las otras comunidades con las que debe convivir, es necesario que los cristianos de todo el mundo se muestren generosos, haciendo llegar a la Iglesia de Jerusalén la caridad de sus oraciones, el calor de su ánimo favorable y el signo tangible de su solidaridad.

En el último periodo, asistimos con esperanza a una cierta recuperación del flujo de las peregrinaciones, tocando con la mano el gozo de la fe de tantos fieles que llegan a Tierra Santa, cada vez más numerosos, desde China, India, Indonesia, Filipinas y Sri Lanka: cómo no pensar en el cumplimiento de la profecía evangélica: vendrán de oriente y de occidente, del septentrión y del mediodía, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios? Esa vitalidad apostólica es un signo grande para las comunidades locales, y un estímulo para las de Occidente, a veces tentadas por el desaliento y la resignación en el vivir y testimoniar la fe en lo cotidiano.

A usted, a los sacerdotes, a los religiosos y a los demás fieles que colaboran con empeño en favor del buen resultado de la Colecta, con fidelidad a una obra que la Iglesia pide que sea cumplida por todos sus hijos, según los modos habituales, tengo la alegría de transmitirles el vivo agradecimiento del Santo Padre Francisco. Y, mientras invoco abundantes bendiciones divinas sobre esa Diócesis, expreso mi más fraterno saludo en el Señor Jesús.

Suyo devotísimo
Leonardo Card. Sandri
Prefecto
+ Cyril Vasil’, S.I.
Arzobispo Secretario

Colecta “pro Terra Santa”
La “Colecta para Tierra Santa” nace de la voluntad de los Papas de mantener un fuerte vínculo entre todos los cristianos del mundo y los Santos Lugares. Se hace tradicionalmente el Viernes Santo y es la fuente principal para el sustento de la vida en esa región.  A través de la misma la Custodia de Tierra Santa puede cumplir su misión de  preservar los Santos Lugares (piedras de la memoria) y de fomentar la presencia cristiana, ( piedras vivas de Tierra Santa) a través de numerosas actividades de solidaridad como el mantenimiento de estructuras  pastorales, educativas, asistenciales, sanitarias y sociales.

Los territorios que se benefician de la Colecta son: Jerusalén, Palestina, Israel, Jordania, Chipre, Siria, Líbano, Egipto, Etiopía, Eritrea, Turquía, Irán e Irak.

La Custodia de Tierra Santa recibe la mayor parte de la Colecta y el resto está destinado por la Congregación para las Iglesias Orientales a la  formación de candidatos al sacerdocio, sustento del clero, actividad escolar, formación cultural y subvenciones a las diversas circunscripciones eclesiásticas en el Medio Oriente.

Por cuanto respecta a las subvenciones escolares, la Congregación para las Iglesias Orientales ha decidido este año aumentar la cantidad destinada a la escolarización debido a la llegada a Tierra Santa de miles de niños y niñas procedentes de Siria e Irak. Se financia también la Bethlehem University en la que alrededor de 3.300 jóvenes, en su mayor parte palestinos musulmanes reciben formación humana e intelectual de cara a la construcción de un país donde reinen el respeto mutuo y la dignidad humana. El total de la suma destinado a las subvenciones en este sector es de 3.267.000.00 dólares.

La Congregación contribuye también mediante la  Colecta al sustento de las Iglesias colocadas bajo su jurisdicción: Jerusalén, Jordania, Irak, Líbano, Turquía, Irán, Egipto, Etiopía y Eritrea con una cantidad  de 1.573.500 dólares a la que se suman 15.145 euros.

También hay subvenciones extraordinarias y  de emergencia. El regreso a sus países de los refugiados y desplazados de Irak y Siria que residían en Líbano sigue siendo un tema candente. La Congregación presta una atención especial a las necesidades de estas personas para asegurarles unas condiciones de vida dignas a la vuelta a sus hogares . La suma destinada a este capítulo es 412.500.00 dólares.

En conclusión la Congregación subraya que de los datos se desprende que los gastos son superiores a la recaudación de la Colecta y llama a “una mayor cooperación y a un compromiso generoso de los cristianas de todo el mundo con sus hermanos y hermanas de Tierra Santa”.
Tomado de Vatican News,  María Cecilia Mutual y https://press.vatican.va/
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