La Sexta, canal español de izquierda radical, emitió este domingo en Salvados, el programa que dirige el periodista Jordi Évole, su anunciada entrevista al Papa. Según comentaron ambos al inicio, se centraría en la cuestión de los refugiados, más algún tema añadido. Y así fue.
Pero, aparte de dos referencias a cuestiones de repercusión básicamente nacional
(el barco Open Arms que recoge inmigrantes en el Mediterráneo, y las
concertinas de las vallas que protegen la frontera española), las
respuestas de Francisco no aportaron un contenido sobre los migrantes
distinto del que este mismo sábado manifestó, por ejemplo, en Marruecos, y ha sido constante en sus seis años de pontificado.
Respecto al Open Arms, retenido por la Capitanía Marítima de Barcelona desde el 8 de enero, Francisco afirmó: "Me parece mal".
E incluso quiso dejar claro que el barco estaba en esa situación por
decisión del Gobierno de España y no de las autoridades regionales o
locales: "Me consta que las autoridades de Barcelona están dispuestas a
recibir, acompañar, promover e integrar [a los inmigrantes]. Me consta
porque he hablado con esas personas. Lo del Open Arms me parece una injusticia muy grande. Porque, ¿para qué se hace? ¿Para que se ahoguen?".
Posteriormente, Évole le puso en las manos al Papa unas concertinas,
elemento cortante instalado en las vallas metálicas que separan la
frontera de España con Marruecos en Ceuta y Melilla ante las violentas
avalanchas masivas de inmigrantes subsaharianos, que en ocasiones han
causado lesiones graves a las Fuerzas de Seguridad del Estado. "Es lo más inhumano que hay. Esto demuestra hasta dónde es capaz de descender la humanidad de la persona", dijo en referencia a esas cuchillas.
Por otro lado, entre los aspectos relevantes que citó sobre la inmigración el Papa lamentó el "invierno demográfico grave"
que vive Europa: "Europa se ha ensimismado, no tienen hijos, no reciben
inmigrantes", lamentó, aunque reconoció que estaba "simplificando".
La entrevista prosiguió rehuyendo todo alcance universal, con un cuestionario a la medida de los planteamientos políticos cotidianos de la cadena
y preguntando al Papa por supuestas posturas de los "conservadores" o
los "católicos españoles" para forzar que fuesen reprobadas por el
Pontífice, lo que generalmente sucedió.
Évole no consiguió un pronunciamiento de Francisco sobre la hipotética exhumación del cadáver de Francisco Franco del Valle de los Caídos contra la voluntad de su familia: "No tengo opinión",
dijo, afirmando que de las conversaciones con el Gobierno español se
había ocupado la Secretaría de Estado. Fue el punto de la entrevista en
el que el Papa dio menos pie a repreguntar.
También hablaron de economía y de precariedad laboral. A la pregunta directa de si es "anticapitalista", Francisco respondió claramente que "no", aunque planteó varias críticas al sistema económico apelando a la doctrina social de la Iglesia.
Hacia el final de la entrevista, Évole planteó al Pontífice un caso
de aborto en situación extrema (joven víctima de la trata de mujeres que
es violada y queda embarazada). "Yo la entendería en su desesperación,
pero también sé que no es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema.
Pero tampoco la puedes dejar en la calle", respondió Francisco con
claridad, elogiando los esfuerzos que hacen muchas organizaciones para
apoyar, acompañar y "dignificar" a las madres para evitar que aborten.
El director de Salvados lo replanteó, pero obtuvo una respuesta
idéntica, que luego el Papa le devolvió en forma de pregunta: ¿es lícito
eliminar una vida humana para resolver un problema? "¿Es lícito
alquilar alguien que la elimine? La respuesta es tuya, no es mía" Évole
excusó contestar, en su momento más apurado. Incluso hablando de la
despenalización, y por tercera vez, Francisco devolvió la cuestión: "No
discuto la ley civil de cada país. ¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema? De ahí viene todo lo demás, pero esa es la pregunta básica".
Évole le recordó asimismo sus célebres palabras sobre los
homosexuales ("¿Quién soy yo para juzgar?"), y también en esto Francisco
fue muy claro: "Las tendencias no son pecado. El pecado es activar de pensamiento, palabra u obra una tendencia".
Luego tuvo oportunidad de aclarar la referencia que había hecho en otra
ocasión a que unos padres que descubren en su hijo tendencias
homosexuales podían acudir a un psiquiatra. Explicó que fue la palabra
que se le vino a la cabeza hablando en un idioma que no es el suyo, y la
aclaró expresando que se refería más bien a psicólogos o profesionales que pueden ayudar a saber qué pasa. En todo caso, apeló al "diálogo" intrafamiliar para abordar toda cuestión al respecto. También afirmó en otro momento que "todo niño tiene derecho a tener un padre y una madre", rechazando implícitamente la equiparación entre un matrimonio y una pareja homosexual a efectos de adopción.
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