El Papa Francisco ha continuado este miércoles 13 de febrero con sus
catequesis que analizan el Padrenuestro. Ha señalado que en esta oración
"falta la palabra ‘yo’. Nunca se dice ‘yo’. Y esto porque “no hay
espacio para el individualismo en el diálogo con Dios”, ni “ostentación
de los propios problemas como si fuéramos los únicos que sufren en el
mundo”. Hay una “ausencia del yo” en el Padrenuestro, y la palabra
opuesta al “yo”, no es el “tú”, sino el “nosotros”."
El Pontífice, en su habitual audiencia pública de los miércoles, ha
insistido en que esta oración es un diálogo, “un cruce de miradas entre
dos personas que se aman: Dios y el hombre”.
Francisco recordó una vez más que Jesús quiere que sus discípulos no
sean como los hipócritas que rezan con ostentación, porque la verdadera
oración "es la que se cumple en el secreto de la consciencia y del
corazón, y es visible sólo a Dios”.
"La oración cristiana no es individualista"
«Jesús nos enseña a rezar con el “tú”, y no con el “yo”; porque la
oración cristiana es confidencial pero también es diálogo. En la oración
del Padrenuestro decimos: "Sea santificado tu nombre, venga tu reino,
hágase tu voluntad". Y en la segunda parte pasa al “nosotros”: "danos el
pan de cada día, perdona nuestras deudas, no nos dejes caer en la
tentación, líbranos del mal". La oración cristiana no es individualista,
sino que es un diálogo con Dios, desde y con la comunidad de hermanos y
hermanas».
«El cristiano – dijo su alocución en español, resumida - cuando reza
lleva consigo a las personas y las situaciones que vive, y hace propios
los sentimientos de Jesús, que siente compasión de cuantos encuentra en
su camino. También nosotros cuando rezamos tenemos presentes a aquellas
personas que no buscan a Dios, porque Jesús no ha venido a salvar solo a
los justos, sino a todos».
"¿Cómo está tu corazón? ¿Se marchitó?"
Tras este recordatorio, Francisco invitó a mirar dentro el propio
corazón, remarcando que “si uno no se da cuenta de que hay tanta gente
alrededor que sufre, si no se siente pena por las lágrimas de los
pobres, se está acostumbrado a todo”. Por eso preguntó a los presentes:
“¿cómo está tu corazón? ¿Se marchitó?”. “No, -dijo- peor: es de piedra".
Así, el Santo Padre señaló que en este caso “es bueno implorar al Señor
que nos toque con su Espíritu y ablande nuestro corazón".
Concluyendo la catequesis el Pontífice quiso plasmar esta enseñanza
en los corazones y llamó a hacernos una pregunta: "¿Cuándo rezo, me abro
al grito de tantas personas cercanas y lejanas? ¿O pienso en la oración
como en una especie de anestesia para poder estar más tranquilo?". Y
tras hacer presente que “ese nosotros que Jesús nos enseñó", nos hace
sentir responsables de nuestros hermanos y hermanas, aseguró:
Saludando a los peregrinos de lengua española, Francisco animó a
pensar en cómo es el diálogo con el Señor, y a seguir el ejemplo de
Jesús para rezar de forma concreta, recordando a aquellos que tenemos al
lado y amamos, como también a aquellos que no queremos tanto.
"Necesitamos aprender de Dios que es bueno con todos”, finalizó.
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