Mohamed
bin Rashid, el gobernante de Dubai, y el jeque Mohamed bin Zayed,
heredero de la corona de Abu Dabi, consiguieron las fotos que buscaban:
aparecer como anfitriones en un encuentro entre el gran líder del mundo
católico, el Papa de Roma, y el principal líder académico del Islam
suní, el doctor Ahmad Al Tayeb de la universidad islámica de Al Azhar,
de El Cairo.
El jeque bin Rashid lo explicaba así en su cuenta de Twitter: "Los Emiratos Árabes Unidos hoy han estado orgullosos de hospedar el encuentro histórico entre Su Santidad el Papa Francisco y Su Eminencia el doctor Ahmad Al Tayeb.
Lanzamos el Premio Fraternidad Humana para crear un verdadero diálogo
entre religiones. Los dos símbolos religiosos [refiriéndose a ambos
religiosos] fueron honrados durante la primera edición del Premio".
Por su parte, el Papa Francisco lograba un hito histórico: ser el
primer Papa que visita la península arábiga, y no sólo para un encuentro
protocolario, sino visitando la mezquita de Abu Dabi, el consejo de
Ancianos musulmanes de la mezquita y luego dirigiéndose a una audiencia
internacional que acudía al encuentro sobre Fraternidad Humana.
Y en el documento conjunto que se ha firmado con Al Tayeb, no se habla solo contra el terrorismo y la guerra, sino también se tratan temas bioéticos: "condenamos todas las prácticas que amenazan la vida como el genocidio, los actos terroristas, el desplazamiento forzado, el tráfico de órganos humanos, el aborto y la eutanasia y las políticas que apoyan todo esto", dice el texto:
Palabras del Pontífice en un marco especial
Este lunes, en el contexto arquitectónico del Memorial del Fundador de Abu Dabi
(que homenajea al jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, fundador de los
Emiratos Árabes Unidos), el Papa pudo hacer llegar una serie de ideas
que recogió la prensa mundial y también la prensa en lengua árabe y la
de países musulmanes.
“En nombre de Dios, para salvaguardar la paz, necesitamos entrar
juntos en una misma arca, para navegar los mares tormentosos del mundo:
el arca de la fraternidad", exhortó el Pontífice. "El enemigo de la
fraternidad es el individualismo. Dios quiere que vivamos como hermanos y
hermanas, habitando en la casa común que él nos ha dado. La fraternidad
es una vocación contenida en el plan de Dios. Nadie puede ser amo o
esclavo de los demás. No podemos invocar a Dios, padre de todos, si nos
negamos a comportarnos fraternalmente”, añadió el Papa Francisco.
El Pontífice animó a enfrentarse a la guerra y el armamentismo “con
el poder de la oración y el dulce poder del diálogo”, concluyó el
Papa... bien conocedor de que Emiratos Árabes es un aliado militar de
Arabia Saudí en su guerra en Yemen. El domingo, por la mañana, antes de
emprender el viaje, aprovechó el Ángelus para hacer un llamamiento por los niños de Yemen.
El Gran Imán de Al Azhar pide a los musulmanes que se integren
Por su parte, Al Tayeb, que desde 2010 es Gran Imán de Al Azhar y antes fue Gran Muftí de Egipto, criticó las acciones de los que cometen violencias en nombre de la religión. "Todos hemos estado de acuerdo en que todas las fes son libres de todas las entidades armadas que están causando terror, sea cual sea su fe, doctrina o ideología. Son criminales, asesinos sangrientos y agresores", afirmó.
Por su parte, Al Tayeb, que desde 2010 es Gran Imán de Al Azhar y antes fue Gran Muftí de Egipto, criticó las acciones de los que cometen violencias en nombre de la religión. "Todos hemos estado de acuerdo en que todas las fes son libres de todas las entidades armadas que están causando terror, sea cual sea su fe, doctrina o ideología. Son criminales, asesinos sangrientos y agresores", afirmó.
Al Tayeb vive en Egipto, donde está la mayor minoría cristiana de
Oriente, quizá unos 9 millones de cristianos coptos en un país que puede
tener unos 90 millones de habitantes. El gobierno militar que controla
el país se ha esforzado en proteger a los cristianos y perseguir las
distintas ramas de yihadismo y facciones islámicas radicales. En ese
contexto, Al Tayeb ha pedido a todos los musulmanes proteger a las comunidades cristianas en Oriente Medio.
A los musulmanes de Occidente les ha pedido integrarse en sus sociedades. A los cristianos les ha dicho: "sois parte de esta nación, no sois minorías".
Probablemente, Al Tayeb pensaba más bien en los coptos en Egipto y los
melquitas, maronitas y siríacos en Oriente Medio... y no en la ingente
cantidad de cristianos filipinos, indios y ceilandeses que viven como
inmigrantes en los emiratos petroleros del Golfo Pérsico.
El Papa llegó el domingo por la noche, y durante todo el día ha
contado con la ayuda inestimable de su segundo secretario Yoannis Lahzi
Gaid, sacerdote católico de rito copto que nació en una familia de El
Cairo de 7 hermanos, hace 43 años. El padre Lahzi ha sido el traductor y
asistente del Papa: habla árabe como su lengua materna, y el inglés,
francés e italiano con gran fluidez. Es además experto en el
cristianismo oriental. Los católicos de rito copto en Egipto son una
minoría muy pequeña comparada con los de coptos ortodoxos, apenas unos
175.000.
Tanto el Papa como Al Tayeb firmaron una declaración conjunta llamada "Documento sobre la hermandad humana por la paz mundial y la convivencia común",
a la que la prensa vaticana ha querido dar gran relevancia. Andrea
Tornielli, en News.va, la considera "no solo un hito en las relaciones
entre el cristianismo y el islam, sino que representa también un mensaje con un fuerte impacto en la escena internacional".
Su prefacio asegura que "la fe lleva al creyente a ver en el otro a
un hermano al que apoyar y amar" y que eso invita a "todas las personas
que llevan en el corazón la fe en Dios y fe en la fraternidad humana a
unirse y a trabajar juntos".
El documento comienza con una serie de invocaciones: el Papa y el Gran Imán hablan "en nombre de Dios que creó a todos los seres humanos iguales en derechos, deberes y dignidad",
"en nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar", "en
nombre de los pobres", de "los huérfanos y las viudas, de los
refugiados y los exiliados, de todas las víctimas de las guerras" y "de
las persecuciones". Al-Azhar junto con la Iglesia Católica "declaran adoptar la cultura del diálogo como camino; colaboración común como conducta; conocimiento mutuo como método y criterio".
Los firmantes se exigen, a sí mismos y a los líderes políticos, "comprometerse seriamente a difundir la cultura de la tolerancia, la convivencia y la paz; de intervenir lo antes posible para detener el derramamiento de sangre inocente
y poner fin a las guerras, los conflictos, la degradación ambiental y
el deterioro cultural y moral que vive el mundo actualmente".
Vídeo del acto interreligioso del lunes por la tarde, con sus ponencias
Ni extremismo ateo ni integrismo y fundamentalismo ciego
El texto lamenta "el debilitamiento de los valores espirituales y el sentido de responsabilidad", que lleva a muchos a "caer en el vórtice del extremismo ateo y agnóstico, o en el integrismo religioso,
en el extremismo y en el fundamentalismo ciego». El extremismo
religioso y nacional, junto con la intolerancia «han producido las
señales de una" tercera guerra mundial en pedazos”». Esta expresión de
la "guerra mundial por partes" ha sido usada muchas veces por Francisco
en su pontificado.
El documento parece hacer una alusión a la situación de los niños de
la guerra en Yemen, sin mencionarlos explícitamente, cuando habla de
"crisis letales de las que son víctimas diversos países... Ante estas
crisis que llevan a morir de hambre a millones de niños, ya reducidos a
esqueletos humanos - debido a la pobreza y el hambre - reina un silencio
internacional inaceptable".
El documento tiene también un párrafo sobre temas bioéticos y de
defensa de la vida, señalando que el Creador «nos ha concedido el don de
la vida para cuidarlo. Un don que nadie tiene derecho de eliminar,
amenazar o manipular a su gusto... Por ello, condenamos todas las prácticas que amenazan la vida como el genocidio, los actos terroristas, el desplazamiento forzado, el tráfico de órganos humanos, el aborto y la eutanasia y las políticas que apoyan todo esto».
También declaran «firmemente que las religiones nunca inciten a la guerra y no soliciten sentimientos de odio, hostilidad, extremismo
o llamamiento a la violencia o al derramamiento de sangre. Estas
desventuras son fruto de la desviación de las enseñanzas religiosas,
el uso político de las religiones e incluso de las interpretaciones de
grupos de hombres de religión». Por esta razón «pedimos a todos que
dejen de instrumentalizar las religiones para incitar al odio, la
violencia, el extremismo y el fanatismo ciego y que dejen de usar el
nombre de Dios para justificar actos de asesinato, exilio, terrorismo y
opresión». El Papa y el Gran Imán recuerdan que «Dios, Todopoderoso, no necesita ser defendido por nadie y no quiere que su nombre sea usado para aterrorizar a la gente».
La Declaración atestigua que «la libertad es un derecho de toda
persona: todos disfrutan de la libertad de creencia, pensamiento,
expresión y acción. El pluralismo y la diversidad de religión, color,
sexo, raza y lenguaje son una sabia voluntad divina». Es a partir de la "Sabiduría divina" que «deriva el derecho a la libertad de creencia y la libertad de ser diferente.
Por esta razón, se condena el hecho de obligar a las personas a
adherirse a una determinada religión o cultura, así como a imponer un
estilo de civilización que otros no aceptan».
Hay un párrafo específico que pide proteger los lugares de culto: los
yihadistas llevan ya muchos años atacando con bombas y disparos no solo
iglesias cristianas, sino también mezquitas. «La protección de los
lugares de culto - templos, iglesias y mezquitas - es un deber
garantizado por las religiones, los valores humanos, las leyes y las
convenciones internacionales. Cualquier intento de atacar los lugares de culto o amenazarlos con atentados, explosiones o demoliciones es una desviación de las enseñanzas de las religiones, así como una clara violación del derecho internacional», dice el texto.
La mención de "demoliciones" es importante porque en Egipto y otros
países las autoridades utilizan excusas sobre permisos de construcción
para demoler iglesias.
Es curioso otro punto del documento que afirma que «es necesario comprometerse a establecer en nuestras sociedades el concepto de ciudadanía plena y renunciar al uso discriminatorio del término minorías, que trae consigo las semillas de sentirse aislado y de la inferioridad».
Los obispos de países árabes, como los iraquíes, han insistido a
menudo en que prefieren la protección que da una legislación nacional
general, sobre el concepto nación, que la de "minoría", que ha
demostrado ser poco útil tanto para protegerse como para ejercer
libertades.
"Reconocer el derecho de la mujer a la educación, al trabajo..."
En la Declaración se define "una necesidad indispensable de reconocer
el derecho de la mujer a la educación, al trabajo y al ejercicio de sus
propios derechos políticos. Además, se debe trabajar para liberarla de
presiones históricas y sociales contrarias a los principios de la propia
fe y dignidad. También es necesario protegerla de la explotación... Por
eso se deben detener todas las prácticas inhumanas y las costumbres vulgares que humillan la dignidad de las mujeres y trabajar para cambiar las leyes que impiden a las mujeres disfrutar plenamente de sus derechos».
Después de reafirmar el derecho de los niños a crecer en un ambiente familiar, a la comida y a la educación,
los dos líderes dicen: «Debemos condenar cualquier práctica que viole
la dignidad de los niños o sus derechos. Al igual que es importante
protegerlos ante los peligros a los que están expuestos - especialmente
en el entorno digital - y considerar el tráfico de su inocencia y
cualquier violación de su infancia como un crimen».
Finalmente, «Al-Azhar y la Iglesia Católica exigen que este Documento
sea objeto de investigación y reflexión en todas las escuelas,
universidades e institutos de educación y formación». Y esperan que la
Declaración se convierta en un "símbolo del abrazo entre Oriente y
Occidente, entre el Norte y el Sur».
Han regalado al Papa el permiso que en 1963 entregaba una tierra
como espacio para levantar una iglesia en Abu Dabi, la primera en la
Península Arábiga en muchos siglos
Expertos delegados religiosos durante una semana en Abu Dabi
El Papa ha llegado a Abu Dabi a participar así en la Convención sobre
Fraternidad Global, organizada por las autoridades civiles de Emiratos
Árabes, y en la que participan durante una semana diversos
representantes de religiones y denominaciones cristianas.
Así, allí estaba el obispo copto Julio, de El Cairo, como delegado del Patriarca Teodoro de la Iglesia Copta. También acudió el pastor luterano noruego Olav Fykse Tveit, representando al Consejo Mundial de las Iglesias
(entidad que engloba protestantes y ortodoxos, pero no a la Iglesia
Católica). Representando al mundo evangélico norteamericano estaba Bob Roberts, fundador de la iglesia NorthWood en Texas, crítico con la islamofobia. Su iglesia ha colaborado con ayuda educativa en Afganistán.
El representante católico en este encuentro de una semana ha sido el cardenal libanés Bechara Rai, Patriarca de los católicos maronitas, que son aproximadamente 3,5 millones, la mayoría en Líbano.
Entre los delegados no cristianos estaban el hindú Swami Brahmavihari, el rabino norteamericano Marc Schneier, la presidenta de la asociación budista japonesa Rissho Kosei-Kaithe, llamada Kosho Niwano, y como experto musulmán el Gran Muftí de Tunez, Othman Battikh, que desde 2015 es también el ministro de asuntos religiosos del país.
La iglesia de los Emiratos, simbolizada en la misa
El Príncipe Heredero de Abu Dhabi, Mohammed bin Zayed, recibió por la
mañana del lunes al Papa y su séquito. "Hemos hablado con él de las
formas de fortalecer la cooperación bilateral para establecer los
valores del diálogo, la tolerancia y la convivencia humana", declaró el
dignatario.
En los años 60, Abu Dabi fue pionero en la Península Arábiga al
empezar a dar algunos permisos para abrir iglesias y escuelas
cristianas. Hoy, se calcula que hay aproximadamente un millón de
católicos en Emiratos Árabes, inmigrantes llegados de muchos países.
Esta universalidad queda simbolizada en el coro de la misa de este martes en el Zayed Sports City de Abu Dhabi. Cuenta con 120 miembros de 13 países: filipinos, libaneses, sirios, jordanos, armenios, franceses, italianos, nigerianos, americanos, holandeses, argentinos...
La directora del coro es filipina, Joy Santos; el organista es Paul Griffiths, un músico anglicano,
que es también administrador delegado del aeropuerto de Dubai. Entre
los más entusiastas por la visita papal hay 25.000 niños cristianos que
van a catequesis los viernes (día no laboral). Cada uno ha recibido un
librito que le presenta la figura del Papa Francisco.
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