Este lunes por la tarde llegaron a Pozoblanco (Córdoba) los restos del misionero salesiano Antonio César Fernández, asesinado en un ataque yihadista
en Burkina Faso, el pasado 15 de febrero. La iglesia parroquial se
llenó de vecinos, fieles y compañeros sacerdotes para despedir al
difunto.
Presidió la ceremonia el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que recordó que el ejemplo del misionero asesinado a los 72 años es que “la vida es para darla y que cuando la vida llega a su plena donación alcanza su verdadero sentido”. “Si durante su vida fue un gran apóstol, en su muerte lo ha sido aún más”, subrayó el Prelado.
“Dichoso él, que ha podido dar la vida por Jesucristo y su
evangelio”, añadió. “Ha sido una entrega sostenida durante toda su vida,
por eso, se ha hecho salesiano y por eso, se ha hecho misionero”,
explicó el obispo.
Valoró además el esfuerzo de Antonio César Fernández por acercar la fe a los niños y jóvenes y por llevarles en países lejanos “la alegría de ser amigo de Jesús”.
En el recorrido que ha hecho el féretro con el cuerpo del misionero
desde el tanatorio hasta la parroquia de Santa Catalina, este se ha
detenido junto a la capilla de María Auxiliadora del colegio salesiano
para realizar una oración y un pequeño acto de agradecimiento por sus 46
años de ministerio sacerdotal siguiendo el carisma salesiano así como
por sus 36 años de misionero en África.
Patrocinio Fernández, hermana del misionero fallecido, recordó en las peticiones de la Misa a los aduaneros que también murieron junto a su hermano, y a los terroristas, para quienes pidió “el perdón y la conversión en Dios”.
El P. Ángel Asurmendi, provincial de la inspectoría María Auxiliadora
de los Salesianos en España se dirigió a la familia del misionero: “No
os podremos pagar nunca que nos dierais a una persona valiente, entregada, tenaz y humilde, que ha hecho mucho bien. Un bien que no muere y que dará mucho fruto”.
Los jóvenes del Centro Juvenil decoraron el féretro del misionero con
una guirnalda hecha con mensajes de paz, como signo de agradecimiento
por su labor y entrega por muchos jóvenes de otros países. Terminaron
ese momento de oración con el canto de “Rendidos a tus plantas”,
dedicado a la Virgen.
El misionero fue asesinado el 15 de febrero. Ocho terroristas yihadistas detuvieron el coche en el que viajaba, en un puesto fronterizo, hicieron bajar a Antonio César Fernández y a otros dos salesianos de Togo que le acompañaban, y tras registrar el vehículo, dispararon al misionero español.
Estos salesianos volvían a su comunidad en Uagadugú (Burkina Faso)
después de participar en Lomé (Togo) en una reunión de la Inspectoría
Salesiana de África Occidental Francófona.
Según la nota de los propios salesianos “los atacantes detuvieron el vehículo en el que viajaba el salesiano español con otros dos salesianos togoleses. Durante una media hora registraron el vehículo, y después se llevaron a Antonio César hacia el bosque, donde fue asesinado”.
Según informó El Confidencial, la Fiscalía de la Audiencia Nacional investiga la muerte de este misionero. El atestado policial afirma que el religioso español "fue
detectado por los terroristas, separado del resto de misioneros con los
que viajaba y ejecutado mediante disparos de arma de fuego".
Un misionero veterano
Antonio César Fernández Fernández, nacido en Pozoblanco (Córdoba) en 1946, tenía pues 72 años y había sido misionero en diversos países de África desde 1982, siendo fundador en dicho año de la presencia salesiana en Togo, su primer destino.
Trabajó como maestro de novicios y ejerció, entre otras funciones,
como delegado del África Occidental Francófona en el Capítulo General de
la orden en 2002. Llevaba 55 años como salesiano y 46 como sacerdote.
ReligiónenLibertad