Desde que Julen se cayera en el pozo, la parroquia Santa Ana de Totalán se ha convertido en un auténtico hospital de campaña
para atender a la familia de Julen y a todos los que participan en las
labores de rescate. Al frente de la comunidad se encuentra Ramón Tejero, párroco del templo,
que instantes antes de la llamada de Alfa y Omega ha estado organizando
junto al alcalde del pueblo la cena para la Brigada de Salvamento
Minero que trata de sacar al pequeño de las entrañas de la montaña. “Los
mineros no quieren parar ni para cenar. Nos han dicho que lo único que
quieren es trabajar toda la noche para sacar cuanto antes a Julen de
aquel pozo”, explica el sacerdote al periódico El diario de Madrid.
A pesar de la opinión de los mineros asturianos, el sacerdote insiste en llevarles la cena. Es su responsabilidad. Desde
el trágico accidente, la comunidad parroquial de Totalán y de La Cala
del Moral, donde Tejero también es párroco, es la encargada del
avituallamiento de todos los voluntarios que colaboran para salvar a
Julen. “Tratamos de estar pendientes de las necesidades de quienes trabajan a destajo para sacarlo de allí”, asegura el párroco.
Así, han abierto los salones parroquiales y los han convertido en “una gran cocina”
donde un grupo de feligresas de Santa Ana cocinan croquetas, caldo o
pollos asados para los voluntarios rescatistas. La labor de Ramón
Tejero, y del secretario parroquial, es la de proveer a las cocineras de
las vituallas. “La parroquia de Totalán es muy pobrecita y, sobre
todo, aporta la mano de obra. El dinero procede en gran parte del templo
de La Cala del Moral. Además los restaurantes de la zona están
donando muchos alimentos y también recibimos apoyo de gente que se
entera por los medios de comunicación de la labor que estamos haciendo”,
explica Tejero.
Una vez cocinada, los Servicios Operativos bajan hasta los salones
parroquiales, recogen la comida y la llevan hasta la sierra para proveer
de energía a los que la gastan tratando de rescatar al pequeño Julen.
Sin embargo, una parte de los alimentos se quedan en Totalán y van a
parar a los padres de Julen, que se encuentran alojados en la casa de
una feligresa de La Cala del Moral, Ángela Alcaide Ruiz, que cuando
se enteró del accidente llamó al Ayuntamiento de Totalán para ofrecer la
casa de su propiedad situada en el pueblo para que la usaran en “lo que
hiciera falta”. Hasta allí se trasladaron José y Victoria –los padres
del niño– después de pasarse las seis primeras noches en un coche a
pocos metros del agujero en el que se había caído su hijo y de que los
expertos les recomendaran alejarse del lugar.
Con el mazo dando, y a Dios rogando
Más allá de la ayuda material, desde la parroquia de Santa Ana sobre todo se colabora de forma espiritual “rezando diariamente por Julen, su familia y por todos los voluntarios que colaboran en las tareas de salvamento”, explica el sacerdote.
Todos los días se ofrece la Eucaristía por esta intención,
pero la Misa del domingo 20 de enero tuvo un carácter especial, al
celebrarse una semana después del trágico suceso y a la misma hora en la
que Julen cayó en el pozo. “Vinieron parte de los equipos de rescate y
casi todos los habitantes del pueblo”, asegura Ramón Tejero. Durante la
homilía, al hilo del evangelio en el que se relata las bodas de Caná, el
cura pidió fijarse en la actitud de la Virgen María, que “tuvo en
cuenta a todas las personas y estuvo pendiente de todo lo que ocurría en
la boda”. Según Tejero, “esta es precisamente la actitud que está
tomando el pueblo entero: estar pendiente de todas las necesidades de
cada una de las personas que están trabajando en el rescate”.
La ayuda espiritual, en su parte más personal, lleva al párroco de
Santa Ana a “pedirle a Dios que nos dé la fuerza a todos los que estamos
tratando de colaborar en esta realidad terrible”. Y sobre todo, “que
aceptemos su voluntad, sea la que sea, sabiendo que la gran promesa de
la nueva y eterna alianza es la resurrección”, asegura.
“Creo firmemente que la gran promesa de Jesucristo es la vida eterna y estamos en este mundo de paso.
Es decir, que, ocurra lo que ocurra, lo importante es rezar ahora mismo
para dar fuerza a Julen si todavía está con vida, a sus padres, a los
familiares, y a los trabajadores que en silencio y con una entrega
generosa y gratuita se están dando por completo”, concluye Ramón Tejero.
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