
Invitó a “estar en silencio delante del pesebre” para “sentir” y
“ver” la sorpresa de Dios. E insistió: “Procuremos no mundanizar la
Navidad, ni convertirla en una bonita fiesta tradicional pero centrada
en nosotros y no en Jesús. Celebraremos la Navidad si sabemos dedicar
tiempo al silencio, como hizo José; si le decimos a Dios ‘aquí estoy’,
como María; si salimos de nosotros mismos para ir al encuentro de Jesús,
como los pastores; si no nos dejamos cegar por el brillo de luces artificiales, de regalos y comidas, y en cambio ayudamos a alguien que pasa necesidad, porque Dios se hizo pobre en Navidad”.
¿Qué Navidad querría Dios?
“La máquina publicitaria invita a intercambiarse los regalos siempre
nuevos para sorprenderse. Pero, ¿es ésta la fiesta que le gusta a Dios?
¿Qué Navidad querría Él? ¿Qué regalos y qué sorpresas?”, preguntó.
En el Aula Pablo VI del Vaticano, en donde Francisco impartió su
catequesis, se escuchó primero el pasaje del Evangelio de San Juan,
capítulo 1 versículos del 9 al 12, que habla de la llegada de Jesús al
mundo.

“Se comienza con María, que era la esposa prometida a José: llega el
Ángel y le cambia la vida. De virgen será madre. Se prosigue con José,
llamado a ser padre de un hijo sin generarlo. Un hijo que – giro inesperado - llega en el momento menos indicado,
es decir, cuando María y José eran esposos prometidos y según la Ley no
podían vivir juntos. Ante el escándalo, el sentido común de la época
invitaba a José a repudiar a María y a salvar su buen nombre, pero él,
aun teniendo derecho a hacerlo, sorprendió: para no dañar a María, pensó
despedirla en secreto, a costa de perder su reputación. Luego otra
sorpresa: Dios en un sueño cambia sus planes y le pide que se lleve a María con él.
Nacido Jesús, cuando tenía sus proyectos para la familia, todavía en un
sueño se le dice que se levante y se vaya a Egipto. En resumen, la
Navidad trae cambios de vida inesperados. Y si queremos vivir la Navidad tenemos que abrir el corazón y estar abiertos a la sorpresa, es decir, a un cambio de vida inesperado”.
Navidad es celebrar un Dios inédito
El Papa subrayó cómo, cuando el Salvador llegó, no estaban presentes
las autoridades del tiempo o los embajadores, sino los sencillos
pastores, quienes sorprendidos por los ángeles mientras trabajaban de
noche, se dirigen allí de inmediato. “¿Quién se lo habría esperado?”,
dijo el Papa. “Navidad- explicó – es celebrar lo inédito de Dios, o
mejor dicho, es celebrar un Dios inédito, que revierte nuestras lógicas y
expectativas”.
“Navidad significa acoger en la tierra las sorpresas del Cielo y celebrar a un Dios que revoluciona nuestras lógicas humanas. Vivir la Navidad es entender que la vida no se programa sino que se da, que no podemos vivir para nosotros mismos sino para Dios, que descendió hasta nosotros para ayudarnos”.
Navidad – dijo aún el Pontífice – es la revancha de la humildad sobre
la arrogancia, de la sencillez sobre la abundancia, del silencio sobre
el escándalo. Navidad es preferir la voz silenciosa de Dios a los ruidos
del consumismo. Navidad es hacer como Jesús, que vino al mundo por nosotros, necesitados, y descender hacia quien necesita de nosotros.
Por todo esto, el Santo Padre invitó una vez más a “estar en silencio
delante del pesebre” para “sentir” y “ver” la sorpresa de Dios. E
insistió:
“Procuremos no mundanizar la Navidad, ni convertirla en una bonita
fiesta tradicional pero centrada en nosotros y no en Jesús. Celebraremos
la Navidad si sabemos dedicar tiempo al silencio, como hizo José; si le
decimos a Dios ‘aquí estoy’, como María; si salimos de nosotros mismos
para ir al encuentro de Jesús, como los pastores; si no nos dejamos
cegar por el brillo de luces artificiales, de regalos y comidas, y en
cambio ayudamos a alguien que pasa necesidad, porque Dios se hizo pobre
en Navidad”.
Sintamos y veamos las sorpresas de Dios
Y porque, como dijo el Papa, “cada uno de nosotros tiene escondido en
el corazón la capacidad de sorprenderse”, la invitación de Francisco es
la de dejarse "sorprender" por Jesús en esta Navidad:
“Le pedimos a la Virgen María que nos ayude a contemplar en silencio
el misterio del Nacimiento de su Hijo, para que hagamos realidad en
nuestras vidas su ejemplo de humildad, pobreza y amor. Les deseo una
feliz Navidad”, concluyó.
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