
El arzobispo comenzó su homilía dando “gracias a Dios porque su
misericordia se manifiesta en la decisión generosa de los tres
candidatos, que acogen la llamada al ministerio sacerdotal ofreciendo su
disponibilidad para ser enviados a predicar”. Insistió varias veces
mons. Barrio en pedirle a los nuevos candidatos que no tengan miedo pues
“Dios nos da en gracia lo que nos pide como misión”. También les pidió
que vivan “con pasión la identidad cristiana” y que busquen la voluntad
de Dios sin conformismos. Afirmó que las cosas de Dios, más que
entenderlas, hay que padecerlas. En este sentido, recordando a san Juan
de la Cruz, dijo que es necesario entrar en la sabiduría de Dios desde
la espesura del padecer, y esa puerta es la cruz. Un misterio que hace
que el cristianismo sea fácil de entender, pero no tan fácil de vivir.
En su reflexión sobre la lectura del Evangelio de san Mateo (Mt 1,
18-25) en la que se narra el nacimiento de Jesús, mons. Barrio destacó
la fe de san José, “ejemplo de colaboración en el itinerario de la fe
que debemos aceptar y recorrer para aceptar los planes de Dios. El plan
de Dios es el que debe orientarnos siempre”. Concluyó el arzobispo
repitiéndole a los tres candidatos a las sagradas órdenes que fuesen
valientes porque “es la fe, la esperanza y la confianza en Dios lo que
nos sostiene. Hemos de amar la voluntad de Dios como hizo Jesús”.
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