
Francisco hizo esta afirmación comentando tres parejas de conceptos aparentemente antagónicos. "Decir" y "hacer"
era el primero: "La propuesta de Jesús es lo concreto, siempre lo
concreto. Cuando alguien se acercaba y pedía un consejo, siempre eran
cosas concretas. Las obras de misericordia son concretas”.
Luego se refirió a la contraposición entre la "arena" y la "roca"
como lugar donde se construye la casa. La arena “no es sólida”, es “una
consecuencia del decir”, una caracterización de cristiano, una vida
construida “sin fundamentos”. La roca, en cambio, es el Señor: "El
Señor, es la roca. Lo concreto de la vida cristiana nos hace ir adelante
y construir sobre esa roca que es Dios, que es Jesús; sobre lo sólido
de la divinidad. No sobre las apariencias y sobre la vanidad, el orgullo, las recomendaciones".
Por último, "alto" y "bajo", la soberbia frente a la humildad. El Papa recordó, comentando a Isaías, que el Señor "derribó a quienes vivían en lo alto,
derrumbó la ciudad excelsa, la derrumbó hasta el suelo. Los pies la
pisotean: son los pies de los oprimidos, los pasos de los pobres”, como
proclamó la Santísima Virgen en el Magnificat.
"En este período de Adviento", concluyó Francisco, "nos ayudarán algunas preguntas cruciales. Yo, ¿soy cristiano del decir o del hacer?
¿Construyo mi vida sobre la roca de Dios o sobre la arena de la
mundanidad, de la vanidad? ¿Soy humilde, trato de ir siempre por lo
bajo, sin orgullo, y así servir al Señor?”
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