Esta semana el Papa Francisco recibió en audiencia a un grupo
de jóvenes franceses pertenecientes a la Diócesis de Grenoble. Durante
el encuentro, pudieron hacer varias preguntas al Pontífice, que éste
respondió de manera improvisada. Habló con ellos de la juventud alejada,
de las dificultades de la Iglesia actual, de evangelización y también
de sexualidad.
El Vaticano ha querido publicar íntegramente las preguntas y respuestas de Francisco a estos jóvenes, que aparecen presentadas a modo de entrevista:
- Matthieu: Santo Padre, me llamo Mathieu, tengo
16 años y mis amigos, en la escuela secundaria, me hacen preguntas
sobre acontecimientos de actualidad por los que se critica mucho a la
Iglesia, como la homosexualidad o la pedofilia. Respondo lo que los
animadores me han enseñado, pero en el fondo no me lo creo...
- Rémy: Santo Padre, me llamo Remy, Tengo 14
años y esta es mi pregunta: ¿Cómo actualizar hoy el mensaje de la
Iglesia para que yo pueda entenderlo y transmitirlo a los jóvenes que no
creen necesariamente?
- Papa Francisco: No puedo responder en francés... Ce n'est pas facile pour moi...
a esta pregunta: "¿Cómo transmitir el mensaje de la Iglesia?". Diré una
palabra, una palabra que es el secreto para transmitir el mensaje de la
Iglesia: cercanía, proximidad. ¿Qué significa esto? Significa, antes
que nada, hacer lo que Dios hizo con su pueblo. En el Libro de
Deuteronomio, Dios dice así al pueblo: "¿Qué pueblo tiene a sus dioses
tan cerca de vosotros, como tú [tienes cerca al Señor]? .Dios se hizo
cercano a su gente. Pero las cosas no terminaron allí. Quería estar tan
cerca que se convirtió en uno de nosotros, hombre. Esta proximidad
cristiana es el primer paso: De hecho, es "el ambiente", el clima en el
que debe transmitirse el mensaje cristiano. El mensaje cristiano es un mensaje de proximidad.
Luego, sobre el effatà: antes de hablar, escuchar. El apostolado "de
la oreja": escuchar, escuchar. "Y luego, padre, ¿hablar?". No, detente.
Antes de hablar, hacer. Una vez, un joven estudiante universitario me
hizo esta pregunta: "Tengo muchos amigos en la universidad que son
agnósticos, ¿qué debería decirles para que se vuelvan cristianos?". Yo
contesté: Lo último que tienes que hacer es decir cosas. Lo última.
Primero tienes que hacer, y él verá cómo vives la vida. Él te
preguntará: "¿Por qué haces eso?". Y entonces puedes hablar. El testimonio antes de la palabra .Este es el marco del mensaje cristiano. Ecouter, faire, y luego decir, hablar.
Además, el mensaje cristiano no se puede transmitir "en un sillón": siempre está en camino.
Siempre. Si no empiezas a caminar, no podrás transmitirlo. Jesús
estuvo tres años en el camino. Parecía que vivía en la calle. En el
camino, siempre, haciendo algo. En el camino. Escuchando, testificando,
respondiendo preguntas, pero en el camino. Un joven que no comienza a
caminar es un joven jubilado a la edad de veinte años. ¡Es malo
retirarse a los veinte años! No sé ... ¿Respondí tu pregunta o no? ¿Sí?
¿Eres capaz de repetirla? Adelante.
- Gabriel: Buenos días, Santo Padre. Soy
Gabriel, tengo 21 años. Con los jóvenes del departamento de Isère,
estamos animados por el deseo de ponernos al servicio de los pobres que
nos rodean. Personalmente, me resulta difícil vivir la solidaridad en la
Iglesia: necesito estar acompañado y orientado para vivir la caridad de
manera concreta.
- Clara-Marie: Santo Padre, me llamo Clara-Marie
y tengo 16 años. Mi pregunta: ¿qué se espera de nosotros como jóvenes
cristianos, para vivir esta caridad concretamente?
- Papa Francisco: Las dos tienen el mismo tema. Los pobres
están en el centro del Evangelio. Cuando era seminarista y joven
sacerdote en América Latina, era el tiempo del 68; vosotros también lo
habéis conocido. Lo que más importaba era la guerrilla, el trabajo
político ... Y si un sacerdote hacía un trabajo con los pobres, ese
sacerdote era "comunista". Porque la situación política era así ...
Parecía que el único grupo que se acercaba a los pobres y luchaba por la
justicia eran los comunistas. Es al revés: el Evangelio, el Evangelio
pone al pobre en el centro. Todavía más, pone a la pobreza en el centro.
Si no tienes pobreza espiritual, no serás un bienaventurado, un buen
cristiano. Es la primera de las Bienaventuranzas: los pobres, los
pobres de espíritu. Luego, acércate a los pobres, pero no de arriba
abajo. Es lícito mirar a una persona de arriba a abajo solo cuando te
inclinas para levantarla. En otras situaciones, no está permitido mirar a
una persona de arriba a abajo. Ir donde los pobres al mismo nivel,
servir a los pobres porque ellos son la imagen de Cristo. Y cuando digo
pobre, digo pobre de todo: incluso los pobres de salud, los enfermos;
los pobres de dinero; los pobres de cultura; los pobres que han caído en
vicios, en adicciones. Cuántos de vuestros compañeros usan drogas, por
ejemplo: son pobres, pobres del Evangelio. "Pero no, el de la droga
tiene mucho dinero y una familia rica, no es un pobre". No, es un pobre,
es un pobre. Acercarse al pobre para servirlo. Acercarse al pobre para levantarlo. Pero levantarlo juntos, arrodillarse y tomarlo.
Cuando tocas la enfermedad de un hombre pobre, estás tocando las
heridas de Cristo. Este es un poco el sentido de los pobres en la
Iglesia. Ça va bien?
- Thérèse: Buenos días, Santo Padre, me llamo
Thérèse, tengo 24 años. Varias veces, en mi vida personal, he hablado
con personas más grandes sobre problemas de amor y sexualidad. Siempre,
me he encontrado con una falta de atención y comprensión; he tenido la
sensación de que no me escuchaban. Creo que esto sucede porque somos la
primera generación que habla y habla específicamente sobre estos temas.
- Manon: Yo me llamo Manon y tengo 16 años. De
repente, estos temas se vuelven complicados; se escucha de todo, de
cualquier persona, ves tantas cosas, hay opiniones diferentes... En
general, te sientes perdido. ¿Dónde habría que "situarse" en una
sociedad en la que el cuerpo es profanado?
- Papa Francisco: La sexualidad, el sexo, son un don de Dios.
Nada de tabús. Son un don de Dios, un don que el Señor nos da. Tienen
dos propósitos: amarse y generar vida. Es una pasión, es el amor
apasionado. El verdadero amor es apasionado. El amor entre un hombre y
una mujer, cuando es apasionado, te lleva a dar la vida para siempre.
Siempre. Y a darla con cuerpo y alma. Cuando Dios creó al hombre y a la
mujer, la Biblia dice que ambos son imagen y semejanza de Dios. Ambos,
no solo Adán o Eva, sino ambos, -ensemble-, ambos. Y Jesús va más allá y
dice: Por esto el hombre, y también la mujer, dejarán padre y madre, y
se unirán y serán ... ¿una sola persona? ..., ¿una sola identidad? ...,
¿un solo anillo de matrimonio? ... Una sola carne: esta es la grandeza
de la sexualidad. Y así se debe hablar de la sexualidad. Y así se debe
vivir la sexualidad, en esta dimensión: del amor entre el hombre y la
mujer para toda la vida. Es cierto que nuestras debilidades, nuestras
caídas espirituales, nos llevan a usar la sexualidad fuera de este
hermoso camino, del amor entre hombre y mujer. Pero son caídas, como
todos los pecados. La mentira, la ira, la gula ... Son pecados: pecados
capitales. Pero esta no es la sexualidad del amor: es una sexualidad "cosificada", separada del amor y utilizada para la diversión.
Es interesante ver cómo la sexualidad es el punto más bello de la
creación, en el sentido de que el hombre y la mujer son creados a imagen
y semejanza de Dios, y la sexualidad es las más atacada por la
mundanidad, por el espíritu del mal. Dime: Has visto, por ejemplo, -no
sé si hay una en Grenoble- pero ¿has visto una industria de la mentira,
por ejemplo? No. Pero ¿has visto una industria de la sexualidad separada
del amor? Sí. Se gana mucho dinero con la industria del porno, por
ejemplo. Es una degeneración respecto al nivel donde Dios la ha
colocado. Y con este comercio se gana mucho dinero. Pero la sexualidad
es grande: Defended vuestra dimensión sexual, vuestra identidad
sexual. Defendedla. Y preparadla para el amor, para insertarla en ese
amor que os acompañará durante toda tu vida. Os diré una cosa, y
luego os contaré otra. En la Plaza [San Pedro] una vez, - yo saludo a la
gente en la Plaza- había dos personas mayores, ancianas, que
celebraban el sexagésimo aniversario del matrimonio. ¡Eran luminosos! Y
yo les pregunté: "¿Habéis reñido mucho?”- "Bueno, a veces ..." - "¿Y
vale la pena esto, el matrimonio?" - Y estos dos, que me miraban, se
miraron el uno al otro y luego volvieron a mirarme, y tenían los ojos
húmedos, y me dijeron: "Estamos enamorados". ¡Después de 60 años! Y
luego quería deciros: Una vez un anciano, -muy anciano, con su esposa
anciana- me dijo: "Nos amamos mucho, y a veces nos abrazamos. No podemos
hacer el amor a nuestra edad, pero nos abrazamos, nos besamos ... Esta
es la verdadera sexualidad. No la separéis nunca del lugar tan hermoso
del amor. Necesitamos hablar así de la sexualidad. Ça va?.
- Paul: Buenos días, Santo Padre, me llamo Paul y
tengo 17 años. En este año se ha hablado mucho del compromiso de los
cristianos en la sociedad, pero no siempre es fácil, porque a veces la
sociedad misma o los medios critican a la Iglesia tanto por guardar
silencio que por hacer demasiado. Usted mismo, Santo Padre, se siente a
veces "confuso" entre estas diferentes posiciones. Mi pregunta es:
¿Cómo podemos manejar todo esto como cristianos y miembros de la
Iglesia?
- Papa Francisco: También hay en la Biblia, al principio, en
la Creación, una palabra que te ayudará. Cuando Caín mató a Abel, Dios
llamó a Caín y le preguntó: "Caín, ¿dónde está tu hermano?". Y él se
enojó un poco y le dijo: "¿Pero acaso soy yo el guardián de mi
hermano?". Allí [por contraste] está el punto clave del compromiso con
los demás, tanto el compromiso más familiar, en la familia, con los
amigos que en la sociedad. También el compromiso de hacer algo por la
patria, por el mundo. Compromiso. Cuidar a los hermanos, como tú
necesitas que los hermanos te cuiden. Y esta es la vida cristiana: no
vivimos aislados. No estamos aislados, somos un cuerpo, un cuerpo, y
Dios quiere que vayamos en comunidad, que nos cuidemos unos a otros,
que tratemos de ayudarnos unos a otros en el camino. Compromiso. Esta es
la base del compromiso, del engagement, solo la base. Luego está en la familia, en el vecindario, con los amigos. En
la sociedad, un cristiano debe ser una persona comprometida. No solo
aquellos que hacen política, no; no solo aquellos. Todos, todos. En el
lugar donde te encuentras ¿Eres contable? Mira cómo hacerlo. ¿Eres
doctor? Mira cómo hacerlo. Todo el mundo. Pero uno no puede ser
cristiano sin involucrarse en la sociedad, sin crear la sociedad. No os
escandalicéis por esto. Para ser un buen cristiano, hay que ensuciarse
las manos y ayudar a los demás. No solo ideas, no, con hechos.
Comprometerse. Y tantas veces nos equivocamos, es humano cometer
errores. Pido perdón y continúo. Pero el compromiso. ¿Qué puedo hacer
por los demás? Por mi familia, por mi país, por el mundo. Buscar siempre
... Lo opuesto a Caín. Caín se lavó las manos. Pilatos se lavó las
manos. El cristiano se ensucia las manos. ¿Lo entendéis? Para hacer el
bien a los demás.
Y había otra cosa que quería decirte... Contra el compromiso cristiano hay dos enemigos feos. El primero es el egoísmo:
"No... miro mis cosas, mi dinero, mi familia...". El cierre. El egoísmo
es un cierre. Las personas egoístas no saben mirar al horizonte. Es
precisamente un cierre del corazón. Piensa en una madre: una madre
egoísta, ¿cómo haría? Imaginemos lo que haría: se levanta, mira al bebé,
es la hora de la leche, le da leche... y luego hace sus cosas; después
se ensucia, lo limpia, y lo deja... Es una madre egoísta, encerrada en
sí misma. Una verdadera madre, ¿qué hace? ¡No duerme para escuchar a su
hijo! Se levanta, va, lo abraza, lo besa. Depende de su hijo. Está
involucrada en la vida de su hijo. Este es uno de los enemigos: el
egoísmo. El otro enemigo, muy fuerte, que llega cuando uno comienza a
tener un compromiso más elevado en la sociedad, cuando tiene un
trabajo, un puesto importante es la corrupción. La corrupción es
vivir para uno mismo. Pero es tan mala que termina por no dejarte vivir
para ti, sino para hacerte vivir "para los bolsillos": te apega al
dinero. Es algo malo. La corrupción del corazón, la corrupción corta
todos los ideales.
Entonces: Caín, la voz de Dios que dice: "¿Dónde está tu hermano?".
Es decir, debes hacerte cargo de tu hermano. Pilatos que se lava las
manos; el cristiano que se ensucia las manos con los demás, se involucra
en la sociedad y trabaja. Y luego prestar atención al egoísmo que
cierra el corazón y a la corrupción que quita el corazón de su lugar y
lo pone en los bolsillos. ¿Está claro? ¿Estás de acuerdo o no? Y si
alguien que no está de acuerdo con esto que lo diga, y así lo
discutimos. De acuerdo...
- Noemi: Santo Padre, me llamo Noemi y tengo 17
años. Como otros jóvenes de la diócesis, estoy en una parroquia viva
donde es bonito ir; es un lugar donde los jóvenes se conocen y donde les
gusta encontrarse. Por eso me pregunté a mí misma, Santo Padre: si hoy
se hiciera cargo de una parroquia, ¿qué sería lo primero que haría?
- Emilie: Soy Emilie, tengo 25 años. Algunos de
mis amigos se han alejado de la Iglesia y no he podido acompañarlos
hacia Cristo. Santo Padre, ¿Cómo puedes acompañar a las personas que
viven a nuestro alrededor? ¿Tiene una experiencia personal de acompañar a
los jóvenes para contarnos?
- Papa Francisco: He sido párroco durante seis años: es el trabajo más hermoso que he hecho. No sé qué fue lo primero que hice, no recuerdo. Pero
creo que si hoy fuera nombrado párroco, lo primero que haría sería ir
allí, abrir las puertas de la iglesia, sentarme para recibir a la gente.
Esta es una. Y otra que se puede hacer, y que me gusta mucho, es salir
por el barrio y saludar a la gente: "¿Cómo te llamas? Encantado...
"Mirar a los ojos. ¿Recuerdas una palabra que se dijo aquí?: "Cercanía".
Lo primero que tiene que hacer un párroco: cercanía a las personas.
Estar cerca. Una vez, conocí a un párroco, no era párroco, -estaba en el
servicio diplomático de la Santa Sede-, pero antes había sido párroco. Y
me dijo: "Era tan feliz en el pueblo donde era párroco. Conocía a todas
las personas, ¡también sabía los nombres de los perros! ". Esto es
bueno! Él está allí, está cerca, lo sabe todo. El párroco cercano. Es
cierto que cansa estar cerca de las personas porque, cuando confían,
vienen, te preguntan, te dicen...
Y luego te diré algo que no me has preguntado, pero que tal vez
ayude: ¿Cuál sería el primer consejo que le daría a la gente como
párroco? No chismorrear. Por favor, una parroquia que aprende a no chismorrear los unos de los otros es santa.
Un sacerdote francés me dijo que en la parroquia había una señora que
chismorreaba de todos, una cotilla. Su casa estaba cerca de la ventana
de la parroquia, hasta el punto de que podía ver el interior de la
iglesia. Un día esa mujer se enfermó. Y llamó al párroco y le dijo:
"Padre, no puedo ir a misa, para comulgar, ¿me la podría traer?". Y el
párroco, ¿qué respondió? "Pero señora, no es necesario, con la lengua
que tiene, desde su ventana llega al Tabernáculo". Esto es para entender
un poco. Pero esto es malo, los chismes. No lo hagáis nunca ¿Pero es
divertido chismorrear de los demás? Sí, es divertido, pero luego tienes
el corazón amargo. "Y padre, ¿qué puedo hacer para no chismorrear?". Hay
una medicina muy buena que no cuesta nada: morderse la lengua.
Hay una antigua regla de los peregrinos de la Edad Media más o menos,
que cuando iban en peregrinación los viejos y los jóvenes había una
regla: Nunca ir por delante del otro. Respetar el ritmo del otro. Acompañar a los jóvenes es esto: respetar.
¿Y si quieres decirle que vaya más rápido? "¡Mira qué bonito es esto!
... ¿Me alcanzas?". Entonces, si puede hacerlo, comienza a ir algo más
rápido. Pero nunca te apresures sin él. Dile algo agradable para que
comience a ir más de prisa.
- Tengo otra pregunta, Santo Padre: en sus
comienzos, la Iglesia estaba omnipresente en la sociedad, era un modelo a
seguir. Hoy, la sociedad ha evolucionado y Francia es un país secular
donde el número de cristianos ha disminuido mucho. ¿La Iglesia todavía
tiene un lugar? ¿Y para qué sirve? Por eso le pregunto, Santo Padre:
¿Por qué participar en una institución que a veces me parece sin sentido
y sin lugar?
- Papa Francisco: Tu pregunta es muy realista, muy realista.
Me hace pensar en un hincha de fútbol que está metido en un equipo y el
equipo comienza a bajar, a bajar, y se pregunta: ¿Qué hago en este
equipo? Tal vez diga: no, no, cambio de equipo. Si no tiene una gran
pasión por ese equipo, pero tiene pasión por el fútbol, elige otro
equipo que juegue mejor. Cambiar de equipo, cambiar institución. Pero pertenecer a la Iglesia, antes que nada, no es pertenecer a una institución, es una pertenencia a la persona, a Jesús.
El Domingo de Ramos, Jesús triunfaba; cuando multiplicó los panes,
querían hacerlo rey -¡una institución hermosa! - pero el Viernes Santo
lo crucificaron. Se trata de seguir a Jesús, no de seguir las
consecuencias de Jesús. No las consecuencias sociales: si la iglesia es
grande o si es pequeña..., no, sino Jesús. Seguirlo en los momentos
tranquilos, cuando florece la Iglesia y seguirla cuando la Iglesia está
en crisis. Tomemos la historia de la Iglesia: con la Iglesia ha sido
así. La Iglesia no la han sacado adelante grandes organizaciones,
grandes partidos políticos, grandes instituciones... No. La iglesia
ha salido adelante por los santos. Y hoy en día serán los santos los que
la saquen adelante, no nosotros, ni siquiera el Papa. No, los
santos. Ellos nos abren el camino. ¿Y por qué los santos? Porque siguen a
Jesús. La fe no es una idea: es un encuentro con Jesús. Espero que este
encuentro te acompañe durante toda tu vida.
- Pauline: Buenos días, Santo Padre, me llamo
Pauline y tengo 27 años. Al escuchar los testimonios, ¿cómo podemos
acompañar la vocación de cada uno en este contexto?
- Papa Francisco: La vocación es un don de Dios, y debemos
protegerla. ¿Te refieres a las vocaciones sacerdotales, a la vida
religiosa o a todas las vocaciones?
[Respuesta de la joven: a las vocaciones religiosas y sacerdotales]
El Señor llama. Y la persona llamada dice: "Quiero ser monja, quiero
ser sacerdote, quiero ser religiosa...". Y comienza un camino, que hay
que acompañar con normalidad. La normalidad. Tengo miedo de los
seminaristas que hacen así [que adoptan una "pose"], tengo miedo, porque
no son normales. ¿Quieres ser sacerdote? Debes ser un verdadero
hombre que salga adelante. ¿Quieres ser monja? Debes ser una mujer
madura que salga adelante. Nunca reniegues de la humanidad. ¡Que
sean normales, porque el daño que hace un sacerdote neurótico es
terrible! ¡Y el daño que puede hacer una monja neurótica es terrible!
Acompañarlos en la normalidad: lo primero. Segundo: acompañarlos en la
fe. Que crezcan en la fe, en la comprensión de la belleza de Dios, en la
comprensión del camino de Jesús, y que su vida cambie en la relación
con la oración. Tercero: acompañarlos en la pertenencia comunitaria. Un
sacerdote aislado de la comunidad no va: es un "solterón". Solterón es
quien no se casa y envejece. El que no se casa y toda la vida se queda
solo. Célibataire, pero yo dije una palabra más fuerte. No, el sacerdote
no debe ser un "solterón" aislado, debe ser un padre. La paternidad:
educarlos en la paternidad. Y también en la fraternidad. Lo mismo con la
monja: la monja debe aprender a ser madre de tanta gente, y la
comunidad también. Pero la monja tiene una ventaja sobre el sacerdote,
una gran ventaja; -por eso creo que las monjas son más importantes que
los sacerdotes-, en este sentido: son el ícono de María y de la Iglesia.
¡Es hermoso! El ícono de María. Una monja es el ícono de la Virgen y de
la Iglesia. Educarla de esta manera, y en comunidad, siempre. Ayudarlos
a crecer y acompañarlos.
Papa Francisco (saludo final):
Un gran saludo, ¡y siempre adelante! En la vida todos cometemos
errores, hay resbalones feos, pero recordad el canto de los Alpinos: "En el arte de la escalada, el secreto no está en no caer, sino en no quedarse tirado". Ça va bien?
Ahora, os invito a rezar juntos: "Dios te salve María..."
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