Comenzamos el verano, tiempo para recargar energías y dedicar tiempo a
actividades que durante el curso no es posible, tiempo para celebrar
innumerables fiestas por toda nuestra geografía, tiempo para examinar el
curso recién concluido.
Un curso que termina con todo el mundo pendiente de Rusia y del nuevo
orden futbolístico que nos dejará, pero obviando situaciones tan
dramáticas como las que estamos viviendo en el Mediterráneo, o el debate
de leyes que cada vez más nos deshumanizan.
Un curso, que en nuestra diócesis, nos deja motivos para la
esperanza, acontecimientos como la puesta en marcha de la escuela de
agentes de pastoral, como primera gran iniciativa de renovación tras el
Sínodo Diocesano, en la que participaron un millar de personas en las 26
sedes o las recientes ordenaciones (dos sacerdotes y tres diáconos)
entre otros.
Próximas las festividades de la Virgen del Carmen y Santiago Apóstol
tenemos presentes a todas las gentes del mar que reclaman nuestra
atención y a los miles de peregrinos que por los diversos caminos se
acercan a la tumba de nuestro Patrón.
Sacerdotes del Señor: temor y temblor ante la llamada al seguimiento radical de Cristo
por Mons. Julián Barrio
por Mons. Julián Barrio
Editorial: Motivos para la esperanza
por Josecho López Moldes
La Escuela Diocesana de Agentes de Pastoral. Una nueva estapa nos espera
por Mons. Jesús Fernánez
La formación en nuestro Seminario Mayor
por Equipo de formadores
Testimonio
por Sidónio J. Alves
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por Francisco Lampón
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Asociación Católica de Propagandísticas
por Nuria Vázquez
Archicompostela