Era hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez, tejedores de
buratos. El padre y el hermano pequeño, Luis, mueren cuando Juan tiene
sólo tres años, por lo que la madre y los dos hijos restantes (Francisco
y el propio Juan) se ven obligados por la acuciante pobreza (las
penalidades pasadas hicieron de Juan un hombre de escasa corpulencia,
bastante bajo de estatura (Santa Teresa lo llamaba "mi medio fraile")) a
trasladarse primero a Arévalo (donde viven durante cuatro años) y en
1551 a Medina del Campo.
Allí, aliviados algo por el incremento de fortuna que les ha
reportado el matrimonio del hermano mayor, se instalan definitivamente.
Juan, gracias a su condición de pobre de solemnidad, puede asistir al
Colegio de los Niños de la Doctrina, privilegio que le obliga a realizar
ciertas contraprestaciones, como asistir en el convento, la ayuda a
Misa y a los Oficios, el acompañamiento de entierros y la práctica de
pedir limosna. La mínima formación recibida en el colegio le capacitó
para continuar su formación en el recién creado (1551) colegio de los
jesuitas, que le dieron una sólida base en Humanidades. Como alumno
externo y a tiempo parcial, debía compaginar sus estudios con un trabajo
asistencial en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción de
Medina, especializado en la curación de enfermedades venéreas
contagiosas.
Así, pues, entre 1559 y 1563, estudia con los jesuitas; durante los
primeros tres años, recibe la formación según la novedosa ratio
studiorum, en la que el latín era la base de todos los estudios; en el
cuarto año, aparte de recibir formación en retórica, aprende a escribir
en latín, a construir versos latinos y a traducir a Cicerón, César,
Virgilio, Ovidio, Marcial y Horacio. Simultáneamente, vive las nuevas
corrientes del humanismo cristiano, con estilo y comportamientos
renovados en la pedagogía.
A los veintiún años, en 1563, ingresa en los Padres Carmelitas de
Medina (orden de los Carmelitas), adoptando el nombre de fray Juan de
Santo Matía. Tras realizar el noviciado entre 1563 y 1564 en el convento
de Santa Ana, se traslada a Salamanca donde estudiará en el Colegio de
San Andrés de los Cármenes entre 1564 y 1567 los tres cursos preceptivos
para bachillerarse en Artes. Durante el tercer curso, fue nombrado, por
sus destrezas dialécticas, prefecto de estudiantes en el colegio de San
Andrés.
En 1567 regresa a Medina del Campo por unos pocos días para ser
ordenado presbítero y celebrar su primera misa en presencia de su
hermano, del resto de su familia y de sus amigos del convento. Allí
conocerá a Teresa de Cepeda y Ahumada, futura Santa Teresa de Jesús, que
había llegado a la ciudad para fundar una nueva sede de su Reforma
Carmelita, los llamados carmelitas descalzos. Teresa convence a Juan y
lo une a su causa de reforma de los Carmelitas. Esta orden reformada
tropezó con una gran hostilidad por parte de los carmelitas calzados.
Juan regresa a Salamanca e inicia estudios de Teología durante el
curso 1567-1568, pero solo realiza un curso, cuando los preceptivos
hubieran sido cuatro, por lo que no obtuvo ni siquiera el grado de
bachiller.
En agosto de 1568 abandona Salamanca para acompañar a Teresa en su fundación femenina de Valladolid.
El 28 de noviembre de 1568 funda en Duruelo el primer convento de
Descalzos de la rama masculina del Carmelo Descalzo siguiendo la Regla
Primitiva, esto es, un establecimiento que propugna el retorno a la
práctica original de la Orden; en la ceremonia, cambia su nombre por el
de fray Juan de la Cruz. En 1570 la fundación se trasladó a Mancera,
donde Juan desempeño el cargo de Subprior y Maestro de novicios; tras
una estancia en Pastrana para poner en marcha su noviciado, se establece
en 1571 en Alcalá de Henares, como Rector del colegio reción fundado.
Juan se convierte en uno de los principales formadores para los
nuevos adeptos a esta reforma carmelitana. En 1572, Juan de la Cruz
viaja, a invitación de Teresa de Jesús, al Convento de la Encarnación,
en donde asumirá las tareas de Vicario y Confesor de las monjas.
Permanecerá aquí hasta finales de 1577, por lo que acompañará a la madre
Teresa a la fundación de diversos conventos de Descalzas, como el de
Segovia.
Durante este periodo, en el seno de la Orden del Carmen se habían
agravado los conflictos jurisdiccionales entre los carmelitas calzados y
descalzos, debidos a distintos enfoques espirituales de la reforma; por
lo demás, el pleito se enmarcaba también en la confrontación entre el
poder real y el pontificio por dominar el sector de las órdenes
religiosas. Así, en 1575, el Capítulo General de los Carmelitas decidió
enviar un visitador de la Orden para suprimir los convento fundados sin
licencia del General y de recluir a la madre Teresa en un convento.
Finalmente, en 1580 el Carmelo Descalzo se erige en Provincia exenta y
en 1588 es reconocida como Orden.
En este contexto es en el que se produce el encarcelamiento de Juan
de la Cruz, quien ya en 1575 había sido detenido y encarcelado en Medina
del Campo durante unos días por los frailes calzados. La noche del 3 de
diciembre de 1577 Juan de la Cruz es nuevamente apresado y trasladado
al convento de frailes carmelitas de Toledo, donde es obligado a
comparecer ante un tribunal de frailes calzados para retractarse de la
Reforma teresiana. Ante su negativa, es recluido en una prisión
conventual durante ocho meses.
Es durante este periodo de reclusión cuando escribe las treinta y una
primeras estrofas del Cántico espiritual (en la versión conocida como
protocántico), varios romances y el poema de la fonte.
Tras concienciarse de que su liberación iba a ser difícil, planea
detenidamente su fuga y entre el 16 y el 18 de mayo de 1578, con la
ayuda de un carcelero, se escapa en medio de la noche y se acoge en el
convento de las Madres Carmelitas Descalzas, también en Toledo. Para
mayor seguridad, las monjas lo envían al Hospital de Santa Cruz, en el
que estuvo mes y medio.
En 1578 se dirige a Andalucía para recuperarse completamente. Pasa
por Almodóvar del Campo y luego llega como Vicario al convento de El
Calvario en la serranía jienense. Entabla amistad con Ana de Jesús, tras
algunas visitas a la fundación de Beas de Segura.
En junio de 1579 se establece en la fundación de Baeza donde
permanece como Rector del Colegio Mayor hasta 1582, en que marcha para
Granada tras ser nombrado Tercer Definidor y Prior de los Mártires de
esa ciudad. Realiza numerosos viajes por Andalucía y Portugal, por
razones del cargo. En 1588 es elegido Primer Definidor y Tercer
Consiliario de la Consulta, la cual le traslada a Segovia.
Tras un nuevo enfrentamiento doctrinal en 1590, es destituido en 1591
de todos sus cargos, quedando como simple súbdito de la comunidad.
Durante su viaje de vuelta a Segovia, cae enfermo en el convento de La
Peñuela y es trasladado a Úbeda, donde muere la noche del 13 al 14 de
diciembre.
Su sepulcro, un magnífico mausoleo, digno de visita, se encuentra el
el convento de Carmelitas de Segovia, al pie de las Peñas "rajeras"
Artículo publicado originalmente por Santopedia
Aleteia