En Roma, a lado de la Plaza del Campidoglio, se encuentra la Basílica
de Santa María in Aracoeli situada en la cumbre más alta del Monte
Capitolino. Esta basílica, como tantas otras iglesias antiguas en Roma,
fue erigida en un templo que fue antes dedicado a un culto pagano; en
este caso, a Juno Moneta.
Pero esta basílica tiene una gran particularidad que la diferencia de
las otras, su altar es único en el mundo cristiano porque fue creado
antes de que nazca Cristo. ¿Cómo puede ser esto posible?
La leyenda cuenta que la sibila Tiburtina (ninfa profética de la
mitología romana) se le apareció en sueños al emperador Octavio Augusto
anunciándole que “del cielo vendrá un rey con semblanzas humanas que
reinará por siglos y juzgará al mundo”.
E inmediatamente el emperador que se encontraba en su habitación tuvo
una visión, de una virgen en un altar con un niño en brazos, y sintió
una voz que le decía: Ecce ara primogeniti Dei, “este es el altar del “Señor del Cielo” , a lo que el emperador seguidamente se arrodilló a adorarlo.
Quedando muy impresionado de esta visión posteriormente hizo
construir allí mismo en su habitación un altar para aquel “Señor del
Cielo” de allí la palabra “Ara Coeli”, “Altar del Cielo” donde siglos
después se construyó la basílica que actualmente podemos ver.
Para llegar a la basílica se debe subir por una muy larga escalinata
de 124 escalones, con muchísima historia. En el medioevo muchos la
usaron como foro en donde se discutía y se hablaba al pueblo. También se
la usó para ejecutar a los criminales. Quizás estas costumbres de
debían a que, por la altura de las escaleras, funcionaba a modo de
escenario: así el pueblo podía ver mejor lo que allí acontecía.
Desde el siglo XIII quedó a cargo de los franciscanos, que dieron ese
aspecto románico-gótica con la que ahora la encontramos y alberga
verdaderos tesoros de la cristiandad. Allí se encuentran las reliquias
de santa Elena, madre de Constantino.
También está la tablilla con el monograma de Jesús que san Bernardino
de Siena usaba para promover la devoción al Santo Nombre de Jesús y un
hermoso niño Jesús tallado en madera de olivo proveniente del huerto de
Getsemaní, muy venerada con particular devoción, sobre todo por las
madres que llevan a sus niños para consagrarlos al Divino Niño – aunque
la que vemos hoy es una réplica, ya que lamentablemente fue robada en
febrero de 1994 y nunca se recuperó.
Si vienes a Roma, y si estás en buena forma o quieres hacer un poco
de ejercicio, te aconsejo subir los 124 escalones para visitar esta
hermosa basílica, considerada una verdadera “escalera santa”. Son muchas
las solteronas en busca de maridos que la han subido de rodillas
esperando el “milagro”, o mujeres deseando ser madre y hasta alguno
pidiendo ganar la “lotería”…
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