En la declaración final se expresa “un ser y hacer comprometidos con la caridad y la justicia social”
La LXXIV Asamblea General de Cáritas Española, que presidieron
conjuntamente monseñor Jesús Fernández, obispo auxiliar de Santiago de
Compostela y responsable de Cáritas en el seno de la Comisión de
Pastoral Social, y Manuel Bretón, presidente de la Confederación, aprobó
las cuentas y resultados del ejercicio 2016 y el presupuesto para 2018.
Los responsables de las 70 Cáritas Diocesanas de España, entre ellas la
de Santiago de Compostela, aprobaron también una declaración final en
la que entre otras cosas se dice: “Nos preocupa que se consolide en la
ciudadanía la idea de que la pobreza es algo natural y de que el hecho
escandaloso de que millones de personas permanezcan por debajo del
umbral de la pobreza, a cuciadas por la condiciones de precariedad y
abocadas a que un futuro lleno de incertidumbres, forma parte del
paisaje inevitable de la cuarta economía de la zona euro”.
Saludo de la CEPS
El delegado episcopal Vicente Altaba, fue el encargado de la oración
inicial insistiendo en sus palabras en que Cáritas “está llamada a ser
el fermento y la sal de una comunidad que se implica y aborda la
transformación de la sociedad. No podemos ser un departamento adosado a
la comunidad, expropiando su compromiso”.
La Asamblea, de carácter ordinario, comenzó con la intervención de
monseñor Fernández, quien dirigió a los participantes un mensaje en
nombre de la CEPS. Durante su intervención indicó que tenemos que
trabajar por la renovación de la evangelización de lo social, incidiendo
en el anuncio, la celebración y el testimonio. Señaló que la pobreza se
estaba enquistando.
Seguidamente Manuel Bretón saludó por primera vez a los responsables
de las 70 Cáritas Diocesanas de España, a los que animó a seguir
haciendo el trabajo de ayuda a las personas más necesitadas.
Informe, cuentas y presupuesto
El secretario general de Cáritas Española, Sebastián Mora, fue el
encargado de presentar el informe de actividades y resultados del
ejercicio de 2016, así como los proyectos para el año en curso y las
propuestas para 2018.
En su intervención hizo hincapié en que “vivimos un momento de
interrogantes, pero no debemos perder nunca la realidad”. Constató que
la pobreza se seguía cronificando, “la crisis se cebó con los más pobres
y originó un empobrecimiento de la pobreza”, dijo.
Pidió a los asambleístas “ser cada día más confederación”, y señaló
que la competencia en un futuro próximo “va a ser muy feroz”, señalando
lo que hacían en el mercado otras organizaciones que trabajan en el
campo de lo social y de la ayuda.
Destacó el número de personas contratadas, los voluntarios y las
cáritas parroquiales, así como el número de intervenciones y atenciones
practicadas. En sus últimas palabras mencionó que era necesario
arriesgar, vincular y confirmar en el trabajo que se tiene que
desarrollar en los próximos meses.
La Asamblea dio su aprobación a las cuentas del ejercicio económico
de 2016 calificadas como de balance equilibrado, así como el
presupuesto para 2018, en el que se aprecia una rebaja sustancial del
32% , del que se dijo que era “de tránsito”, y al programa de
actividades para el próximo año.
Ser parte
Integrantes del equipo de Comunicación y Sensibilización, Natalia
Peiró, directora, y Mercedes Fernández, coordinadora, presentaron las
claves sobre “La captación en Cáritas: una invitación a Ser Parte”, en
torno a las que gira la estrategia de la nueva campaña de socios que ya
se está desarrollando en diversas Cáritas. Pusieron sobre el debate de
la Asamblea todo el trabajo y los proyectos en relación a la campaña Ser
Parte con la que se persigue concienciar a las personas para que sean
auténticamente parte de la institución.
Constataron que se trata de una campaña estatal dirigida a toda la
ciudadanía para reforzar la base social y aumentar el compromiso de
socios y donantes con los proyectos de lucha contra la desigualdad
social que lleva a cabo la Confederación en toda España. Hicieron
hincapié en que la iniciativa tiene el hecho de compartir un elemento
clave del modelo de acompañamiento de Cáritas, caracterizado por la
escucha, el diálogo y la creación de oportunidades.
El futuro
La ponencia marco de la jornada de clausura corrió a cargo de Jesús
Pérez Mayo, director de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz que en voz
alta se hizo una pregunta: “¿Qué Cáritas queremos para el futuro?”
Comenzó su intervención mencionando el alto grado de desigualdad que
había en la sociedad, así como el empleo del que dijo era cada vez más
difuso, por lo que son necesarias “habilidades diferentes en los campos
de formación”.
Al hablar de las preocupaciones que le parecían más importantes en el
momento actual se refirió a la necesidad de cuidar la casa común, la
privatización del espacio social, las relaciones dentro de nuestras
comunidades, y el cuidado que debemos tener con nuestras personas y los
técnicos que trabajan en la institución.
Mencionó que se presentaba un periodo apasionante pero a la vez
incierto, que debíamos estar atentos a la realidad ante los nuevos
perfiles de la pobreza, que se debían aprovechar las oportunidades que
se presentan y aplicar nuevas relaciones para, dijo, “salir de la zona
de confort en la que nos encontramos y no hacer lo de siempre”. Para el
ponente es necesario profundizar más todavía en el desarrollo integral
centrado en la persona, insistiendo en que se trabaja con participantes,
no usuarios “tenemos que contar con ellos a la hora de la toma de
decisiones”.
Declaración de la Asamblea
Los representantes de las 70 Cáritas Diocesanas que integran la
Confederación Cáritas en España reflexionaron durante el encuentro
anual sobre los signos de esperanza y los síntomas de incertidumbre “que
compartimos a diario con los cientos de miles de personas que
acompañamos en nuestra red estatal de acogida e inserción”. En estos
términos comienza la declaración final aprobada en el encuentro
celebrado en El Escorial.
“Somos testigos directos de cómo muchas familias siguen padeciendo
las consecuencias de unas condiciones de precariedad que, como venimos
alertando desde hace tiempo, son el resultado directo de nuestro modelo
socioeconómico”, constatan. Se insiste en que “al inicio de un nueva
etapa de recuperación y crecimiento, vuelve a inquietarnos el riesgo de
que se repitan errores pasados, siga sin incidirse de raíz en los fallos
estructurales de la desigualdad y, bajo la euforia de la poscrisis, una
parte de la sociedad quede relegada y continúe sin tener garantizados
sus derechos básicos”.
En el documento se recuerda que como expresión de una Iglesia
auténticamente samaritana, “no podemos desarrollar una acción de acogida
y acompañamiento a las personas excluidas sin esforzarnos, al mismo
tiempo, por añadirle las exigencias de la denuncia, la transformación de
la realidad y la opción por la justicia social”.
Para Cáritas, se señala, la toma de partido contra la pobreza no
puede quedar restringida a una opción temporal o privada: “Es también
una acción comunitaria desarrollada en el centro mismo de la vida
pública, que solo tendrá éxito si se fortalece el tejido social y la
participación de todos en cada uno de los ámbitos democráticos y
asociativos”. ”La nuestra es una invitación”, prosigue el escrito, “a
involucrarse en la construcción de un modelo social acogedor,
auténticamente fraterno, accesible para todos y basado en un crecimiento
económico respetuoso con la Creación, sin excluidos ni empobrecidos”.
En tal sentido se presentan una serie de postulados:
–Frente a la tentación de un discurso centrado en el individualismo,
en el que cada uno debe ser el único garante de su propio bienestar,
nuestra propuesta es la comunidad.
–Frente al debilitamiento de las políticas públicas, nuestra
propuesta es la de que sean fortalecidas, porque las Administraciones
son las garantes de los derechos fundamentales.
–Frente a un modelo de sociedad de consumo donde el mercado se
concibe como el único espacio donde satisfacer toda necesidad, nuestra
propuesta es la lógica del don y la caridad dentro de una Iglesia en
salida, en las periferias y comprometida en el servicio a los últimos.
–Frente a la apuesta por el crecimiento constante y a cualquier
precio, reafirmamos nuestro concepto de desarrollo humano integral que,
ahora que se cumple el 50 aniversario de la encíclica Populorum Progressio, pasa por el reconocimiento de la dignidad y la construcción del bien común.
–Frente al sufrimiento de miles de refugiados y de todos aquellos que
se ven obligados a migrar para proteger su dignidad, nuestra propuesta
es la de acoger al hermano y reconocer sus derechos y sus capacidades,
sin distinciones entre “ellos y nosotros”.
–Frente a una lógica de desarrollo basado en el uso irresponsable de
los bienes que Dios ha puesto a nuestra disposición en «la hermana
nuestra madre tierra», proponemos un modelo de cooperación internacional
fraterna orientado a «proteger nuestra casa común y unir a toda la
familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral»
para todas las personas, como señala el Papa Francisco en “Laudato Si´”.
Necesidades de las personas
En sus palabras de despedida, Manuel Bretón, presidente de Cáritas
Española agradeció el trabajo de los integrantes de la Confederación,
“algo que nos debe alentar”, y les animó a seguir ayudando a las
personas más empobrecidas.
Cerró la Asamblea monseñor Jesús Fernández, obispo auxiliar de
Santiago y acompañante de Cáritas. “Tenéis un corazón sensible, abierto a
las necesidades de las personas”, señaló, diciendo que el encuentro
había sido para él una gran experiencia, y animó a los responsables de
la institución a seguir trabajando en esta línea de acogida, ayuda y
acercamiento hacia las personas que más lo necesitan”.
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