Celebramos sus "bodas de plata" con 8 consejos prácticos para iniciarse en su lectura
Hace
25 años, el 25 de junio de 1992, el Papa San Juan Pablo II aprobó el
texto del (nuevo) Catecismo de la Iglesia Católica. En el mismo año,
pero el 11 de octubre, conmemorando el 30 aniversario de la apertura del
Concilio Vaticano II, lo promulgó junto con la Constitución Apostólica
Fidei Depositum (“El Depósito de la Fe”).
Un texto que, al mismo tiempo, representa un regalo de la tradición
cristiana y un reto para todos los casi 1,300 millones de católicos que
hay en el mundo. El reto se resume en una sola pregunta: ¿cómo usarlo y
cómo “navegar” por este texto de instrucción de casi 900 páginas,
respaldado por la inmensa sabiduría del entonces cardenal Joseph
Ratzinger?
El mismo Ratzinger, como Papa Benedicto XVI, en el año 2005 aprobó y
publicó un Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 598 “mensajes
de texto”, preguntas y respuestas, en los que compila “una fidedigna y
segura síntesis (…) de los elementos fundamentales de la fe de la
Iglesia”.
Sin embargo, persiste la pregunta sobre el texto principal del
Catecismo: ¿Cómo “navegar” por él sin perderse en el intento? Bill
Dodds, quien escribe para el semanario Our Sunday Visitor desde
Washington, ha elaborado ocho conceptos prácticos para iniciarse en la
lectura del Catecismo de la Iglesia Católica dirigidos a los católicos
de hoy.
1. Recorre la tabla de contenidos y el índice para ver qué temas te
interesan más, te intrigan, te interpelan. ¿Sobre qué es lo que quieres
saber más? ¿Los tiempos litúrgicos? ¿El Espíritu Santo? ¿El
Padrenuestro?…
2. Haz lo mismo con el glosario en el que quedan clarificadas y
perfectamente definidas cientos de palabras y términos “católicos” (tan
bien como se pueden encontrar en el cuerpo del texto que compone el
Catecismo)
3. Enfócate en un sacramento en particular; uno que esté jugando, en
este momento de tu vida, un papel de mayor importancia: ¿Bautismo?
¿Confirmación? ¿Matrimonio? ¿Unción de los enfermos?
4. Trabaja en cómo apreciar mejor la Misa y la Eucaristía mediante la
busca y el encuentro de todo lo que significa este magnífico regalo del
Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
5. Elige un tema para leer y para orar sobre él durante el Adviento o
la Cuaresma, para el tiempo que pasas en la parroquia, en la capilla
donde se adora al Santísimo Sacramento.
6. Atraviesa el Credo de Nicea-Constantinopla línea por línea, para
que la asistencia a la Misa dominical tenga aún mayor significado.
7. Avanza mejor y aventaja en el Sacramento de la Reconciliación
mediante el examen de su teología (no dejes que la palabra te intimide),
para ver cuándo debes de confesarte o con qué frecuencia lo debes
hacer.
8. Marca secciones del Catecismo o imprime algunas partes que sean
particularmente de interés para ti desde la versión online. Se trata de
que las leas con más calma, cuidadosamente, y que te sirvan en tu
oración.
De una manera u otra hay que tomar ventaja de aquello que hace 25
años San Juan Pablo II tenía en mente y que escribió en Fidei Depositum:
“Un catecismo debe presentar con fidelidad y de modo orgánico la
doctrina de la sagrada Escritura, de la Tradición viva de la Iglesia,
del Magisterio auténtico, así como de la herencia espiritual de los
Padres, y de los santos y santas de la Iglesia, para dar a conocer mejor
los misterios cristianos y afianzar la fe del pueblo de Dios. Así
mismo, debe tener en cuenta las declaraciones doctrinales que en el
decurso de los tiempos el Espíritu Santo ha inspirado a la Iglesia. Y es
preciso que ayude también a iluminar con la luz de la fe las
situaciones nuevas y los problemas que en otras épocas no se habían
planteado aún”.
En otras palabras, el Catecismo de la Iglesia Católica fue escrito
para iluminar y guiar “en este tiempo en el que la Iglesia es llamada a
un mayor esfuerzo de evangelización”. En sus bodas de plata, no solo no
ha perdido frescura, la ha ganado.
Aleteia