Con la apertura de la causa de Cipriano Martínez Gil y otros 55 compañeros mártires, según informa el semanario Alfa y Omega,
el cardenal Arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro culmina los trabajos
previos de un largo proceso iniciado hace 20 años por el cardenal Rouco,
presente también en el acto, junto al obispo de Alcalá (monseñor Reig
Pla), el de Getafe (monseñor López de Andújar) y su auxiliar (monseñor
Rico Pavés), además de monseñor Martínez Camino, auxiliar de Madrid y
encargado de promover esta causa. Asistieron también familiares de los
mártires.
“Damos gracias a Dios por este momento que vivimos en nuestra Iglesia
diocesana, esta apertura de la causa de canonización de los siervos de
Dios Cipriano Martínez Gil y sus compañeros mártires. La Iglesia es la
comunión de los santos –explicó el cardenal Osoro-, es el pueblo
peregrino unido de muchos modos a los hermanos que ya han alcanzado la
patria de la Gloria. En este camino nos animan con su ejemplo y nos
ayudan también con su intercesión. Los mártires, cuya apertura
hemos iniciado en este día, para la Iglesia, como dice el Concilio
Vaticano II, tienen una especial importancia: después de la Virgen y los
apóstoles, los profesa la mayor veneración entre los santos”.Este sábado, 18 de marzo por la mañana, en la iglesia de las Calatravas, se abrió la causa de canonización de “49 sacerdotes de la antigua diócesis de Madrid-Alcalá junto con siete familiares que fueron muertos, según es fama, por dar testimonio de la fe en Jesucristo el Santo, el Inocente, que vino a dar su vida en rescate por muchos”, como ha detallado el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ.
Cipriano Martínez Gil y sus 55 compañeros –ha señalado el
cardenal Osoro– nos recuerdan “cuatro ejes que tienen que estructurar
nuestra vida como discípulos de Cristo” y de los que nos habla
permanentemente el Papa Francisco: que la misericordia de Dios, que “en
definitiva es su amor incondicional a todos los hombres”, “sea la
nuestra”; que, como Él, salgamos “al encuentro de los hombres y en todos
los caminos, sin excepción”, tirando muros; que lo hagamos “desde la
alegría de un encuentro tan hondo y tan profundo con Jesucristo, que nos
identificamos de tal manera con Él, que asumimos su destino por todos
los hombres”; y, por último, debe ser “un anuncio que se hace con el
amor no solamente de palabras, sino con obras y no obras externas a uno;
sino con la propia vida”.
Al final de su intervención, el purpurado ha mostrado su afecto y gratitud a los familiares de los mártires presentes: “Os aliento también a que seáis hombres y mujeres que viváis con alegría que alguien de los vuestros quiso dar la vida por el Señor y que la Iglesia quiere mirar y ver si esa alegría es motivo para que esta apertura tenga su plenitud pronto”.
Al final de su intervención, el purpurado ha mostrado su afecto y gratitud a los familiares de los mártires presentes: “Os aliento también a que seáis hombres y mujeres que viváis con alegría que alguien de los vuestros quiso dar la vida por el Señor y que la Iglesia quiere mirar y ver si esa alegría es motivo para que esta apertura tenga su plenitud pronto”.
“Un acontecimiento histórico para nuestras Iglesias particulares de Madrid y de Getafe”
Monseñor Martínez Camino, que está encargado de esta pastoral de la santidad en la diócesis, ha explicado que, aunque el acto de este sábado no es un acto litúrgico sino una “formalidad jurídica de la apertura de la fase diocesana de una causa”, se ha querido celebrar en las Calatravas y darle “relieve público” porque se trata de “un acontecimiento histórico para nuestras Iglesias particulares de Madrid y de Getafe”. “Es un deber ineludible de piedad dar este paso que hoy damos. Lo hacemos también por devoción y convicción: los frutos pastorales serán muy grandes”, ha aseverado.
El obispo auxiliar ha recordado que “hace 20 años, el entonces arzobispo de Madrid, el cardenal Rouco, dio los primeros pasos de un largo proceso que culmina hoy provisionalmente”. “No podemos ocultar nuestra alegría y nuestra satisfacción. Bendito sea Dios. Sus cosas, las cosas de Dios, no suelen ir deprisa, pero llegan siempre”, ha dicho después de agradecer al arzobispo emérito su empeño. También ha querido dar las gracias a su sucesor, al cardenal Osoro, por haber “hecho todo lo posible para que esté acto de hoy pudiera tener lugar cuanto antes y con todos los medios necesarios para estar bien preparado y para que las cosas puedan ir bien en el futuro”.
Monseñor Martínez Camino, que está encargado de esta pastoral de la santidad en la diócesis, ha explicado que, aunque el acto de este sábado no es un acto litúrgico sino una “formalidad jurídica de la apertura de la fase diocesana de una causa”, se ha querido celebrar en las Calatravas y darle “relieve público” porque se trata de “un acontecimiento histórico para nuestras Iglesias particulares de Madrid y de Getafe”. “Es un deber ineludible de piedad dar este paso que hoy damos. Lo hacemos también por devoción y convicción: los frutos pastorales serán muy grandes”, ha aseverado.
El obispo auxiliar ha recordado que “hace 20 años, el entonces arzobispo de Madrid, el cardenal Rouco, dio los primeros pasos de un largo proceso que culmina hoy provisionalmente”. “No podemos ocultar nuestra alegría y nuestra satisfacción. Bendito sea Dios. Sus cosas, las cosas de Dios, no suelen ir deprisa, pero llegan siempre”, ha dicho después de agradecer al arzobispo emérito su empeño. También ha querido dar las gracias a su sucesor, al cardenal Osoro, por haber “hecho todo lo posible para que esté acto de hoy pudiera tener lugar cuanto antes y con todos los medios necesarios para estar bien preparado y para que las cosas puedan ir bien en el futuro”.
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