‘La familia bien, gracias’. Este fue el título de un artículo del sacerdote y escritor José Luís Martín Descalzo que recoge su libro: Razones para la alegría. Me evoca ahora la exhortación del papa Francisco: “La alegría del amor” que encuentra su hogar más propio en la familia. Cuántas veces respondemos así cuando se nos pregunta por nuestra familia. Concretamente recuerdo sobre todo mi infancia en la calidez de la familia. Llegué incluso a pensar que la sociedad en que posteriormente iba a integrarme funcionaría según los parámetros de la familia. Pronto me di cuenta de que no era así. He de agradecer a la familia lo mucho que me ha dado. Y también en este caso he de decir que la familia bien, gracias. La familia es como esa red que tenemos debajo cuando de manera poco consciente queremos hacer malabarismos, o nos vemos obligados a hacerlos en el proceso de nuestra integración en la sociedad. ¿Ha sido una familia perfecta? Posiblemente no. Pero ha sido una familia que caminaba a la perfección. Las posibles rendijas en la convivencia me ayudaron a percibir la luz de su humanidad. También eso me ha ayudado.
Humildemente me atrevo a decir a los que consideran que la familia va a desaparecer que no se preocupen, que la familia bien, gracias. Por si se considerara utópica mi intuición, traigo la reflexión del doctor Marañón que decía: “El miedo de la sociedad pacata a que desaparezca la familia y se hunda el mundo, cada vez que éste da un estirón en su crecimiento, es tan antiguo como la creencia de la venida inmediata del anticristo, del fin del mundo, etc.”. Ciertamente esta música nos suena también hoy. Pero la familia tiene música propia: “La familia es imagen de Dios que es comunión de personas”, escribía el papa Benedicto XVI. Ya sé que estáis pensando que ignora la prosaica realidad. Es posible que no la conozca tan bien como yo mismo desearía, pero estoy seguro que conozco a tantas familias que no son portada de primera página ni noticia de televisión, que me dan fundamento para decir: la familia bien, gracias.
“Una sociedad no puede reinventarse en cada momento, echando por la borda el bagaje cultural y moral que le han legado las generaciones pretéritas como si no hubiera nada en todo ello que mereciese ser conservado; como si todo cambio equivaliese a un verdadero progreso; como si pudiese haber progreso cuando se ha perdido la perspectiva trascendente hacia la que hemos de encaminar nuestros pasos”.
En esta perspectiva nos dice el Papa: “La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia… a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva a la Iglesia. Como respuesta a este anhelo el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia”. Por eso, también yo respondo: la familia bien, gracias.
Monseñor Julián Barrio
Artículo publicado en “El Correo Gallego” (30-XI-2016)
“Una sociedad no puede reinventarse en cada momento, echando por la borda el bagaje cultural y moral que le han legado las generaciones pretéritas como si no hubiera nada en todo ello que mereciese ser conservado; como si todo cambio equivaliese a un verdadero progreso; como si pudiese haber progreso cuando se ha perdido la perspectiva trascendente hacia la que hemos de encaminar nuestros pasos”.
En esta perspectiva nos dice el Papa: “La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia… a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva a la Iglesia. Como respuesta a este anhelo el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia”. Por eso, también yo respondo: la familia bien, gracias.
Monseñor Julián Barrio
Artículo publicado en “El Correo Gallego” (30-XI-2016)
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