
Las jornadas teológicas se desarrollan bajo el rótulo “Todos somos hijos de Dios: Religiones, Cristianismo y Misión”. El director del ITC, Segundo Pérez López, explicó en la presentación del encuentro que con esta temática el ITC quería aportar su “granito de arena” a la reflexión sobre el papel de las religiones en el mundo y el pluralismo religioso. En su intervención, monseñor Barrio dijo que “la fe cristiana se ve afectada especialmente por esa problemática, porque desde su origen y por su misma esencia pretende dar a conocer y proclamar universalmente al único Dios verdadero y al único Salvador de toda la humanidad”.
Monseñor Barrio destacó que “el que dentro del actual pluralismo la Iglesia y la cristiandad figuren como un pluralismo más, no tiene que interpretarse nunca como si la Iglesia se concibiera a sí misma solo como una iglesia entre las demás, y como si pusiera en duda su especial pretensión universal y su misión”. En ese sentido, aclaró que “en la Iglesia existe un singular que nunca puede ser englobado en un plural, y que seguirá siendo lo único, lo definitivo, lo insuperable y lo exclusivo. En último término esta singularidad se debe a la originalidad de Cristo, a lo incomparable sin analogía de su persona, de su historia, de su obra, a la índole única del acontecimiento-Cristo”.
Tras la apertura oficial, el primer conferenciante, José Luis Vázquez Borau, habló sobre “La pervivencia del hecho religioso”, una intervención en la que se refirió a la necesidad de “hacer silencio” para escuchar la voz de la presencia íntima de Dios dentro del hombre. José Luis Vázquez Borau, miembro del Instituto Mounier de Catalunya, recordó la experiencia común a todo hombre de necesitar un acercamiento a la dimensión espiritual, que para los cristianos se traduce en la necesidad de experimentar un encuentro personal con Cristo.
Saludo de mons. Barrio en las XVII Jornadas de Teología
Monseñor Barrio destacó que “el que dentro del actual pluralismo la Iglesia y la cristiandad figuren como un pluralismo más, no tiene que interpretarse nunca como si la Iglesia se concibiera a sí misma solo como una iglesia entre las demás, y como si pusiera en duda su especial pretensión universal y su misión”. En ese sentido, aclaró que “en la Iglesia existe un singular que nunca puede ser englobado en un plural, y que seguirá siendo lo único, lo definitivo, lo insuperable y lo exclusivo. En último término esta singularidad se debe a la originalidad de Cristo, a lo incomparable sin analogía de su persona, de su historia, de su obra, a la índole única del acontecimiento-Cristo”.
Tras la apertura oficial, el primer conferenciante, José Luis Vázquez Borau, habló sobre “La pervivencia del hecho religioso”, una intervención en la que se refirió a la necesidad de “hacer silencio” para escuchar la voz de la presencia íntima de Dios dentro del hombre. José Luis Vázquez Borau, miembro del Instituto Mounier de Catalunya, recordó la experiencia común a todo hombre de necesitar un acercamiento a la dimensión espiritual, que para los cristianos se traduce en la necesidad de experimentar un encuentro personal con Cristo.
Saludo de mons. Barrio en las XVII Jornadas de Teología
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