El próximo 11 de noviembre, 6.000 indigentes o personas que viven en la calle provenientes de toda Europa se encontrarán con el Papa Francisco antes de terminar el Jubileo de la Misericordia en el Vaticano.

El domingo 13, las personas sin techo participarán en la misa presidida por el Pontífice.

La organización del evento está a cargo de la Asociación “Fratello” (Hermano). El objetivo es que “las personas más frágiles de nuestra sociedad, a menudo en situaciones de exclusión, puedan descubrir que su lugar es en el corazón de Dios y en el centro de la Iglesia”, informaron los organizadores.
Precisamente, para “despertar nuestras conciencia aletargada ante el drama de la pobreza”, el Papa invita al pueblo cristiano a que reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos).

El Papa llama a los pobres los “privilegiados de la misericordia divina” y explica que los discípulos de Jesús se reconocen por las obras que hacen.

“Un año de gracia” para llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres: En la Bula de convocatoria, el Papa insta a los fieles a “anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella”.

Una novedad de esta convocatoria al pueblo cristiano es la relación que hace el Obispo de Roma entre corrupción, marginación y pobreza.

La corrupción es considerada por Francisco como una “llaga putrefacta” que “mina desde sus fundamentos la vida personal y social”.

“La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres”.

El ejemplo de san Martín de Tours

El Papa recibirá a los sin techo en el día de la conmemoración de la memoria de san Martín de Tours, que antes de la conversión siendo un pagano y un soldado romano, regaló la mitad de su mantilla a un mendigo.

La piedad popular y la leyenda hablan de un san Martín misericordioso con los pobres.

De hecho, el Papa Francisco acostumbra a regalar el medallón grabado que representa a este santo a los dignatarios y las personalidades que le visitan en el Vaticano. Y les explica su significado para que ellos en su países puedan emular ese espíritu de caridad en sus acciones y vida diaria.

San Martín fue un obispo cristiano del VI siglo, nacido en Panonia (antigua región de Europa Central), hoy territorio de Hungría, quien ejerció su ministerio en la Galia al final del Imperio Romano.
Aleteia
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