Un Motu Proprio del papa Francisco entró en vigor el 8 de diciembre, introduciendo una importante reforma del proceso que ordena y regula las causas de nulidad del matrimonio. Unos cambios que el canónigo Daniel Lorenzo, presidente del Tribunal Eclesiástico, nos explica.

¿Cuál es el objetivo que persigue la reforma?
La reforma procesal trata de hacer más accesible el tribunal a los fieles que puedan dudar acerca de la validez de su matrimonio. Con la misma facilidad con la que cualquier persona se acerca al ámbito de la Iglesia para tratar alguna cuestión relacionada con los sacramentos, podrá acceder también al tribunal eclesiástico. La reforma intenta eliminar y evitar los trámites o solemnidades que no añaden nada, para dar más agilidad, cercanía e incluso mayor humanidad.
¿Cuáles son los cambios fundamentales con respecto a la anterior normativa?
Lo fundamental va desde los títulos de competencia, que se simplifican y se amplían, a la posibilidad de constituir los tribunales no solo con sacerdotes, sino también con laicos. Que el tribunal de primera instancia lo pueda conformar un juez, que sería un sacerdote, y dos asesores. Incluso la rapidez de los trámites se ve favorecida porque los momentos procesales se condensan, se hacen más ágiles. El procedimiento ordinario prevé que intervengan tres jueces, de los que dos pueden ser laicos, pero con formación en Derecho Canónico, un defensor del vínculo con las mismas funciones que un fiscal, y un secretario o notario. En nuestro tribunal la proximidad entre los fieles ya existe desde hace años. Los interesados pueden venir, llamar por teléfono o enviar un correo electrónico, y pedir una entrevista y asesoría gratuita.
Fuente: Carlos Deaño | Publicado en elcorreogallego.es
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