Fue el primer papa polaco, el primero en venir de un país comunista, el primero en entrar a una sinagoga, el primero en entrar a una mezquita, el primero en recibir a una delegación oficial de la Iglesia ortodoxa griega desde el cisma de 1054 y el primero y único en ser alcanzado por un tiro e ingresar en un hospital público.

    Cuando era joven, además de trabajar mucho en una cantera, practicaba esquí, montañismo y remo, estudiaba teatro y literatura polaca y llegó a actuar y escribir obras.
    Una investigación realizada en los Estados Unidos indicó que lo más cautivador de su figura era su sonrisa, la devoción mariana, el dominio de varias lenguas, y el amor por los niños y los pobres. En otra investigación con estudiantes de Portugal, España y América Latina, fue señalado en primer lugar como la persona más admirada del mundo.

    Confesaba todos los Viernes Santos en la Basílica de San Pedro.

    Bautizaba en su capilla privada a los hijos de sus más modestos colaboradores.

    Pidió perdón por las faltas y pecados de la Iglesia católica durante el discurso del 12 de marzo de 2000, año del Jubileo.

    En mayo de 2002, se reunió en la plaza de San Pedro con cientos de mujeres que habían estado metidas en la prostitución, durante una audiencia general.

    El 14 de noviembre de 2002, se volvió el primer papa en 150 años en visitar el parlamento italiano. Su discurso fue tan elocuente que el mafioso Benedetto Marciante, el capo de Cosa Nostra, se entregó a la policía.

    Una montaña del Polo Sur recibió el nombre de Papa Juan Pablo II en homenaje a sus 25 años de pontificado.
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