“Una familia que no come junta casi nunca, o que en la mesa no se habla pero se mira la televisión, o el smartphone, es una familia “poco familia”, lamentó el Papa Francisco en su reflexión dedicada a la familia y la convivencia, este miércoles 11 de noviembre durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro.

Ante miles de fieles presentes sostuvo que “una familia que no come unida o que mientras lo hace no dialoga es una familia ‘poco familiar’”, “diría que es una familia automática…con sus aparatitos”, dijo el Papa.

En la mesa se puede entender si la familia es unida o no. “La convivialidad es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en la familia hay algo que no funciona, o alguna herida oculta, esto se entiende enseguida” en la mesa.

Por ello, indicó que “en la vida familiar aprendemos desde pequeños la convivialidad, bellísima virtud que nos enseña a compartir, con alegría, los bienes de la vida”.

“El símbolo más evidente es la familia reunida entorno a la mesa doméstica, donde se comparte no sólo la comida, sino también los afectos, los acontecimientos alegres y también los tristes”, agregó.

“Esta virtud constituye una experiencia fundamental en la vida de cada persona y es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones familiares”.

El Papa, un día después de su viaje apostólico a las ciudades italianas de Florencia y Prado donde pidió a la Iglesia poner al centro a Cristo, reiteró “que los cristianos tenemos una especial vocación a la convivialidad. Jesús no desdeñaba comer con sus amigos. Y representaba el Reino de Dios como un banquete alegre”.

La familia que come unida en la mesa representa el símbolo cristiano del amor. El Papa recordó que “fue también en el contexto de una cena donde entregó a los discípulos su testamento espiritual, e instituyó la Eucaristía”.

“Y es precisamente en la celebración Eucarística donde la familia, inspirándose en su propia experiencia, se abre a la gracia de una convivialidad universal y a una fraternidad sin fronteras, según el corazón de Cristo, que entrega su Cuerpo y derrama su Sangre por la salvación de todos”, sostuvo.

Al final, el Pontífice saludó a los peregrinos de lengua española y a todos los grupos provenientes de España y Latinoamérica. “Roguemos para que cada familia participando en la Eucaristía, se abra al amor de Dios y del prójimo, especialmente para con quienes carecen de pan y de afecto. Que el próximo Jubileo de la Misericordia nos haga ver la belleza del compartir. Gracias”.

Niño cumplió su deseo de viajar en el papamóvil con Francisco y sus amigos

En la audiencia general de hoy ocurrió una curiosidad. El Papa Francisco invitó a tres niños entre los 9 y los 10 años a subir al papamóvil. Uno de los infantes, anónimo entre la multitud, le solicitó ese dono al Papa mientras se encontraba dando su tradicional vuelta a la Plaza para saludar a los fieles. El Papa complació al niño y a sus amiguitos que luego fueron acompañados por él mismo al final del itinerario hasta entregarlos de nuevo a su grupo.

Aleteia
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