Voluntarismo

Antes o después, los cristianos hemos de abordar la cuestión del voluntarismo. ¿Somos profetas por elección o por decisión? Aunque hayamos nacido “cuidando un rebaño” o “cultivando higos”, el Señor, ha previsto que anunciemos su Palabra. Una vez dicho lo más importante, añádase que las cosas no sucederán sin implicarse.

La Iglesia es el sacramento del Cuerpo real, vivo, presente y curativo de Cristo. Al seguir a Jesús adquirimos una visión nueva sobre la enfermedad y los enfermos, por ejemplo. Deducimos que el pecado es la peor enfermedad. Sólo Jesús salva; y los cristianos “salvamos” con Él.

Un compañero, hábil como pocos en lo dialéctico, encontró un “rival” a su altura en un Guardia Civil. Éste le paró porque dedujo, con acierto, que hablaba por el móvil mientras conducía. Tras un variado repertorio de excusas y explicaciones, el agente de la benemérita le “desarmó”: “Vostede leva aí palomitas, verdade? Digo, para a película que me está contando…”. Tras un breve suspense, rieron y arreglaron con justicia.

A pesar de la debilidad, “rémora” e inutilidad de sus profetas, el Señor llevará a cabo, con ellos, su misión. Dios invita constantemente a la riqueza de su Vida y de su Amor; ahí está la pura gracia. Decía un práctico norteamericano: “cuando descubrí que podía ofrecer a Dios todas las circunstancias de mi jornada, sirviendo a los demás, dije: eso es lo que quiero hacer el resto de mis días”; ahí está la voluntad.

Manuel Blanco
Delegado de Medios
de Comunicación Social

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