El cardenal Fernando Filoni vio en primera persona la situación en que se encuentran las minorías perseguidas por el Estado Islámico en Irak. Ya en Roma, explicó a Francisco la gravedad de la situación.

CARD. FERNANDO FILONI
Enviado del Papa a Irak
"Me han podido decir todo lo que tenían en el corazón, y yo se lo he llevado al Santo Padre. He podido ver todo aquello que veían sus ojos, sus sufrimientos y dificultades".

Francisco quiso desde el principio que su misión en Irak no tuviera un carácter estrictamente diplomático, sino que también sirviera para dar consuelo y apoyo material a los refugiados.

En Irak el cardenal conoció a personas forzadas a abandonar sus casas de un día para otro. Los cristianos y otras minorías le contaron las amenazas de los terroristas del Estado Islámico.

CARD. FERNANDO FILONI
Enviado del Papa a Irak
"Les dijeron que o se convertían o iban a morir. Los que marcharon comenzaron un viaje largo y doloroso. Aun así, muchos fueron asesinados”.

El cardenal también encontró varias parroquias que abrieron sus puertas y muchas personas que ayudaron en los campos de refugiados.

CARD. FERNANDO FILONI
Enviado del Papa a Irak
"Por ejemplo, no había baños ni duchas, y hacían mucha falta por la altísima temperatura. Vinieron arquitectos y solucionaron el problema. Todavía hay miles de personas que necesitan cocinar y comer. Hay niños y ancianos con sus necesidades, adultos, hombres, mujeres...”

El principal objetivo de su misión fue expresar la preocupación y cercanía del Papa a las minorías perseguidas. También hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que garantice las  necesidades básicas de los refugiados y que puedan volver a sus casas sin que peligren sus vidas.

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