Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, es uno de los obispos más activos en las redes sociales. Afirma que el futuro de la sociedad se juega en la familia.
-Se le conoce por sus intervenciones en las redes sociales y sus catequesis en audio, ¿cómo se planteó el salto a este nuevo púlpito?
-Antes de ser obispo tenía una presencia diaria en Radio María, con un programa de una hora diaria. Cuando fui nombrado obispo pensé que debía dejar esa presencia mediática, lo consulté y el nuncio de su Santidad me dijo que continuase porque entendían que un quehacer del obispo es predicar la Palabra. Lo mejor era el último cuarto de hora del programa, en el que entraban los oyentes a hacer preguntas. Es una forma de tomar el pulso a la realidad, de poner oreja. Como dice el papa Francisco, “el Señor nos ha dado dos orejas, una para escuchar a Dios y otra para escuchar a la gente”. En la actualidad, estoy presente en un programa semanal en Radio María, que se llama “Sexto continente” y en el que se está muy al tanto de las redes sociales y los temas de actualidad.
-También se le conoce por presentar a la familia con alegría, explicando todos los temas con claridad.
-Yo creo que hoy día el futuro de la sociedad se está jugando en la familia: en la educación de los niños, en los ideales que se transmite en la familia… Es un tema en el que la Iglesia está hablando, gastando su prestigio y bendito desgaste. Pero me parece que hay que hacer un gran esfuerzo de pedagogía porque parece que presentamos un mensaje antipático. Y no hay nada más simpático que la familia. De todos los valores, el que sale mejor parado en todas las encuestas es la familia. Al mismo tiempo que apostamos por la familia, apostamos por los inmigrantes, por los pobres… el mensaje moral de la Iglesia no está sectorializado, sino que es el Evangelio en su plenitud, el Cristo total, el que predicamos. Creo que la coherencia del mensaje cristiano es atrayente, aunque a veces moleste.
-Estamos en plena Pascua ¿cómo vivirla?
-Yo creo que es muy importante que quien transmita el mensaje tenga la convicción de saber que eso que predica tiene un triunfo seguro, que el triunfo está garantizado. No sabemos muy bien el cómo llegaremos a ese triunfo definitivo al reino de Dios, no sabemos los tropezones y disgustos que tendremos, peor a mí me parece que es muy importante que el evangelizador tenga una esperanza teologal. A veces nos apoyamos en esperanzas humanas que cuando se derrumban nos llevan a la crisis, pero la esperanza teologal no flaquea porque sabe que la victoria definitiva es segura. Yo creo que tenemos que ser incombustibles, que no nos quememos, que tengamos paciencia, que sepamos que cuando hay que abrazar humillaciones y aparentes fracasos serán medicinales, eso es ser incombustible. La esperanza cristiana es incombustible, es Cristo resucitado el que reina incluso en medio de este aparente caos porque uno mira este mundo y puede parecer un caos aparente.