En su homilía en Casa Santa Marta el Papa Francisco dijo que para recibir el don de la fe se tiene que abrir el corazón al Espíritu Santo y a la Iglesia. 

FRANCISCO
"¡La fe es un don de Dios! Pero la fe viene si tú estás en su pueblo, si tú ahora estás en la Iglesia, si tú te dejas ayudar por los sacramentos, por los hermanos, por la asamblea, si tú crees que esta Iglesia es el Pueblo de Dios”.

Además, Francisco explicó que existen dos grupos de personas: los dulces, humildes y abiertos al Espíritu Santo y los orgullosos y soberbios. Dijo que estos últimos se resisten a la fe porque "creen saberlo todo” y se distancian del Pueblo. 

EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA

"Otras veces, el Espíritu Santo nos conduce con suavidad, y la virtud está en dejarse llevar por Espíritu Santo, no resistir al Espíritu Santo, ser dóciles al Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo obra hoy en la Iglesia, actúa hoy en nuestras vidas. Alguno de ustedes podrá decirme: '¡Yo nunca le he visto!'. 'Pero, presten atención a lo qué sucede, a lo que les pasa por su mente, lo que sienten en su corazón. ¿Cosas buenas? Es el Espíritu, el que les invita a ir en esa dirección. ¡Eso requiere docilidad! La docilidad al Espíritu Santo".

"Y tú les das explicaciones, y ellos, no convencidos vuelven con otra pregunta. Y así: dan vueltas y más vueltas… ¡como dieron vueltas entorno a Jesús toda la vida, hasta el momento que llegaron a prenderlo y a matarlo! "Esta gente no abre el corazón al Espíritu Santo” creen que también las cosas de Dios se pueden entender sólo con la cabeza, con las ideas, con las propias ideas. Son gente orgullosa. Creen saberlo todo. Y aquello que para ellos no entra en su inteligencia no es verdad. ¡Y tú puedes resucitar un muerto delante de ellos, pero no te creen!” 

"Esta gente se había apartado del pueblo de Dios y por esto no podía creer. ¡La fe es un don de Dios! Pero la fe viene si tú estás en su pueblo, si tú ahora estás en la Iglesia, si tú te dejas ayudar por los sacramentos, por los hermanos, por la asamblea, si tú crees que esta Iglesia es el Pueblo de Dios. Aquella gente se había apartado, no creía en el pueblo de Dios, creía sólo en sus cosas y así habían construido todo un sistema de mandamientos que echaban fuera a la gente: echaban a la gente y no la dejaban entrar en la Iglesia, en el pueblo. ¡No podían creer! Este es el pecado cuando se resiste al Espíritu Santo”.

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