Nuestra diócesis celebra con gran alegría la ordenación de dos nuevos sacerdotes: Ricardo Sanjurjo y Fermín Santiago y de dos nuevos diáconos: Rubén Diéguez y Andros Iglesias.
La alegría no sólo es por el servicio pastoral que ejercerán en nuestra diócesis, es -sobre todo- por ver como Dios ha iluminado sus corazones para descubrir su vocación.
Es esto lo que transmitirán principalmente en su vida: que el Amor de Dios ha estado grande con ellos. Descubrir la vocación es primordial para cualquier persona. Conocer el camino en el que encajas perfectamente y al que estás llamado te permite vivir la libertad propia de aquél que sabe que su alegría está en la fuerza que recibe de Dios.
Quizás por eso, en uno de los momentos de la ceremonia de las ordenaciones, todos los sacerdotes se acercan a imponerles las manos y orar por ellos. Rezan para que Dios mismo les recuerde a cada uno de ellos que todo lo reciben de Él, que les ha creado por Amor, con Amor y para el Amor.
La ceremonia, del pasado domingo, fue presidida por nuestro Arzobispo D. Julián Barrio, que les ordenó. D. Carlos Álvarez, rector del Seminario Mayor, presentó a los candidatos a presbíteros y diáconos, dando fe de su vocación y preparación. Y numerosos sacerdotes estuvieron presentes en la ceremonia que congregó en la Catedral de Santiago a numerosos familiares, amigos y diocesanos que asistieron a la misma.