“¡No puedo más! Mis hijos
reclaman mi atención todo el día: deberes, juegos, salir a pasear
aburridos porque no pueden ir al parque ni jugar con otros niños…
¡Ruidos, desorden…! Mi cónyuge no me ayuda: dice que ya se encarga de
otras cosas o que tiene que teletrabajar. Estoy deseando que vuelvan al
colegio. ¡Necesito que me dejen en paz!” Tenéis una oportunidad de
oro para disfrutar juntos de vuestros hijos y ellos de vosotros.
También de acordar criterios sobre los valores comunes en que queréis
educarlos. Sin duda, descubriréis puntos en común que no reconocíais, lo
que os ayudará a uniros como progenitores y también como pareja. Nadie
puede sustituir la función educativa de los padres, que pasa, sobre
todo, por la coherencia del ejemplo.
Es hora de que los padres y las madres vuelvan de su exilio —porque
se han autoexiliado de la educación de los hijos— y vuelvan a asumir
plenamente su función educativa. Francisco, Audiencia General, miércoles 20 de mayo de 2015
Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten (Col. 3, 20-21)
pastoralsantiago.es
Foto: Miguel Castaño