Nacido de entre los Voluntarios de Caridad de San Vicente de Paúl, junto a las religiosas del colegio marinense, el comedor social de la ilustre villa del Morrazo mantiene su servicio en tiempo de coronavirus. Sus casi 35 años de funcionamiento le convierten en un referente solidario para toda la comarca.

80 son los puestos con que cuenta el comedor social de Marín, cuya gestión corre a cargo de las Hijas de la Caridad. La Administración autonómica ayuda económicamente al sostenimiento de esta labor. Durante todo el año, dos cocineras, un grupo de 12 voluntarias y las religiosas, sacan el trabajo adelante. Alimentos, limpieza… pero también la atención personal y cercana a los usuarios. Éstos, si lo desean, pueden entrar a las 9:30h de la mañana para desayunar y asearse. De un modo muy habitual, los estudiantes de la Escuela Naval Militar, junto a su capellán, se acercan a colaborar.

Los menús son completos pudiendo, además, llevarse también la cena para casa. Incluso, a quien desayuna en su domicilio,  se le suministra lo necesario para hacerlo. Según cuenta Sor Celsa, Hija de la Caridad que coordina las tareas, “el comedor tiene sus horas punta; pero también avisamos a los voluntarios cuando llega un envío del Banco de Alimentos”, aclarando que los colaboradores de las religiosas hacen un esfuerzo grande de disponibilidad porque los donativos se presentan en el momento menos pensado.

Ante el riesgo por la pandemia, esta temporada los usuarios no entran al comedor. Las cocineras preparan un bocadillo con fiambre y otro con comida caliente, cocinada, además del resto del menú. “Estos días han llevado las roscas de Pascua”, explica sor Celsa, orgullosa ante ese detalle que contribuye a dignificar la vida de las personas que acuden al almuerzo. “Fue el regalo de una entidad y da para ponerles un buen trozo”.Estos días “especiales”, del reparto de las comidas se encargan los voluntarios de Protección Civil y miembros de la Policía. Unos 12-15 nuevos beneficiarios se han sumado a los habituales, un signo de que las consecuencias de la crisis sanitaria, se traducen también en crisis económica. Se calcula que aumentará el número de usuarios.

El Banco de Alimentos, la Cruz Roja y algún supermercado traen mercancía en 2 ó 3 campañas anuales para complementar los suministros. Algunas personas de Marín también colaboran con su donativo. El trabajo de las Hijas de la Caridad en el comedor social se sitúa en plena sintonía con el resto de entidades benéficas locales (Cáritas, Asociación sor Elvira, etc.).
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