Una vez que Jesús había ascendido al cielo, desde el Monte de
los Olivos pasaron los apóstoles el torrente Cedrón y volvieron a
Jerusalén. Allí subieron a la sala de arriba, a la habitación superior.
Allí, en la sala de arriba había celebrado Jesús con sus discípulos la
Última Cena, y allí, en el Cenáculo, estaban ellos reunidos cuando se
apareció Jesús por vez primera al grupo de los discípulos. En el piso de
arriba, pusieron en Jope a Tabita, aquella mujer caritativa, muerta
inesperadamente. Al llegar Pedro, lo subieron a la estancia superior, y
la resucitó. En Tróade Pablo y los cristianos de allí estaban celebrando
la Eucaristía en la estancia superior. Eneas cayó y murió; pero Pablo
volvió con él arriba y le devolvió la vida.
En esa estancia superior, residían entonces los Once discípulos que
quedaban, una vez que Judas se ahorcó. Allí oraban, a la espera del
Espíritu Santo, junto con algunas mujeres, como la Madre de Jesús y
otras que le habían seguido, y también algunos de sus parientes. En esa
situación, escogieron a José Barsabás y a Matías, que habían seguido a
Jesús desde el Bautismo de Juan hasta su Ascensión al cielo. Le piden
entonces al Señor que muestre su voluntad al echar a suertes, sobre si
quiere que sea el uno o el otro quien ejerza el apostolado al lado de
los otros Once. Salió Matías, y lo agregaron a los otros Apóstoles.
José Fernández Lago
pastoralsantiago.es
Foto: Miguel Castaño