Este domingo en España hubo 11 diócesis españolas que celebraron misas públicas,
otras muchas que aunque no tuvieron misas tenían los templos abiertos, e
igualmente algunas más que cerraron templos. El hecho de que en la que
en la misma región unas diócesis han cerrado templos y otras han seguido
celebrando misas públicas ha provocado cierta confusión entre los fieles.
Y para arrojar luz, el obispo auxiliar de Getafe, monseñor José Rico Pavés, ha escrito una interesante y completa carta Pensar y vivir la Eucaristía como miembros de la Iglesia en donde aborda este tipo de decisiones que han tomado diócesis como la de Getafe de cerrar los templos.
Recuerda el obispo que “no deberíamos olvidar que en la Diócesis de
Getafe se encuentra uno de los municipios (Valdemoro) donde el contagio
se está produciendo con más agresividad. Si atendemos a lo que ya ha
sucedido en Italia, no es difícil adivinar que, en virtud de la fuerza
de los hechos, todas las diócesis acabarán asumiendo las medidas
extraordinarias más exigentes, como las adoptadas por nuestra diócesis
de Getafe. ¿Significará esto que habremos reaccionado con la actitud
mediocre de quien aprecia más la salud corporal que el bien espiritual
del pueblo fiel?”.
"¡No se han suprimido las misas!"
Pero además, Rico Pavés recuerda la encíclica Mysterium fidei de San Pablo VI en la que el Papa explica que “toda misa, aunque sea celebrada privadamente por un sacerdote, no es acción privada, sino acción de Cristo y de la Iglesia,
la cual, en el sacrifico que ofrece, aprende a ofrecerse a sí misma
como sacrificio universal, y aplica a la salvación del mundo entero la
única e infinita virtud redentora del sacrificio de la Cruz”.
Por ello, ante las decisiones tomadas debido a la pandemia del coronavirus recuerda: “¡no se han suprimido las Misas!
Cerrar los templos no significa haber dejado a los fieles sin los
frutos infinitos del Sacrificio Redentor de Cristo que se actualiza en
el altar”.
“El cierre de los templos no responde a falta de fe o de visión
sobrenatural, sino que es una reacción desde la fe que se quiere hacer
operativa por la caridad. Seamos honestos: ¿disponemos en nuestras
parroquias y templos de los medios personales y materiales para lograr
las condiciones de no aglomeración y de higiene que alejen el peligro de
contagio? Si banalizamos estas medidas y crece el número de infectados
¿podremos garantizar que nuestros sacerdotes puedan seguir llevando el
consuelo de los sacramentos a los más enfermos y moribundos, y acompañar
a las familias que entierran a sus difuntos?”, se pregunta el obispo
auxiliar de Getafe.
Rezar por los sacerdotes
De este modo, en su carta pide “que el ayuno eucarístico de
estos días nos ayude a sentir como propio el sufrimiento de quienes se
ven privados de la Eucaristía por falta de sacerdotes. Hecho que ya
está sucediendo en muchos pueblos y aldeas de la España vaciada, además
de muchas comunidades en tierras de primera evangelización”.
El obispo auxiliar hace otro importante llamamiento en la carta:
“Queridos fieles: ¡rezad especialmente en estos días por vuestros
sacerdotes! Sabéis que en nuestra Diócesis varios de ellos ya han dado
positivo al test del Covid-19. Algunos, más graves, están
hospitalizados. Y es previsible que en los próximos días vayan
apareciendo nuevos casos. Los templos no se han cerrado para dar
vacaciones al clero o para protegerlo del contagio. Nuestros
sacerdotes, algunos de forma heroica, están reforzando los equipos de
capellanes de los hospitales, están celebrando las exequias de nuestros
difuntos, están visitando a los enfermos más graves para llevarles el
auxilio de la Confesión y de la Comunión, y están ofreciendo, con
gran creatividad, propuestas de oración y formación a través de las
redes sociales y medios de comunicación. Los sacerdotes que están
hospitalizados nos están regalando el testimonio admirable de vivir la
postración de la enfermedad como ofrenda por el bien espiritual de sus
fieles. ¡Están haciendo de sus camas hospitalarias verdaderos altares
donde se unen a Cristo, Sacerdote y Víctima!”.
Por otro lado, Rico Pavés señala que “si entendemos que cerrar los
templos no significa privar a los fieles del fruto de la Eucaristía, aprenderemos a valorar otras formas verdaderas de encuentro con el Señor, como la llamada comunión espiritual.
Es importante advertir que el desarrollo de la enseñanza de la Iglesia
sobre esta forma de comunión se ha producido en la Edad Media, en
tiempos de gravísimas epidemias, al hilo de las controversias
eucarísticas provocadas por quienes negaban la presencia real de Cristo
en la Eucaristía”.
Para acabar, el obispo auxiliar de Getafe señala que “en una
situación como la actual se percibe aún con más claridad la necesidad de
mantenernos unidos. Evitemos todo lo que quiebra la comunión. Superemos
el discurso tramposo que enfrenta a ‘los que tienen fe’ con ‘los que
tienen miedo’. No caigamos en la tentación del individualismo, buscando
‘soluciones’ por cuenta propia. Necesitamos caminar juntos. Renovemos la
oración por nuestro Obispo. Pidamos al Señor que lo colme con su luz y
lo robustezca con su gracia para que en sus decisiones reconozcamos el
báculo firme y las entrañas misericordiosas del Buen Pastor. Y quienes
tenemos la dicha inmensa de pertenecer a la Diócesis de Getafe acojamos
las palabras de un obispo mártir del siglo I, san Ignacio de Antioquía,
como palabras dirigidas a nosotros en el momento presente: ‘Seguid todos
al obispo, como Jesucristo al Padre’”.
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