
Se cumplen ya 2 meses de aislamiento para millones de cristianos chinos, con cuarentenas que les impiden ir a la Iglesia, reunirse en catequesis, etc... Y es en este contexto que con creatividad nacen los "nuevos métodos" y algo más profundo: una nueva mentalidad. La idea de que otra forma de organizar la vida eclesial es posible.
Cualquier comunidad cristiana del mundo, si es sometida a la
cuarentena y a la inquietud por la enfermedad, podrá aprender de los
cristianos chinos, pioneros en afrontarla con fe. El sacerdote chino
Joseph Bai Jianqing ha difundido en la agencia AsiaNews una serie de
ideas para "evangelizar en tiempos de coronavirus". Para él, es “una oportunidad” para la renovación pastoral.
"Esta epidemia ha dado nacimiento a tantos fenómenos nuevos, como,
por ejemplo los “grupos de fieles”, las “aulas on-line”, las “salas de
oración on-line”, la “misa en directo”, etc. [...] Este nuevo método
pastoral que se ha ido moldeando durante el tiempo de la epidemia
empuja a los fieles a ir más allá de los límites de la parroquia y de la
diócesis, formando nuevos “grupos on-line” e “iglesias on-line” que, a su vez, nos impulsan a los pastores a continuar estudiando,
a adaptarnos y a cambiar nuestros métodos de servicio pastoral. En esta
situación [...] si un pastor se olvida de cuidar de las ovejas, éstas,
hambrientas, se alejarán del pastor e irán en busca de un campo más vasto y fresco, de un pastor más apasionado y capaz de brindar servicios diferentes".
Evangelizar en tiempos de coronavirus: 2 meses de cuarentena en China
por P. Joseph Bai Jianqing
1. La labor pastoral durante la epidemia
La epidemia actual estalló de forma repentina. No solo ha vuelto
bastante particular el Año Nuevo chino, sino que además ha generado
muchas dificultades en los servicios pastorales. Sin embargo, este
desafío nos invita a reflexionar sobre nuevos modos de desarrollar la
labor pastoral.
Recientemente, un sacerdote compartió su experiencia: un joven le pidió confesarse por teléfono. El sacerdote comprendió el estrés y la presión
que estaba viviendo este muchacho en medio de la epidemia, y el deseo
de recibir la atención pastoral, que hasta ese momento no había podido
tener. El sacerdote le explicó que la confesión requiere de la presencia física, y que el secreto sea mantenido. Y por eso no es posible realizarla con el celular o a través de Internet. Después, el sacerdote invitó al joven a rezar y a confesarse de corazón delante de Jesucristo. El Señor lo perdonará. En el futuro, eventualmente podrá acudir a ver un sacerdote.
Para controlar la expansión del virus, cada uno de nosotros debe permanecer en casa. Todas las actividades públicas han sido suspendidas, incluso las misas.
En este caso, los sacerdotes están en sus capillas y rezan por los fieles, y piden a los fieles que recen en sus casas, lean la Biblia y aprovechen esta ocasión para estar cerca de sus familiares.
Sin embargo, algunos sacerdotes han optado por ponerse en contacto con los fieles a través de los modernos medios de comunicación, acompañándolos y formándolos.
Por ejemplo, a través de Internet, guían a los fieles en el estudio de la Biblia, la catequesis, las conferencias, en la oración juntos, hacen la homilía o la misa en directo, y la pastoral, por citar algunos ejemplos.
De hecho, no solo los sacerdotes, sino también las religiosas y fieles se están moviendo activamente con los nuevos medios de comunicación,
para ocuparse de los fieles, aprovechando esta oportunidad para
acompañarlos, confortarlos y guiarlos en el camino de crecimiento en la
fe.
En este caso, podemos ver dos actitudes y métodos pastorales bien diferentes:
- el primero, es la llamada actitud o método pastoral
tradicional, que sigue siendo el de hace décadas, transmitido de
sacerdote a sacerdote, es decir el método pastoral basado en el
"indoctrinamiento de los fieles”: los creyentes van a la iglesia, y los sacerdotes desarrollan un servicio orientado a los fieles.
Este tipo de pastoral sólo pide a los fieles observar los mandamientos y
los sacramentos, sin prestar mucha atención a la situación de vida
concreta de los creyentes o a los cambios sociales.
- el segundo, en cambio, es una actitud y un método pastoral
en continua renovación. Este segundo tipo de pastoral presta mucha
atención a las situaciones concretas que viven los fieles y a las
tendencias y cambios sociales. En base a ello, trata de modificar y renovar el método pastoral, utilizando los mismos instrumentos modernos y manteniendo un contacto fluido con los fieles y con la sociedad, para dedicar tiempo al servicio pastoral.
2. La elasticidad de la pastoral
La pastoral es como el cuidado que los padres dedican a sus hijos;
significa ocuparse, en nombre de Jesús, de las necesidades del alma y
del cuerpo del hombre, con la misericordia del Padre y con los métodos
apropiados y actuales, para que el hombre pueda conocer a Jesús y volver
al Padre.
Cada época y cada ambiente tiene un método pastoral propio. Podemos
aprender de otro un método pastoral diferente, pero no podemos copiarlo
tal y así como es, sin aportar algún agregado o cambio. La pastoral,
entonces, hecha en nombre de Jesús, es ayudar a las personas de cada
parroquia, pueblo y ciudad para que encuentren a “Jesucristo”; hallar la
enseñanza, el consuelo y la compañía del Padre, guiándolos por el
camino de la Verdad.
La sociedad se encuentra envuelta en una rápida evolución y desarrollo. Los
métodos pastorales de nuestra Iglesia no solo deben saber abandonar lo
que está obsoleto, sino también ponerse a la vanguardia de las tendencias, guiando a los fieles y a la sociedad, para avanzar por el camino de la Buena Nueva.
Los padres de un niño no deben imitar a los abuelos cuando crían al
niño, y tampoco deben pedir permiso a los abuelos para cambiar la comida
del niño o el método de cocción. De la misma manera, el párroco,
siendo padre del alma de los fieles, tiene el “poder natural” de elegir
los métodos que mejor se adaptan a la época en que vive, al ambiente y a la situación particular, para guiar, formar y servir a sus fieles.
En lo que concierne a la fe, permanecemos unidos en la Iglesia
universal y en la misma diócesis, mientras que en los que atañe a los
métodos pastorales, tenemos que saber encontrar métodos nuevos y
adecuados a nuestra realidad.
En algunos lugares, los métodos pastorales siguen siendo aquellos
tradicionales, basados en el “adoctrinamiento de los fieles”. En la
mayoría de los casos, los sacerdotes no han continuado estudiando ni
prestando atención a los desarrollos sociales, y por tanto, no pueden
colaborar con la renovación de la pastoral. La consecuencia es una vida parroquial monótona y la ausencia de actividades de evangelización.
Hay algunos sacerdotes que siempre ofrecen el mismo servicio a los
fieles; otros, en cambio, no hacen la homilía durante la misa; ¡e
incluso hay otros que gritan a los fieles! Cada parroquia, cada época y
situación necesita de nuevos métodos pastorales. Por dar un ejemplo, hay
cierta comida y vestimenta que agrada a los ancianos, pero que no
agrada en absoluto a los jóvenes y niños, por no resultarles adecuadas.
El mismo discurso vale para los métodos pastorales del pasado, que
necesitan de algún tipo de re-adaptación.
Una realidad preocupante es que los sacerdotes que cubren roles
importantes en su parroquia y en la diócesis fueron formados por
sacerdotes ancianos, y utilizan métodos y un pensamiento característicos
de la época en que estos últimos vivían. Si nuestros sacerdotes dejan
de actualizase en los nuevos conocimientos de la Iglesia de la sociedad,
y sobre la situación actual, utilizan, cuando sirven a los fieles, los
métodos de hace 10, 20 o 30 años atrás. Y esto conlleva, a su vez, la
crisis y la creciente rigidez de la Iglesia.
Los tiempos han cambiado, y nuestros fieles también se han actualizado sobre los nuevos conocimientos y en la vida social. Esto hace que sus expectativas también sean muy diferentes, y los empuja a seguir las tendencias actuales y a actualizar los métodos pastorales de nuestra Iglesia.

3. La pastoral en el proceso de urbanización
Hace treinta años, los obispos y sacerdotes ancianos, que habían
participado en la reconstrucción de la Iglesia, se hallaban delante de
un tipo de fe y contexto social muy diferentes de los actuales. En aquél
entonces, la sociedad era fundamentalmente agrícola, y la Iglesia se
basaba en los pueblos; además, el nivel cultural y de fe de los fieles
era bastante elemental. El proceso de urbanización de la sociedad china
prácticamente se ha completado, se ha elevado el nivel cultural y de la fe de los fieles, sobre todo entre los jóvenes, que viven principalmente en las ciudades.
Las pequeñas capillas de pueblo se han convertido en grandes
iglesias; y viceversa, las grandes iglesias de las ciudades se han
vuelto como pequeñas capillas. Una vez, fui a visitar a un sacerdote que
vive en la misma parroquia desde hace 20 años. Él exclamó que los
fieles disminuyen con cada día que pasa; en la misa dominical participan
apenas 200 ancianos, y solo unos pocos fieles en las misas diarias;
todos los jóvenes se han ido a las grandes ciudades.
En todo momento y en cualquier contexto, lo que debemos discutir es, siempre, “cómo hacer” y no “qué se debe hacer”. Todos saben “lo que debe hacerse”,
mientras que el “cómo hacerlo” emprende un nuevo camino para poder
servir mejor a los fieles, llevando la salvación a más y más personas.
En una sociedad que se desarrolla rápidamente y frente a estos
acontecimientos imprevisibles, los sacerdotes necesitamos tener una fe
firme, una visión amplia, una mirada atenta y una creatividad vivaz para
poder modificar y re-adaptar nuestros métodos pastorales, Los métodos
utilizados hace diez años, hoy necesitan de ulteriores renovaciones; los
utilizados en la parroquia [de campo] necesitan ser renovados si lo que
se pretende es utilizarlos para el servicio en las ciudades. Al mismo
tiempo, la experiencia pastoral adquirida en la parroquia anterior,
¡debe renovarse al llegar a una nueva parroquia!
4. Una incesante renovación
Siendo que la situación de la epidemia aún no se ha calmado, los estudiantes han retomado sus estudios de manera “online”.
La comunicación a través de Internet ya se ha convertido en la principal herramienta de estudio y de la vida moderna.
En este momento particular, hemos visto que la Iglesia avanza con un
rostro nuevo, con nuevos métodos pastorales y de evangelización.
Esta epidemia ha dado nacimiento a tantos fenómenos nuevos, como, por ejemplo los “grupos de fieles”, las “aulas on-line”, las “salas de oración on-line”, la “misa en directo”, etc.
Todo esto nos muestra una parroquia, una diócesis y una Iglesia que trasciende los confines y los contextos.
Este método pastoral, vivaz, basado en Internet, “por voluntad de la
fe” ha unido a todas las personas que están lejos entre sí, permitiendo
la comunicación y la puesta en común de los fieles que no tienen la
posibilidad de acudir a la iglesia, y también a las personas que buscan
la fe, permitiéndoles alimentarse con el mensaje del Evangelio.
Este nuevo método pastoral “ha ampliado la parroquia, haciendo que ésta no se vea limitada por la distancia o por el ambiente”, llevando la atención pastoral allí donde está cada uno de nosotros. Este nuevo método pastoral permite una atención pastoral hacia todos los fieles dispersos, a pesar del aislamiento. Este nuevo método pastoral permite ocuparse de cientos de miles de fieles, aún cuando solo haya un fiel en la parroquia.
La pastoral significa buscar el rebaño de Jesús, Nuestro Señor,
servir al rebaño y retornar su grey al redil del Señor Jesús. Este nuevo
método pastoral que se ha ido moldeando durante el tiempo de la
epidemia empuja a los fieles a ir más allá de los límites de la
parroquia y de la diócesis, formando nuevos “grupos on-line” e “iglesias on-line”
que, a su vez, nos impulsan a los pastores a continuar estudiando, a
adaptarnos y a cambiar nuestros métodos de servicio pastoral.
En esta situación de nuevos “grupos on-line”, de “iglesias on-line”, y
de fieles diseminados por aquí y por allá a causa de la urbanización,
si un pastor se olvida de cuidar de la grey, ésta, hambrienta, se
alejará del pastor. E irá en busca de un campo más vasto y fresco, de un
pastor más apasionado y capaz de brindar servicios diferentes.
Como es obvio, siempre hay voces a favor y en contra de estos nuevos métodos pastorales, Si nos limitamos a enterrar el “talento” que el Señor Jesús nos ha entregado,
no solo no recibiremos nada, sino que es mucho más probable que
perdamos incluso el único “talento” que poseemos; si tratamos de
esforzarnos en el presente, probando, aventurándonos, ganaremos, cuando menos, algo
(Mateo 25, 14-30). San Pablo nos pone en guardia: “Todo colabora para
el bien de los que aman a Dios, aquellos que han sido llamados según su
designio” (Rom. 8, 28).
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