
"Que el Espíritu Santo dé a los pastores la capacidad pastoral y el
discernimiento para que proporcionen medidas que no dejen solo al santo y
fiel pueblo de Dios. Que el pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración":
ese ha sido el anhelo expresado por el Papa Francisco en la misa
transmitida en directo desde la capilla de la Casa Santa Marta, la
quinta que realiza ya sin feligreses.
"En estos días nos unimos a los enfermos, a las familias, que sufren esta pandemia",
ha dicho, refiriéndose a la enfermedad que extiende el coronavirus. "Y
también me gustaría rezar hoy por los pastores que deben acompañar al
pueblo de Dios en esta crisis: que el Señor les dé la fuerza y también
la capacidad de elegir los mejores medios para ayudar. Las medidas
drásticas no siempre son buenas, por eso rezamos: que el Espíritu
Santo dé a los pastores la capacidad pastoral y el discernimiento para
que proporcionen medidas que no dejen solo al santo y fiel pueblo de
Dios. Que el pueblo de Dios se sienta acompañado por los pastores y
el consuelo de la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración".
El Papa, al hablar de medidas drásticas, no se refería a las
decisiones de las autoridades civiles y sanitarias contra el coronavirus
sino a las de pastores de la Iglesia que no atienden adecuadamente al pueblo en un momento tan delicado.
La historia de los viñadores asesinos
En su homilía, comentando las lecturas del día, y en particular la
parábola de los viñadores asesinos, habla de la infidelidad al pacto de
los que se adueñan del don de Dios que es riqueza, apertura y bendición,
y lo enjaula en una doctrina (Mt 21:33-43.45).
"Ambas lecturas son una profecía de la Pasión del Señor. José vendido
como esclavo por 20 siclos de plata, entregado a los paganos. Y la
parábola de Jesús, que claramente habla simbólicamente del asesinato del
Hijo. Esta historia de "un hombre que poseía un pedazo de tierra,
plantó una viña allí - el cuidado con el que lo había hecho -, la rodeó
con una cerca, cavó un lagar en ella, construyó una torre, lo había
hecho bien, luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje".
Esta parábola de Jesús, se refiere al pueblo de Dios, el Señor eligió
a esa gente, dijo el Papa, hay una elección de esa gente. Es el pueblo
de la elección. También hay una promesa hecha a Abraham. Y también hay
una alianza con el pueblo del Sinaí. El pueblo de Dios debe tener
siempre en su memoria que ha sido el pueblo elegido, en la parábola se
habla de la promesa de mirar hacia adelante con esperanza, continuó el Pontífice, y la alianza de vivir la fidelidad cada día.
"Pero en esta parábola sucede que cuando llegó el momento de cosechar
los frutos, esta gente había olvidado que no eran los dueños: "Los
viñadores se llevaron a los sirvientes, a uno lo golpearon, a otro lo
mataron, a otro lo apedrearon. Luego envió otros sirvientes, más
numerosos, pero los trataron de la misma manera". Ciertamente Jesús muestra aquí - está hablando con los doctores de la ley – y cómo los doctores de la ley trataron a los profetas"
Finalmente les envió a su propio hijo, se lee en el Evangelio,
pensando que tendrían respeto por su hijo. "Pero los viñadores, al ver
al hijo, se dijeron: 'Este es el heredero'. ¡Vamos, matémoslo y
tendremos su herencia!". Esta parábola es una historia de infidelidad,
de infidelidad a la elección, a la promesa, a la alianza, que es un don.
La elección, la promesa y la alianza son un don de Dios. Señaló el Papa
Francisco, y esta gente se apropió del don y se lo llevó para convertirlo en "su" propiedad.
Los que encierran el don de Dios en una ideología moralista y casuística
El Papa dijo que los doctores de la ley, han encerrado el don, lo han
enjaulado en una doctrina de leyes, han ideologizado el don. Y así,
afirmó el Papa ha perdido su naturaleza de don, ha terminado en una
ideología.
"Sobre todo, en una ideología moralista llena de preceptos,
incluso ridícula porque se reduce a la casuística para todo. Se
apropiaron del don. Este es el gran pecado. Es el pecado de olvidar
que Dios se ha hecho un don para nosotros, que Dios nos ha dado esto
como un regalo y, olvidando esto, nos convertimos en dueño. La alianza
debe ser interpretada según mi opinión, ideologizada. Aquí, en esta actitud, veo quizás en el comienzo, del Evangelio, el
clericalismo, que es una perversión, que siempre niega la libre
elección de Dios, la alianza gratuita de Dios, la promesa gratuita de
Dios. Se olvida la gratuidad de la revelación, se olvida que Dios se
ha manifestado como don, se hizo don por nosotros y nosotros debemos
darlo, hacerlo ver a los demás como don, no como una posesión nuestra".
Pidamos hoy al Señor la gracia de recibir el don como un regalo y de
transmitir el don como un regalo no como una propiedad, no de una manera
sectaria, de una manera rígida, de una manera "clericalista".
ReligiónenLibertad