• En su homilía de clausura del encuentro de presidentes de Conferencias Episcopales de Europa, monseñor Barrio dice que no “debemos olvidar la clave de la eternidad para entrar en el ordenador temporal de nuestra existencia”
Final de las sesiones de trabajo de la Asamblea General del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa en Santiago. Este domingo, la Eucaristía que presidió el arzobispo de Compostela, monseñor Julián Barrio, y la visita al Centro de Acogida de Peregrinos de Carretas, clausuraron este encuentro que se había desarrollado desde el pasado jueves. “¡Santo Apóstol Santiago, haz que desde aquí resuene la esperanza!”, comentaba monseñor Barrio en su homilía. “Celebrar el día del Señor es fortalecer nuestra esperanza, pues no debemos olvidar la clave de la eternidad para entrar en el ordenador temporal de nuestra existencia. La Palabra de Dios en este domingo nos habla de la fe. Decir fe para un cristiano es decirlo todo. Estamos en la vida como en un castillo. La fe es como esa ventana de nuestro castillo, que nos ofrece la posibilidad de superación de nuestros límites, una salida del castillo, una respuesta a la necesidad de libertad y de infinito que llevamos en nuestro corazón”, añadía el arzobispo compostelano en la Iglesia de San Francisco.

La visita al Centro de Acogida de los Peregrinos, así como la peregrinación desde el Monte do Gozo, o la visita a la catedral, con el abrazo al Apóstol y la contemplación del Pórtico de la Gloria, fueron momentos importantes que enmarcaron el trabajo de los presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa y, sobre todo, el mensaje final en el que invitaban a Europa a recobrar sus raíces, a salir de su angustia y percibir los signos de esperanza en medio de las dificultades. Un mensaje en el que los obispos señalaban: “Europa, alégrate de la bondad de tu gente, de los muchos santos escondidos que cada día contribuyen en silencio a la construcción de una sociedad civil más justa y humana. Cuida a las familias, las únicas capaces de asegurar nuestro futuro. Reconoce con gratitud su fe en Dios y su ejemplo”.

En la jornada del sábado había intervenido el cardenal Vincent Nichols, vicepresidente del Consejo, para después dar paso a una de las sesiones de trabajo sobre el lema de la reunión (“Europa, ¿hora de despertar? Los signos de la esperanza”) en la que participaron monseñor Alain Paul Lebeaupin, nuncio ante la UE; Manuel Barros Prieto, secretario general de la COMECE; y monseñor Paolo Rudelli, observador permanente de la Santa Sede ante el Consejo de Europa. En otra de las sesiones de trabajo se habló sobre la santidad en Europa en el siglo XX.

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