MONSEÑOR BARRIO RECUERDA QUE LA VOCACIÓN EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA IMPLICA «NO SOLO TENER UNA MISIÓN, SINO SER UNA MISIÓN»
Inauguró las XX Jornadas de Teología del
ITC, que se celebran bajo el lema “Bautizados y enviados” con motivo
del mes misionero extraordinario convocado por el papa Francisco
El presidente de las Obras Misionales Pontificias y secretario de la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Giovanni Pietro Dal
Toso, recuerda que los cristianos tienen “una vida que comunicar” y no
“un producto que vender”
Santiago, 4 de septiembre de 2019.– El arzobispo de
Santiago, monseñor Julián Barrio, resaltó hoy en la inauguración de las
XX Jornadas de Teología del ITC la vocación evangelizadora de la Iglesia
y de todos los cristianos, un compromiso que implica “no solo tener una
misión, sino ser una misión”, lo que definió como algo “tan inusual
como fascinante”. En la apertura de esta cita académica, organizada bajo
el lema “Bautizados y enviados”, y dedicada al Mes Misionero
Extraordinario convocado por el papa Francisco, monseñor Barrio recordó
que “el papa Francisco, apoyado en la doctrina del Vaticano II y de sus
antecesores San Pablo VI y San Juan Pablo II, describe el ser cristiano
como “un estado de misión permanente”: estamos en este mundo para traer
luz, para bendecir, para revivir, para establecer, para sanar, para
liberar. La misión es como una especie de antídoto a la tristeza
individualista y al frío de las puertas cerradas”. También participó
Giovanni Pietro Dal Toso, presidente de Obras Misionales Pontificias
(OMP) Internacional y secretario de la Congregación para la
Evangelización de los Pueblos, quien recordó que los cristianos tienen
“una vida que comunicar” y no “un producto que vender”.
Monseñor Barrio indicó, además, que “teniendo en cuenta lo que el
papa Francisco llama “erosión de la fe”, todo el mundo católico y en
especial el primer mundo se ha convertido en tierra de misión, como
había puesto de relieve en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium.
El arzobispo recordó, igualmente, que “una iglesia que no se dirige
alegre y convincente a todos, ha perdido su misión. Ha perdido su por
qué y para qué. No representa nada. Mengua en lugar de crecer. El
cardenal W. Kasper nos ha recordado que la misión antes de ser un
desafío pastoral es un desafío teológico y espiritual. La misión en
muchas de nuestras comunidades está en un impás de indiferencia,
cansancio, o incluso aburrimiento: “En efecto, en la historia de la
Iglesia, este impulso misionero ha sido siempre signo de vitalidad, así
como su disminución es signo de una crisis de fe”.
Monseñor Dal Toso, por su parte, en su ponencia hizo un recorrido
histórico por la tarea misionera de la Iglesia desde principios del
siglo XX a nuestros días. Dijo que el papa Francisco al convocar el mes
misionero extraordinario lo propuso como oportunidad para renovar “el
compromiso misionero” de la Iglesia. El secretario de la Congregación
para la Evangelización de los Pueblos indicó, además, que este mes
extraordinario es también ocasión para renovar el “espíritu evangélico”
de las Obras Misionales Pontificias.
Explicó igualmente que es un compromiso de cada cristiano,
“renovarnos y convertirnos para ser discípulos misioneros”, al tiempo
que indicó que la Iglesia “tiene una vida que comunicar”, la de
Jesucristo, y no “un producto que vender”. Monseñor Dal Toso recordó que
no hay una dimensión misionera en la Iglesia, sino que ésta constituye
propiamente “su propia esencia”. El responsable de OMP dijo, también,
que en este momento histórico concreto son las diferentes iglesias
locales, unidas a la Iglesia universal, “las que se apoyarán para llevar
el mensaje de Jesús a las periferias”.
El director del ITC, José Antonio Castro Lodeiro fue el encargado de
presentar el desarrollo de las jornadas. Y lo hizo de una forma
peculiar, que concitó la atención de todos los asistentes. Utilizó un
conocido asistente inteligente de hogar basado en voz y desarrollado por
una conocida firma de comercio electrónico y servicios de computación
en la nube. Castro Lodeiro puso en evidencia que si al dispositivo se le
formulan las grandes preguntas e interrogantes del hombre, este
asistente inteligente no tiene respuestas que ofrecer.
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