
En su homilía ante más de 50.000 jóvenes el purpurado recordó que “un corazón evangélico pide una mente libre”.
A la luz de la lectura del Evangelio, el purpurado reflexionó sobre
tres indicaciones que ayudan a los jóvenes cristianos a ser "sabios".
Haciendo alusión al tema de estas jornadas, “Sígueme”, tomado del Evangelio de San Mateo, el
cardenal explicó en su homilía que para escuchar el "Sígueme" que el
Maestro dirige es necesario que el Espíritu Santo abra los corazones
y los llene de sabiduría divina. Y para ello, el Evangelio presenta al
escriba de la Nueva Alianza, "el sabio", del cual se pueden extraer tres
indicaciones que ayudan a cultivar la sabiduría en la juventud.
La primera –indicó De Donatis- es que el Reino de los Cielos es
similar a una red lanzada al mar que recoge todos los peces posibles.
Luego, llevados a la orilla, los pescadores seleccionan los peces
buenos para comer y los separan de los malos. Los Padres del Desierto
han imaginado que todo cristiano es como un buen pescador que vigila el
mar de su mente reteniendo los pensamientos santos y desechando los
inútiles o venenosos, como lo hace un pescador experto con los peces.
“¿Quién es sabio entonces? Pues, el cristiano que no sigue todo lo
que le viene a la mente: podemos tener una mentalidad habitada por el
Espíritu sólo si no nos dejamos abrumar por pensamientos de
desesperación, miedo, angustia por el futuro; de la misma manera,
nuestra mente no debe ser invadida por distracciones continuas o
información inútil, o peor aún, ser esclavos de las redes sociales. El
Evangelio nos invita a purificar nuestros pensamientos para acoger el
pensamiento de Cristo. ¡Un corazón evangélico pide una mente libre!”,
explicó.
El juicio final es el triunfo del amor divino
En la segunda indicación, según recoge Vatican News,
el cardenal De Donatis hizo hincapié en que Jesús habla de un juicio.
Pero este juicio es una luz feliz de la verdad y no el juicio de un
tirano: “El juicio final es para el creyente el triunfo del amor divino, el encuentro con el Esposo;
pero para los que han negado a Cristo o han vivido odiando a su
hermano, esta luz llena de bondad pondrá de relieve la verdad de una
vida sin fruto. ¿Dónde está la sabiduría? Aprendiendo a vivir desde una
edad temprana colocándose en el horizonte de la verdad que nunca
perece”.

Entender la relación entre viejo y nuevo
Por último, la tercera indicación -como enseña el Evangelio
proclamado- es que el cristiano debe tomar lo viejo y lo nuevo del
tesoro de su corazón.
“El verdadero sabio es aquel que vive las cosas antiguas que dan
siempre nuevas alegrías, y las cosas nuevas que tienen el sabor de las
antiguas. Un ejemplo para entender la relación entre lo viejo y lo
nuevo: el cristiano auténtico no es ni tradicionalista ni progresista.
Es una ‘nueva creación’ que conserva el buen sabor del pan casero,
fragante y apetitoso precisamente porque está amasado y horneado con una
antigua receta», afirmó el vicario apostólico de Roma.
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