Este miércoles el Papa Francisco ha continuado su serie de catequesis acerca del libro de Hechos de los Apóstoles, y ha señalado los "4 indicios" que se pueden leer en Hechos 2, 42-45 que señalan que alguien está siguiendo bien la vida cristiana.
El Pontífice inició su catequesis hablando del fruto de Pentecostés, de aquella “poderosa efusión del Espíritu de Dios
sobre la primera comunidad cristiana”, que hizo que muchas personas
sintieran sus corazones "traspasados por el feliz anuncio de la
salvación en Cristo".
Ese “calor de la fe” de estos hermanos y hermanas en Cristo, dijo
Francisco, hizo de sus vidas el “escenario de la obra de Dios que se
manifiesta en maravillas y señales a través de los Apóstoles”.
En español dijo: «En los Hechos de los Apóstoles san Lucas nos muestra a la Iglesia de Jerusalén como el paradigma de toda comunidad cristiana.
Los cristianos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la
comunión, hacían memoria del Señor a través de la fracción del pan, es
decir, de la Eucaristía, y dialogaban con Dios en la oración».
Las 4 actitudes del cristiano
Esas cuatro son “las actitudes del cristiano”. El Papa las quiso
repetir, una a una, para que quedasen bien grabadas en la memoria de los
fieles. Son los “cuatro indicios” de un buen cristiano:
1 - escuchan asiduamente la enseñanza apostólica
2 - practican un alto nivel de relaciones interpersonales también a través de la comunión de bienes espirituales y materiales
3 - hacen memoria del Señor a través de la Eucaristía
4 - dialogan con Dios en la oración
2 - practican un alto nivel de relaciones interpersonales también a través de la comunión de bienes espirituales y materiales
3 - hacen memoria del Señor a través de la Eucaristía
4 - dialogan con Dios en la oración
El Santo Padre señaló luego la diferencia entre comunidad de
creyentes y la sociedad humana: en esta última “se tiende a hacer los
propios intereses sin tener en cuenta o incluso en detrimento de los
demás”, mientras que en cambio, la comunidad de creyentes "prohíbe el individualismo para favorecer el compartir y la solidaridad”, pues, de hecho, “no hay lugar para el egoísmo en el alma de un cristiano”.
«Si tu corazón es egoísta no eres cristiano: eres una persona mundana, que sólo buscas tu favor, tu beneficio», advirtió el Pontífice.
Compartir la Palabra, y también el pan
«Los creyentes vivían todos unidos, conscientes del vínculo que los
une entre sí como hermanos en Cristo, sintiéndose especialmente llamados
a compartir con todos los bienes espirituales y materiales, según la
necesidad de cada uno. Así, compartiendo la Palabra de Dios y también el
pan, la Iglesia se convierte en fermento de un mundo nuevo, en el que
florece la justicia, la solidaridad y la compasión», añadió el
Pontífice.
La gracia del bautismo revela, añadió el Papa, el íntimo vínculo
entre los hermanos en Cristo llamados a compartir, a identificarse con
los demás y a dar "según las necesidades de cada uno". Y esta
fraternidad, que es la Iglesia, puede vivir una vida litúrgica
"verdadera y auténtica":
«En efecto, la liturgia no es un aspecto más de la Iglesia, sino
la expresión de su esencia, el lugar donde nos encontramos con el
Resucitado y experimentamos su amor».
La perseverancia atrae a los demás
El Papa destaca además que el narrador (San Lucas) señala que «la
perseverancia de los creyentes en la alianza con Dios y con los hermanos
se convierte en una fuente de atracción que fascina y conquista a los
demás».
Al finalizar la catequesis en su saludo a los peregrinos de lengua española, exhortó a pedir al Espíritu Santo para que "nuestras comunidades sean acogedoras y solidarias, viviendo la liturgia como encuentro de Dios y con los hermanos".
A los jóvenes, los ancianos, los enfermos, los recién casados, les
recordó la Solemnidad, el próximo viernes, del Sagrado Corazón de Jesús,
invitándolos a mirar ese corazón y a imitar los sentimientos más
verdaderos. También a rezar por los sacerdotes y por su ministerio
petrino, para que toda acción pastoral esté marcada en el amor que
Cristo tiene por cada hombre.
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