El Papa Francisco llegó esta mañana de viernes a Bucarest y dedicó la
mañana a los saludos con las autoridades y a su discurso ante los
representantes de la sociedad civil y el cuerpo diplomático. “Para la
sensibilización de las fuerzas sociales, civiles y políticas hacia el
bien común, no es suficiente con actualizar las teorías económicas, ni
con las técnicas y las habilidades profesionales, aunque sean
necesarias. Se trata en efecto de desarrollar, junto con las condiciones materiales, el alma de vuestro pueblo”, proclamó ante las autoridades del país.
Llegada a Bucarest
Nada más aterrizar en Bucarest, el Papa fue saludado por el nuncio apostólico en Rumanía, el madrileño Miguel Maury Buendía,
que representa a la Santa Sede en Rumanía desde 2015, y también en
Moldavia desde principios de 2016. Antes fue nuncio de 2008 a 2015 en
Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán.
Después fue recibido por el Presidente de Rumania, Klaus Werner
Iohannis, y por su esposa, al pie de las escaleras delante del avión y
dos niños en traje tradicional le ofrecieron flores.
Después de la Ceremonia de Bienvenida en el Palacio Presidencial (el
antiguo Palacio Cotroceni, que fuera antaño residencia real), el Papa
mantuvo el coloquio privado con el Presidente Klaus Werner
Iohannis y el encuentro, también privado, con la Primera Ministra,
Vasilica Viorica Dăncilă. Al presidente, que pertenece a una
antigua familia sajona de Transilvania, el Papa le regaló la Medalla del
Viaje Apostólico, cuya cara muestra en relieve el Escudo del Papa
Francisco, mientras que en el reverso se aprecia en el centro el mapa de
Rumania y la letra «M», que representa a la Virgen María. Sobre la corona, 12 estrellas, símbolo de triunfo y victoria.
El marco de rosas simboliza Rumanía como el «jardín de la Madre de
Dios», y en la parte de abajo en latín la mención del viaje y la fecha
del mismo.
Es necesario desarrollar «el alma del pueblo»
El primer discurso del Papa, pronunciado ante las autoridades de la
nación y el cuerpo diplomático, recordó la liberación, treinta años
atrás, del régimen comunista que oprimía la libertad civil y religiosa
de la población y la aislaba de Europa, empobreciéndola.
Hoy, Rumanía se enfrenta a nuevos problemas: una gran emigración y un debilitamiento de las raíces culturales y espirituales.
“Para afrontar los problemas de esta nueva fase histórica se necesita
caminar juntos, construir una sociedad inclusiva, con la conciencia de
la centralidad de la persona humana y sus derechos inalienables”, dijo.
“Durante este tiempo, Rumania se ha comprometido en la construcción de un proyecto democrático a través del pluralismo de las fuerzas políticas y sociales,
y del diálogo recíproco en favor del reconocimiento fundamental de la
libertad religiosa y la plena integración del país en el amplio
escenario internacional”.
“Los aliento a seguir trabajando para consolidar las estructuras e
instituciones necesarias que no sólo den respuesta a las justas
aspiraciones de los ciudadanos, sino que estimulen y permitan a su
pueblo plasmar todo el potencial e ingenio del que sabemos es capaz”,
afirmó el Papa.
Después se refirió a los desafíos, particularmente a la emigración y a la despoblación de las aldeas:
“Pienso en las consecuencias que todo esto puede tener sobre la calidad
de vida en esos territorios y el debilitamiento de sus más ricas raíces
culturales y espirituales que los sostuvieron en la adversidad”.
Los pobres no son indeseados, sino ciudadanos y hermanos
Para afrontar estos desafíos, el Papa propone: “Aumentar la
colaboración positiva de las fuerzas políticas, económicas, sociales y
espirituales; es necesario caminar juntos y decidirse todos con
convicción a no renunciar a la vocación más noble a la que un Estado
debe aspirar: hacerse cargo del bien común de su pueblo” ... en que cada
uno “Se transforme en protagonista del bien común donde los más
débiles, los más pobres y los últimos no sean vistos como indeseados,
como obstáculos que impiden que la “máquina” camine, sino como
ciudadanos y hermanos para ser plenamente insertados en la vida civil”.
El Papa Francisco insistió en que toda acción por el desarrollo de un país es importante la reactivación de la solidaridad y la caridad.
En este cometido, el Papa considera que las Iglesias cristianas pueden
ayudar mucho: “a redescubrir y alimentar ese corazón palpitante del que
brote una acción política y social que partiendo de la dignidad de la
persona lleve a comprometerse con lealtad y generosidad por el bien
común de la comunidad”.
También la Iglesia Católica es capaz de dar su aporte porque “quiere
contribuir a la construcción de la sociedad, quiere ser un signo de
armonía, esperanza de unidad y ponerse al servicio de la dignidad humana
y el bien común. Desea colaborar con las Autoridades, con las demás
Iglesias y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad para
caminar juntos y poner sus talentos al servicio de toda la comunidad”.
El Papa, consciente de que los católicos son una minoría de
aproximadamente un 5% o 7% en el país, insistió en la idea de que la
Iglesia Católica no es extranjera en el país, sino que participa plenamente
en el espíritu nacional rumano, con sus escuelas y dispensarios y otros
servicios. Finalizó su alocución invocando bendiciones sobre las
autoridades, sus familias y sobre todo el pueblo rumano.
La Iglesia Católica cuenta Rumanía con 68 escuelas de primaria e
infantil (casi 6.000 alumnos), 26 escuelas de secundaria (casi 4.000
alumnos), 7 universidades o centros de enseñanza superior (casi 900
alumnos), 14 hospitales, 43 ambulatorios, 34 casas para ancianos o
discapacitados, 35 orfanatos, 20 consultorios familiares y
6 centros de educación especial o social.
6 centros de educación especial o social.
ReligiónenLibertad