
Después de la celebración Eucarística, el Obispo de Roma comenzó el
mensaje del Ángelus recordando que el próximo 20 de junio las Naciones
Unidas celebra el Día Mundial de los refugiados e invitó a todos los
asistentes a “solidarizarse con los hombres, mujeres y niños que
huyen de las guerras, la persecución y las violaciones de los derechos
fundamentales. Que nuestras comunidades eclesiales y civiles estén cerca de ellos y atentas a sus necesidades y sufrimientos”.
Situación en Medio Oriente
Sobre la situación en el Medio Oriente, expresó: "También sigo con
preocupación las crecientes tensiones en el Golfo Pérsico. Pido a todos
que utilicen los instrumentos de la diplomacia para resolver los
complejos problemas de los conflictos en Oriente Próximo. También
renuevo a la comunidad internacional mi sincero llamamiento para que se
hagan todos los esfuerzos posibles por promover el diálogo y la paz".
Agradecimiento a personas que prepararon visita
El Papa saludó también a los presentes, así como a aquellos que, a
través de la radio y la televisión, “se unieron espiritualmente a la
misa”. Extendió sus agradecimientos “a todas aquellas instituciones,
organismos, asociaciones e individuos que han trabajado en esta breve
pero intensa visita mía, colaborando generosamente con la Arquidiócesis
de Camerino-San Severino Marche”.
Invitación a caminar juntos
El Papa invitó a los presentes y a toda la comunidad cristiana a
“caminar juntos y con alegría por el camino de la fe, de la esperanza y
de la caridad, fieles a los numerosos testimonios de santidad de los que es rica su tierra.
Pienso, entre otros, en San Venanzio, San Severino, San Ansovino, San
Nicolás de Tolentino, San Pacífico y el Beato Bautista Varano. Pienso
también en las numerosas figuras de "santos de al lado" que no fueron
beatificados ni canonizados, sino que apoyaron y siguen apoyando,
transformando, familias y comunidades con la fuerza de su vida cristiana”.
Encomendarse a la Virgen María
Finalmente, el Papa invitó a toda la comunidad a recitar la oración
del Ángelus y a encomendarse a la Virgen María, en la especial
advocación de Santa María en la Vía: “Que Ella, que animó con su
presencia maternal la primera comunidad de discípulos de Jesús, ayude
también a la Iglesia de hoy a dar un buen testimonio del Evangelio”.
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