El
10 y 11 de abril el Papa ha acogido en el Vaticano a los líderes
políticos y también a los religiosos -católicos, anglicanos y
protestantes- de Sudán del Sur, en un retiro de oración y reflexión para
fortalecer los acuerdos de paz establecidos.
El encuentro ha finalizado en la tarde del jueves 11 de abril
con el Papa arrodillándose físicamente ante los líderes políticos
sursudaneses (véase el vídeo en el minuto 31) como gesto físico
de súplica para implorar que no rompan los acuerdos y traten de
mantener la paz en este país pobrísimo y dañado por muchas décadas de
conflictos.
En el minuto 31, al acabar el encuentro, el Papa se arrodilla
ante los líderes políticos sursudaneses para implorar que mantengan en
paz el país
Sudán del Sur cuenta con unos 12 millones de habitantes, de los que un 70% son cristianos (la mitad de los cristianos son católicos) y un 20% practican religiones animistas.
En 2011, con un referendo, logró independizarse de Sudán del Norte, que
es de religión musulmana y despreciaba y oprimía duramente a las etnias
no musulmanas del sur. Por desgracia, tras la independencia llegaron enfrentamientos civiles armados entre facciones y etnias. Aunque tiene petróleo, se trata de uno de los países más pobres del mundo y casi sin recursos educativos y sanitarios.
El Papa Francisco acogió a los líderes políticos y religiosos colaborando con una propuesta que había lanzado el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, Primado de la Comunión Anglicana.
Los invitados se alojaron en la Casa Santa Marta, la residencia
vaticana en la que se quedan muchos eclesiásticos invitados a jornadas
en el Vaticano. El objetivo ha sido fortalecer el llamado "Acuerdo Revitalizado sobre la Resolución de Conflictos en Sudán del Sur", invitando a los que tendrán responsabilidades para ello a partir del 12 de mayo.
El director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, enumeró los asistentes.
Autoridades civiles:
- Save Kiir Mayardit, Presidente de la República
- cuatro de los cinco Vicepresidentes designados: Riek Machar Teny Dhurgon, James Wani Igga, Taban Deng Gai y Rebecca Nyandeng De Mabior.
- Save Kiir Mayardit, Presidente de la República
- cuatro de los cinco Vicepresidentes designados: Riek Machar Teny Dhurgon, James Wani Igga, Taban Deng Gai y Rebecca Nyandeng De Mabior.
Autoridades eclesiásticas:
- ocho miembros del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur (cristianos de distintas denominaciones)
- John Baptist Odama, arzobispo católico de Gulu (Uganda), como predicador
- Agbonkhianmeghe Orobator, sacerdote católico, presidente de la Conferencia de Superiores Mayores de África y Madagascar, como predicador
- ocho miembros del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur (cristianos de distintas denominaciones)
- John Baptist Odama, arzobispo católico de Gulu (Uganda), como predicador
- Agbonkhianmeghe Orobator, sacerdote católico, presidente de la Conferencia de Superiores Mayores de África y Madagascar, como predicador
El encuentro finalizó a las cinco de la tarde del jueves, con un
discurso del Papa. Fue tras el discurso cuando el Papa realizó el
expresivo gesto, insólito en papados recientes. Los
participantes recibieron una Biblia firmada por el Papa Francisco, por
Justin Welby, arzobispo de Canterbury, y por John Chalmers, ex moderador de la Iglesia Presbiteriana Escocesa, con el mensaje "Buscad lo que une, superad lo que divide”.
“Es muy importante recordar que "paz" fue la primera palabra que la
voz del Señor pronunció a los Apóstoles después de su dolorosa pasión y
después de haber vencido a la muerte”, recordó el Papa a los líderes
sursudaneses en su discurso final, que resume Mireia Bonilla en News.va.
“Aquí no se trata de una habitual y común reunión bilateral o
diplomática entre el Papa y los Jefes de Estado; tampoco de una
iniciativa ecuménica entre los representantes de las diferentes
comunidades cristianas: se trata de un retiro espiritual” ha subrayado
el Papa.
“El propósito de este retiro es estar juntos ante Dios y discernir su
voluntad; también es reflexionar en la vida de uno y en la misión común
que nos confía; es tomar conciencia de la enorme corresponsabilidad por
el presente y el futuro del pueblo de Sudán del Sur; es un compromiso,
revitalizado y reconciliado, para la construcción de su nación”.
Jesucristo, Príncipe de la paz y modelo a seguir
Continuando su alocución, el Papa ha afirmado que “la paz” es el
primer regalo que el Señor nos ha dado y es también “la primera tarea
que los líderes de las Naciones deben realizar”: “es la condición
fundamental para el respeto de los derechos de cada hombre y para el
desarrollo integral de todo el pueblo”. Además, ha puntualizado que
Jesucristo, a quien Dios Padre envió al mundo como el Príncipe de la
Paz, “nos dio el modelo a seguir”.
La mirada de Dios
Francisco también ha hablado a cerca de "los ojos de Dios", es decir,
la “mirada del Señor Jesús”, la cual – ha expresado – “es benévola y
misericordiosa” y “nos anima a abandonar el camino que conduce al pecado
y la muerte y nos apoya para continuar el camino de la paz y el bien”.
En este sentido, ha recordado el gemido de los pobres que tienen hambre y
sed de justicia; un gemido que “nos obliga en conciencia y nos
compromete a nuestro servicio”. Ellos, “son pequeños a los ojos del
mundo pero son preciosos a los ojos de Dios”.
“Nosotros mismos somos miembros del pueblo y tenemos una
responsabilidad y una misión particulares: servirlo” y además, nos ha
elegido – puntualiza – “para ser sus colaboradores en la construcción de
un mundo más justo”.
La mirada del pueblo
Frente a esta mirada de Jesús, el Papa habla de otra mirada más que
está puesta en ellos, la de “su pueblo”: “es una mirada que expresa el
ardiente deseo de justicia, reconciliación y paz”. Y al igual que Noé
esperó a que la paloma le trajera la rama de olivo para mostrar el final
del diluvio y el comienzo de una nueva era de paz entre Dios y los
hombres, “su pueblo – ha dicho – espera su regreso a la patria, la
reconciliación de todos sus miembros y una nueva era de paz y
prosperidad para todos”.
En su alocución, el Santo Padre ha afirmado que piensa incesantemente
en las almas que sufren e implora que el fuego de la guerra se apague
de una vez por todas y que puedan regresar a sus hogares y vivir en
serenidad: “Mis pensamientos se dirigen principalmente a las personas
que han perdido a sus seres queridos y sus hogares, a las familias que
se han separado y nunca se han vuelto a encontrar, a todos los niños y
ancianos, a las mujeres y hombres que sufren terriblemente debido a
conflictos y la violencia que siembra muerte, hambre, dolor y lágrimas”.
La paz es posible
"¡Nunca me cansaré de repetir que la paz es posible!",
ha exclamado el Santo Padre al final de su discurso y ha expresado su
deseo de que todos “sepan acoger la más alta vocación de ser artesanos
de la paz, en un espíritu de fraternidad y solidaridad con cada miembro
de nuestro pueblo, un espíritu noble, recto, firme y valiente en la
búsqueda de la paz, a través del diálogo, la negociación y el perdón”.
Por último, les ha exhortado a “buscar lo que les une, a partir de la pertenencia al mismo pueblo, y superar todo lo que les divide”, pues – ha puntualizado – “la gente está cansada y agotada por las guerras pasadas: ¡recuerden que con la guerra se pierde todo! Su gente hoy anhela un futuro mejor, que pasa por la reconciliación y la paz”.
Tras pronunciar el discurso, el Santo Padre ha hecho una oración
junto a los líderes de Sudán del Sur y ha expresado su deseo y esperanza
“de poder ir pronto a su amada nación” y ha recordado
el reciente encuentro que tuvo con la Conferencia Episcopal de Sudán y
Sudán del Sur en el Vaticano, con motivo de la visita ad limina Apostolorum,
en la cual – ha dicho – le impresionó su optimismo, “basado en la fe
viva y expresado en sus esfuerzos incansables, así como por sus
preocupaciones en medio de numerosas dificultades políticas y
sociales”.
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