El Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin,
condenó el continuo abuso contra el derecho a la libertad religiosa en
muchas partes del mundo, por lo que instó a los medios de comunicación a
resaltar la persecución religiosa donde sea que suceda, ha explicado la
agencia ACI. “A pesar de tantos esfuerzos para promover y reforzar el derecho humano fundamental de libertad religiosa, actualmente
estamos presenciando un deterioro continuo, incluso podríamos hablar de
un asalto a este derecho inalienable en muchas partes del mundo", dijo el Cardenal Pietro Parolin.
El Purpurado participó de un simposio sobre libertad religiosa celebrado en la embajada de Estados Unidos ante la Santa Sede,
donde dijo que la comprensión adecuada de los derechos humanos debe
estar arraigada a una auténtica antropología que sitúe a la fe religiosa
como el centro de la persona humana.
En el simposio titulado “Unidos para Defender la Libertad Religiosa
Internacional”, el Cardenal Parolin dijo a los asistentes que la
realidad de la persecución religiosa global es usualmente ignorada.
"A pesar de la fuerte protección que la libertad religiosa tiene en
el marco del derecho internacional, incluyendo su clara presentación en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, seguimos siendo testigos
de graves violaciones de este principio fundamental que suele ocurrir
con impunidad y que, a veces, recibe poca o ninguna atención de los medios", expresó.
El Secretario de Estado Vaticano destacó la importancia de los periodistas en la defensa de la libertad religiosa y dijo que "aumentar la conciencia pública sobre la realidad de la persecución religiosa,
particularmente a través de la rapidez de los medios digitales que
tenemos disponibles, sigue siendo un paso útil para abordar las
violaciones” a este derecho.
El Cardenal dijo que "aquellos involucrados en el área de los medios
de comunicación y las comunicaciones sociales deben sacar a la luz las
realidades que amenazan el bien común de la familia humana".
Los derechos humanos y la libertad religiosa han sido un área muy
discutida de la política exterior del Vaticano en los últimos doce
meses. Un reciente acuerdo con el Gobierno comunista chino, mediado en
parte por el Cardenal Parolin, cedió algunos aspectos relacionados a los
nombramientos episcopales a Beijing, con la esperanza de facilitar el
control comunista sobre la Iglesia en ese país.
Sam Brownback, embajador de la Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos, expresó que China "continúa
violando el sagrado derecho a la libertad religiosa que está en su
Constitución y también consagrado en la Declaración de los Derechos
Humanos de la ONU".
El Cardenal Parolin también habló sobre el aumento de los "nuevos
derechos" en una cultura que ha perdido de vista las raíces de la
naturaleza humana en la ley natural.
“El apoyo de principios de la ley natural, la familia y los
problemas de la vida por parte de creyentes religiosos está siendo
atacado”, advirtió el Purpurado. Asimismo, señaló que la sociedad secular no considera a las creencias religiosas como parte esencial de la naturaleza humana.
"Algunos de los llamados 'nuevos derechos humanos' a veces tienden a
entrar en conflicto con los derechos humanos fundamentales reconocidos
universalmente, incluida la libertad religiosa y el derecho a la vida",
dijo el Cardenal Parolin.
"Por ejemplo, el ejercicio de la libertad religiosa, especialmente en
la plaza pública, con respecto a la institución del matrimonio o en
relación con el derecho inviolable a toda vida humana, suele enfrentarse
a los llamados ‘nuevos derechos’ que tienden a presentarse, o invadir,
en completa contradicción con estos derechos humanos fundamentales",
añadió.
Indicó que “al hablar de libertad religiosa, nunca debemos perder de
vista las bases antropológicas de este derecho. Hacerlo es correr el
riesgo de entender la libertad religiosa como algo secundario de la
persona humana, como algo que se concede desde ‘afuera’ de la persona,
incluso por el Estado, y no como un regalo dado por Dios, de hecho un
regalo arraigado a la dimensión trascendente de la naturaleza humana".
"Claramente", continuó el Cardenal, "las autoridades civiles tienen la obligación de proteger y defender la libertad religiosa, pero no en el sentido de ser su autor, sino su custodio".
La autoridad vaticana también subrayó que la auténtica libertad
religiosa requiere un lugar en la plaza pública, y que los intentos de
la secularización para forzar a la fe a salir de la vida pública deben
ser resistidos.
“La libertad religiosa ciertamente significa tener el derecho de
adorar a Dios, individualmente y en comunidad, como lo dicta nuestra
conciencia. Sin embargo, la libertad religiosa, por su naturaleza, trasciende de los lugares de culto y el círculo privado de individuos y familias", afirmó.
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