El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, asistió anoche a la presentación del libro “El sepulcro del Apóstol Santiago”, una obra póstuma del canónigo Alejandro Barral, fallecido hace algunos meses. El acto estuvo organizado por la Cátedra de las Peregrinaciones y del Camino de Santiago y por la Catedral de Santiago, editora del volumen. En el acto académico intervinieron el canónigo Elisardo Temperán y el profesor Ramón Izquierdo, director técnico del Museo de la Catedral, quienes presentaron el libro. También habló Domingo González Lopo, director de la Cátedra de las Peregrinaciones. Asistió, además, el obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández González, así como el deán de la Catedral, Segundo Pérez López.


Tras la presentación del libro tuvo lugar una conferencia a cargo del profesor José Suárez Otero sobre “Na procura dunha memoria silenciada. A Tumba de Santiago, a Gallaecia sueva e as orixes dos reinos cristiáns hispánicos“.

El acto tuvo lugar en el Aula Robert Plötz del Centro Internacional de Peregrinaciones.

El trabajo de Barral comienza haciendo un repaso por la toponimia del enclave en el que hoy se levanta la seo y la ciudad de Santiago para, a continuación, centrarse en el sarcófago apostólico a lo largo de los siglos: el mausoleo romano, el hallazgo de la tumba, y su evolución y relación con la construcción de la Basílica románica, las reformas barrocas y el sepulcro en la actualidad.

Tal y como Barral reconoce en la introducción, “el libro intenta recorrer el lance de adentrarse en el mausoleo romano, como depositario de la tumba apostólica, para procurar comprender el proceso de las modificaciones seculares por las que pasó hasta llegar al estado en el que se encuentra”.

Alejandro Barral había nacido en O Grove en 1930. Fue canónigo de arte de la catedral de Santiago, director del museo catedralicio y secretario del Consejo de fábrica. Cargos de los que dimitió en 2006 al cumplir los 75 años. Durante dos décadas fue el responsable de las obras de conservación del patrimonio de la seo compostelana. Entre sus actuaciones más destacadas cabe mencionar la recuperación del coro lígneo del Maestro Mateo, la conservación del coro de madera o la reparación de las cubiertas. También se notó su mano en la recuperación del museo catedralicio, que organizó con criterios científicos. También fue un firme defensor de la redacción de un Plan Director de la catedral que se ajustase a la realidad del edificio y a sus necesidades de financiación para conservar su inmenso patrimonio.

Sus conocimientos y su amor al arte le valieron, entre otras distinciones, ser nombrado Profesor Honorario de la Universidad Francisco de Vitoria en 2010. También tuvo tiempo para escribir cuatro libros. Dos sobre la catedral a la que le dedicó los mejores esfuerzos de su vida, una “Guía de la archidiócesis de Santiago de Compostela” y otro sobre “Santa María la Real de Conxo”.
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