A las 11:30 de este lunes 18 de marzo, el Santo Padre se ha encontrado con los Religiosos y Religiosas de la Familia Carismática San Camilo
en la Sala Clementina del Vaticano. Lo primero que ha hecho el Papa ha
sido agradecerles por su constante compromiso en una donación “amorosa” y
“generosa” hacia los enfermos, calificando de “preciosa” la misión que
realizan al lado de los que sufren, pues cuando la enfermedad empieza a
molestar y a veces a trastornar nuestras vidas – ha dicho el Papa – “sentimos la fuerte necesidad de tener a nuestro lado a un hermano o a una hermana compasivo y competente,
que nos consuele, nos apoye, nos ayude a recuperar el bien precioso de
la salud, o incluso que nos acompañe hasta el final de nuestro encuentro
final con el Señor”.
En su discurso, el Santo Padre también ha expresado que toda la
Iglesia en su conjunto ha recibido de su Maestro y Señor el mandato de
proclamar el Reino de Dios y sanar a los enfermos, y en particular a San
Camilo de Lellis y a todos aquellos que siguen su ejemplo, el cual la
Iglesia lo ha reconocido como “un auténtico carisma del Espíritu”.
“Ustedes lo viven de manera ejemplar, traduciéndolo a la vida de acuerdo con la doble vía de asistir directamente a los enfermos,
especialmente a los más pobres, en sus necesidades corporales y
espirituales, y enseñando a otros la mejor manera de servirlos, en
beneficio de la Iglesia y la humanidad”.
En este sentido, el Papa ha puntualizado que si un carisma sirve para afirmarse a sí mismo, “viene la duda de que sea un carisma auténtico o que se vive fielmente”, porque los carismas – ha señalado – “son gracias especiales que se dan a algunos para hacer el bien a otros”.
El Papa les invita a continuar su servicio de manera profética
La Familia Carismática San Camilo tiene como misión dar testimonio en
cada momento y lugar del amor misericordioso de Cristo hacia los
enfermos; misión que algunos miembros han vivido heroicamente “para
convertirse en modelos de santidad” ha dicho el Papa. Y es precisamente
por ello – continúa Francisco – que están llamados a continuar su
servicio de manera profética: “Se trata de mirar hacia el futuro, abiertos a nuevas formas de apostolado que el Espíritu les inspira y que requieran los signos de los tiempos y las necesidades del mundo y de la Iglesia”.
San Camilo de Lellis vivió en una época en la que la posibilidad de
una vida consagrada activa para las mujeres aún no había madurado, por
lo que la Orden era constituida únicamente de hombres, pero cuando en el
siglo XIX nacen las dos Congregaciones femeninas y los institutos
seculares, otorgaron una forma completa a la expresión del carisma de la
misericordia hacia los enfermos – dice Francisco – “enriqueciéndola con las cualidades distintivamente femeninas del amor y el cuidado”.
De la Virgen María aprendemos a estar al lado de los que sufren
Francisco les ha expresado que es de la Virgen María que aprendemos a
estar cerca de quien sufre “con la ternura y la dedicación de una
madre” y se detiene en esta palabra "ternura", la cual – asegura – “es
una palabra que hoy corre el riesgo de caerse del diccionario” y por
tanto “debemos recogerla y ponerla en práctica de nuevo”, porque “el
cristianismo sin ternura no va”: “La ternura es una actitud propiamente cristiana; es también la "médula" de nuestro encuentro con las personas que sufren”.
Por último, el Pontífice les ha aminado a que siempre cultiven la
comunión entre ellos, “en ese estilo sinodal que propuse a toda la
Iglesia” – puntualiza – “escuchándose los unos a los otros y todas y
todos escuchando al Espíritu Santo, para valorar la contribución que
cada realidad individual ofrece a la única familia”. “Sean cada vez más
conscientes de que es en la comunión, incluso si cuesta esfuerzo, como
se revela un carisma auténtico y misteriosamente fructífero”, ha concluido.
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