El Pontífice instó a promover un 'turismo lento', respetuoso de las ciudades de arte, del medio ambiente de los ciudadanos. Tiempo libre con contenido humano
“Ser católico no significa estar encerrado en una cerca, sino abrirse al mundo, deseosos de encontrar , porque tienen la intención de vivir “según el todo” y por el bien de todos”, dijo el papa Francisco a
los dirigentes y miembros del Centro de Turismo para Jóvenes con motivo
del setenta aniversario de su fundación este viernes 22 de marzo 2019.
Hoy, el Papa habló de una “visión integral de la persona” no como una
“teoría, sino como una forma de vivir y actuar”. Una visión que “no se
encuentra en un manual”, sino en un “estilo” de vida: “con los ojos
abiertos al mundo, con las manos entrelazadas con otras manos, con el
corazón sensible a las debilidades de sus hermanos”, expresó.
De esta manera, realizó una reflexión sobre el turismo con valores y
el tiempo libre que conduce a una visión “humilde” que busca “nuevos
conocimientos, de contacto con las personas, las culturas, los problemas
de nuestro tiempo”.
En este sentido, rememoró que la asociación católica que “promueve el
turismo”; lo hace fuera de los cánones “del consumismo” o del deseo de
“solamente de acumular experiencias, sino capaz de favorecer el
encuentro entre las personas y el territorio y de favorecer el
crecimiento en el conocimiento y el respeto mutuos”.
Respetar la historia detrás de la ciudad y de sus monumentos que
tiene en cuenta como “viven sus ciudadanos, de los desafíos que tratan
de enfrentar”, y del medio ambiente, “admirando su belleza y protegiendo
su entorno, creando así un vínculo con los elementos naturales hecho de
conocimiento, reconocimiento y aprecio”.
Alentó
el “Turismo lento”, contraponiéndolo “al de masas, porque promueve la
calidad y la experiencia, la solidaridad y la sostenibilidad”.
De hecho, la asociación católica tiene como ‘mascota’ a
“una tortuga”, que con su “calma decidida nos enseña que la lentitud,
– si no es el fruto de la pereza- genera atención a los lugares y a
las personas, fidelidad a la tierra y dedicación a ella”.
El Pontífice llamó a los miembros del Centro de Turismo Juvenil a
seguir su “compromiso cada vez más generoso” y les instó a seguir
creciendo. Pues, la “la Iglesia les mira con gratitud y esperanza, y les
“invita a que profesar siempre su catolicidad con orgullo”.
Ahora bien, “precisamente la práctica del “Turismo lento”, basada en
la animación y la educación cultural y ambiental, les ayuda a vivir
cada momento de la vida cotidiana, incluidos los del trabajo y del mayor
esfuerzo, de una manera diferente y más consciente”.
Por lo tanto, les “deseo que mantengan” la amplitud de sus
horizontes, que viváis los espacios con la vigilante lentitud de la
tortuga y animéis el tiempo libre de una manera alegre y gratuita”.
El Papa se refirió a aquellos jóvenes que han perdido el entusiasmo:
“¡Qué feo es, cuando un joven va tirando, en lugar de vivir; ya está
“jubilado”, y es feo que un joven esté ya jubilado”.
“Precisamente a la luz de vuestra espiritualidad, dentro del Centro
de Turismo para Jóvenes podéis haceros compañeros de viaje de tantos de
vuestros compañeros”.
Esto para “compartir el tiempo libre como tiempo de calidad” que
puede convertirse “en una buena llave para abrir la puerta del corazón
de tantos jóvenes, generando lazos de amistad capaces de transmitir
valores auténticos y la fe misma”.
“Hace setenta años, algunos jóvenes de la Juventud de Acción
Católica, viajando con Don Carlo Carretto en el tren que los llevaba a
Ginebra, tuvieron la idea de fundar el Centro de Turismo para Jóvenes”,
expresó el Pontífice.
Aleteia