En su homilía en la Misa de envío de la JMJ de Panamá, el Papa pidió a los jóvenes que se dejen enamorar por el Señor y que peleen por su espacio hoy, porque "la vida es hoy". Una celebración en el Campo San Juan Pablo II, de Panamá, en la que también se anunció ante unas 720 mil personas, al finalizar la Misa, que la sede de la próxima JMJ, en 2022, será Lisboa, Portugal.

“¡Sientan que tienen una misión y enamórense!”, pidió con fuerza el Papa Francisco a los miles y miles de jóvenes con ocasión de la Santa Misa por la Jornada Mundial de la Juventud, en el último día de su visita en el país centroamericano, explica la agencia de noticias de la Santa Sede Vatican News. Una homilía con la que el Papa instó a jóvenes llegados de más de 150 países a “poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”, “ahora”, porque les dijo, “ustedes no son el futuro sino el ahora de Dios”.

En medio a una multitud de jóvenes en fiesta, el Papa llegó en el papamóvil al Metro Park, donde fue recibido por el Arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, y se dirigió entre los fieles a la Sacristía del Campo San Juan Pablo II. En la misa participaron también los presidentes de cinco países latinoamericanos: Costa Rica, Colombia, Guatemala, El Salvador y Honduras y Portugal.

Tomar parte en el ahora de Dios para llevar la Buena Noticia
Recordando la visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret, cuando afirmó: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír" (Lc 4,20-21), Francisco explica a los miles de jóvenes reunidos en el Campo San Juan Pablo II, que Jesús “revela el ahora de Dios que sale a nuestro encuentro para convocarnos también a tomar parte en su ahora de llevar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia en el Señor”.

Un Dios concreto y cotidiano
El Santo Padre evidencia que no todos los que estaban presentes en la sinagoga y escuchaban a Jesús se sentían “invitados o convocados” porque no todos los “vecinos de Nazaret estaban preparados para creer en alguien que conocían y habían visto crecer”. Algo que “puede sucedernos también a nosotros” afirma Francisco porque “no siempre creemos que Dios pueda ser tan concreto y cotidiano, tan cercano y real, y menos aún que se haga tan presente y actúe a través de alguien conocido como puede ser un vecino, un amigo, un familiar.”

“E incluso a ustedes, queridos jóvenes, les puede pasar lo mismo cada vez que piensan que su misión, su vocación, que hasta su vida es una promesa tan solo para el futuro y nada tiene que ver con vuestro presente”, precisa el Papa, “como si ser joven fuera sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora”.

La “ficción” de la alegría y los riesgos del "mientras tanto"
El Obispo de Roma advierte de los riesgos del “mientras tanto” de esa hora: “Les inventamos o se inventan un futuro higiénicamente bien empaquetado y sin consecuencia bien armado y garantizado con todo ‘bien asegurado’. “Es la ficción de alegría” dice, un modo para tranquilizarlos y adormecerlos, “para que no hagan ruido, para que no se pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen” explica, “tan solo porque consideramos o consideran que todavía no es su ahora; que son demasiado jóvenes para involucrarse en soñar y trabajar el mañana”.

Involucrarse para trabajar por el mañana ahora
Recordando en su homilía el Sínodo de los Obispos dedicado a los jóvenes del pasado mes de octubre, Francisco evidencia uno de sus frutos: la riqueza del encuentro y de la escucha mutua entre generaciones, “el valor de reconocer que nos necesitamos y que tenemos que esforzarnos en propiciar canales y espacios en los que involucrarse en soñar y trabajar el mañana ya desde hoy", juntos.

Porque los jóvenes son "el ahora de Dios y el Señor", afirma el Papa, Él “los convoca y los llama en sus comunidades y ciudades a ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie y junto a ellos tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”.

Enamorarse de Jesús y su misión
Es ahora el tiempo de actuar, porque “allí donde esté su tesoro allí estará su corazón”, dice el Papa, y “aquello que los enamore”, “será lo que los haga levantarse por la mañana y los impulse en las horas de cansancio, lo que les rompa el corazón y lo que les haga llenarse de asombro, alegría y gratitud. Sientan que tienen una misión y enamórense, que eso lo decidirá todo. ¡Dejemos que el Señor nos enamore!
Jesús quiere ser nuestro tesoro.

Para Jesús no existe un “mientras tanto”, dice el Papa, sino que “Él quiere ser nuestro tesoro”, porque no es un “mientras tanto en la vida o moda pasajera, es amor de entrega que invita a entregarse". “Es amor concreto, cercano, real – explica el Papa - es alegría festiva que nace al optar y participar en la pesca milagrosa de la esperanza y la caridad, la solidaridad y la fraternidad frente a tanta mirada paralizada y paralizante por los miedos y la exclusión, la especulación y la manipulación”.
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