Cuando el padre Josh Johnson,
a fines de 2016, con apenas 30 años, llegó como párroco de Nuestra
Señora del Santo Rosario en St. Amant, una pequeña ciudad de Louisiana,
dormía en un pequeño espacio sobre el coro. Como el 95% de la ciudad,
también la iglesia había sido devastada por una inundación y el anterior párroco, con su salud deteriorada, se había marchado. La comunidad quedó sin pastor, explica la web Portaluz.
Nada más llegar padre Josh comprendió la compleja situación y recurrió “a la artillería pesada”: pidió a las comunidades de monjas de clausura oraciones por su nueva parroquia.
"Inmediatamente me acerqué a los conventos de clausura y dije: Oigan
todas, este es el trato. Voy a esta parroquia que acaba de ser
devastada, ¿pueden adoptar esta parroquia como madres espirituales e
interceder por esta gente?".
Luego, como segunda medida, recuerda que aumentó la cantidad de
tiempo en que los sacramentos estarían disponibles para sus feligreses. Más horas de confesión y eucaristías.
También reorganizó el horario para que todo el personal y voluntarios
pudieran comenzar el día con la misa y adoración eucarística.
Cuenta que pronto las oraciones de esas monjas y de la comunidad
parroquial hicieron florecer una pequeña pero valiosa obra de caridad,
donde se retroalimenta también la fe: se trata de un centro
comunitario, con diversas actividades y servicios, que funciona en la
misma rectoría bautizado como: “Café de la Llena de Gracia”.
Es una cafetería, pero también despensa de alimentos y pañales, un
comedor de beneficencia, una lavandería; lugar donde atienden
voluntarios en Recursos Humanos, consejeros psicológicos, un peluquero,
una especialista en fertilidad natural y regalan también exámenes con
una máquina de ultrasonido. Hay una sala para grupos pequeños de oración
y estudio de la Sagrada Escritura. También cuentan con una mesa de
billar y un patio para las noches de cine al aire libre o reuniones
sociales después de la misa en las cuales si está de ánimo puede verse
al padre Josh ensayar algunos pasos de rap que recuerda de su
adolescencia.
"Al principio tuve una visión muy pequeña, sólo puse la despensa
de comida al frente, de esa manera cuando la gente viniera vería una
iglesia hermosa con un espacio al servicio a los pobres", recuerda el padre y agrega que “diferentes feligreses comenzaron a compartir sus sueños…” y así fueron creciendo.
Llevarlos a Jesús
El sacerdote apuesta a que con esta instancia de ayuda la comunidad se transformada, pues "la meta es realmente tener un lugar donde se junten para dar y recibir el cuerpo de Cristo. La meta es llevar a la gente a Jesús, y en última instancia, que sean santos ", reflexiona.
Recuerda entonces los años de juventud cuando sirvió como voluntario
con la Hermanas de Madre Teresa en Calcuta. "En la pared de la casa de
Madre Teresa, pensando en los moribundos y los indigentes, hay una cita
en la pared que la Madre Teresa le dijo a Dios", dice Johnson y la cita:
"Le daré a la Santa Madre Iglesia santos”. Esa frase la puso
luego en su tarjeta de ordenación. Así, inspirado en ella, el Café de la
Llena de Gracia “es mi manera de atraer a la gente a los sacramentos”,
confidencia.
Esto ha sido también su historia personal de conversión. Tras abandonar la iglesia en su adolescencia, regresó a la fe gracias a la Eucaristía.
"Por esto creo que, si puedo hacer que la gente venga a nuestro lugar,
entonces tendré la oportunidad de guiarlos a Jesús y a la Eucaristía,
porque la Eucaristía es donde se produce la transformación", dijo el
Padre.
Dice que ha visto cómo Jesús, “es genial”, pues gracias a la Eucaristía “obra milagros”. En
personas que eran protestantes “he visto auténticas transformaciones”
al asistir a una Adoración Eucarística en la parroquia -cuenta el
sacerdote-, “tienes estas transformaciones fundamentales porque Jesús
está vivo, y creo que sólo necesitamos creer que Jesús es Dios y que puede hacer lo que dice que hace".
En las paredes del “Café de La llena de Gracia” hay cuadros de
santas, santos de todas las latitudes y también de diversas advocaciones
de la Santísima Virgen María, porque quiere que la gente pueda sentirse
identificada, cualquiera que sea su origen, con alguna imagen. Se trata
de facilitar el encuentro con Jesús, reitera.
Por esto, se comprende que el siguiente paso para el padre Josh Johnson sea construir una capilla de adoración y establecer la adoración perpetua. Así lo argumenta: "He
estado diciéndole a la gente que es momento de establecer una adoración
perpetua porque no quiero que ninguno de nosotros se convierta en un
grupo de herejes pensando que solo con el trabajo (del Café) lograremos
nuestro camino al cielo. Tenemos que centrarnos en la Eucaristía y
vamos a ver muchos más frutos sobrenaturales. Que podamos tener tiempo
realmente sólo con Jesús, adorar al Señor y verle trabajar. Mirar al
Señor hacer lo suyo, pues lo hará, lo hará. ¡Es emocionante!”.
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