
Pierre Claverie, arzobispo de Orán
Durante las más de dos horas y media que duró la misa, se sucedieron momentos de emotividad como cuando se evocó la memoria de Pierre Claverie, arzobispo de Orán, asesinado en 1996. Ferviente
defensor del diálogo entre musulmanes y cristianos, el dominico perdió
la vida junto a su chófer, Mohamed Bouchikhi, al estallar un bomba en
plena calle.
"Pierre Claverei y sus 18 compañeros, fieles mensajeros del evangelio, mensajeros de la paz, merecen que se les llame entre los bienaventurados", dijo en latín el enviado papal ante el aplauso de los asistentes.

Monseñor Pierre Claverie
En la homilía posterior, monseñor Becciu volvió a recordar que el diálogo es el primer eslabón de la paz y que la iglesia católica "no desea nada más que servir al pueblo argelino".
Antes, el cardenal había leído un mensaje del papa Francisco
en el que pontífice, que fue invitado por las autoridades argelinas para
presidir el acto, recomendó no olvidar las lecciones del pasado:
"Debemos pensar en las heridas del pasado y crear una dinámica nueva de
encuentro y convivencia" como seres humanos, dijo el Papa en su mensaje.
"Al recordar la muerte de estas 19 víctimas cristianas, los católicos de Argelia y el mundo quieren celebrar la fidelidad de estos mártires al proyecto de paz que Dios inspira a todos los hombres", añadió.
"Quieren, al mismo tiempo, tomar en su oración a todos los hijos e hijas de Argelia que fueron, como ellos, víctimas de la misma violencia", subrayó en alusión a un "decenio negro" que segó la vida de más de 300.000 personas y dejó decenas de miles de desaparecidos.

Cartel de la película "De dioses y hombres"
Los siete monjes trapenses de Tibéhirine
Un mensaje que cobró mayor relevancia cuando se recordó el martirio de los siete monjes trapenses secuestrados en 1996 de la abadía de Tibéhirine, situada a unos 60 kilómetros al sur de Argel, y asesinados meses después.
Su trágica y extraña historia fue recreada después por el cineasta francés Xavier Beauvois en "De dioses y hombres", ganadora en el Festival de Cannes.

Las hermanas Caridad Álvarez y Esther Paniagua, agustinas misioneras beatificadas ayer
Las agustinas españolas Caridad Álvarez y Esther Paniagua
Una emoción similar recorrió a la amplia delegación española al recordar el martirio de Caridad Álvarez y Esther Paniagua,
las misioneras agustinas asesinadas en 1994. Las religiosas fueron
abatidas a tiros el 23 de octubre de ese año a la salida de la capilla
en la que solían acudir a diario a la eucaristía en la capital.
Su trágica historia se narra en el documental "Cari y Esther, mártires de vida",
en el que la superiora provincial de la provincia de San Agustín de las
Agustinas Misioneras, María Jesús Rodríguez, deja un relato impactante.
La superiora acompañaba a las dos hermanas en su camino diario desde
la sede de la comunidad, el barrio de Bab el Oued, a la capilla el día
en el que ambas fueron víctimas de los fanáticos musulmanes.
Inicio de la guerra civil
La guerra civil se desató después de que el gobierno y el Ejército
argelinos no reconocieran la victoria en las urnas del Frente Islámico
de Salvación (FIS).
La violencia contra los cristianos y los extranjeros en general fue
especialmente intensa entre 1994 y 1996, bienio en el que también fueron
asesinados a tiros un padre marista, una monja de la Asunción, una
monja de Santa Cruz, y dos hermanas de la congregación de Notre Dame.
Así como miles de musulmanes argelinos, civiles víctimas de la
barbarie, como recordó al inicio del acto Monseñor Paul Desfarges, quien
llamó a todas las víctimas mortales de la guerra fratricida argelina
"héroes cotidianos anónimos".
"No queremos que sea una beatificación entre cristianos, sino de
hermanos y hermanas que murieron junto a decenas y decenas de miles de
argelinos musulmanes" que fallecieron en aquel "decenio negro", subrayó.

Monseñor Angelo Becciu con el Ministro de Asuntos Religiosos de Argelia, Mohamed Aïsa
Palabras que aplaudieron tanto el ministro argelino de Asuntos
Religiosos, Mohamed Aïssa, como el secretario de estado francés de
Asuntos extranjeros Jean-Baptiste Lemoyne y los líderes religiosos
musulmanes presentes en la ceremonia.
Un acto que comenzó con una pequeña ceremonia de fraternidad en la
Gran Mezquita de Orán y que tuvo uno de sus momentos más bellos cuando
el padre Thierry Becker, sacerdote en Orán, entonó en árabe una plegaria
a la Virgen María.
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