El obispo auxiliar, mons. Jesús Fernández, presidió la asamblea
inicial del curso de la Escuela de Agentes de Pastoral (EDAP) de
Carballo. En su intervención, presentó el Programa Pastoral Diocesano,
que desarrollará este año su segundo curso bajo el lema general
“Sentándose a la mesa con ellos”, en alusión al pasaje de san Lucas en
el que Jesús se hace reconocer por los discípulo de Emaús al partir el
pan.
El obispo auxiliar presentó las líneas maestras del programa,
insistiendo en la necesidad que tenemos de Dios y de alimentar nuestra
fe en la eucaristía y en los demás sacramentos. Comenzó monseñor
Fernández reconociendo que en las últimas décadas se ha experimentado un
notable descenso en la participación de los bautizados en la eucaristía
dominical. Si en 1981 iban a misa regularmente los domingos el 53% de
la población, en 2012 eran sólo el 15% y esa tendencia se ha mantenido
en estos últimos años.
Ante esta situación el obispo auxiliar presentó una serie de
criterios iluminadores que permiten adoptar soluciones. En primer lugar
recordó la necesidad de recuperar el protagonismo de Jesucristo en
nuestras celebraciones. Y que Jesucristo se hace presente en los
momentos significativos de la vida de los fieles a través de los
sacerdotes, por pecadores que puedan ser.
Insistió también mons. Jesús Fernández en la dimensión comunitaria.
“La fe ha de celebrarse en comunidad, tal como Jesús deseó. No
celebramos sólo los sacerdotes”. En coherencia, alertó ante la tentación
de convertir la celebración de ciertos sacramentos en acciones
litúrgicas privadas, sólo para la familia y los allegados. Algo que se
da especialmente en el bautismo y el matrimonio.
También destacó la centralidad de la parroquia. En este sentido
recordó que la constitución del concilio Vaticano II Sacrosanctum
Concilium sobre la sagrada liturgia establece la urgencia de fomentar,
teórica y prácticamente, la vida litúrgica parroquial entre los fieles y
el clero.
Por último, mons. Fernández destacó la trascendencia de la eucaristía
para la vida cristiana, ya que es la celebración por excelencia, en la
que se vive el misterio pascual de Jesucristo y en la que se recibe su
Cuerpo.
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